Al menos, de los actores que marcan los “tempos” de la guerra. Al cabo de dos meses y medio de un conflicto bélico que todos desean prolongar —ni Estados Unidos o Ucrania, ni la OTAN ni Europa, tampoco Putin, desean sentarse en una mesa de negociación—, es algo que salta a la vista a pesar de la continua y machacona insistencia de los medios de comunicación occidentales de plantear la contienda como algo entre buenos y malos. Y no, aquí, en esta guerra, todos son malos. Los únicos buenos son los que la sufren y, como en todas, son usados …
