Han pasado casi dos años desde que el pueblo iraquí tomó las calles gritando “¡Ni EEUU, ni Irán, la tierra es nuestra!”. La movilización de la juventud iraquí fue apagada por la pandemia y la represión conjunta de los actores pro-estadounidenses y pro-iraníes que comparten el poder desde la ocupación del país árabe y la derroca de Saddam Husein en 2003.
