Espoleado por su situación estratégica, Turquía trabaja para convertirse en un referente regional en la industria aeroespacial militar especializada en drones. Ello está siendo posible gracias a la tecnología israelí, pese a las discrepancias que ambos países han mantenido en público en torno a Palestina, que les han llevado incluso a la suspensión de relaciones diplomáticas. En realidad la importación, cooperación y transferencia de tecnología israelí nunca se ha visto interrumpida. Tras el circo diplomático y las declaraciones incendiarias se oculta un negocio de guerra que proporciona elevados beneficios económicos. Las contradicciones entre el régimen de Ankara y el régimen sionista de Israel han sido en realidad siempre secundarias, diferencias entre dos miembros de un mismo club. La lealtad con el pueblo palestino en realidad procede sólo del pueblo turco, no de sus dirigentes.
