El Covid-19 pone a prueba la educación online

Siguiendo la recomendación que el gobierno español hacía a todas Comunidades Autónomas para frenar la expansión del covid-19, Aragón cerraba el pasado lunes 16 de marzo todos sus centros educativos. Una semana después, queda patente que la enseñanza online aún tiene trabas, como la brecha digital o la imposibilidad de madres y padres para ayudar con las tareas.

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Foto: Annie Spratt.

Ha sido una semana vertiginosa en cuanto a saturación informativa (y desinformativa) se refiere. Para madres, padres y cualquier persona adulta a cargo de menores estudiantes ha sido, además, una semana estresante. Para el profesorado y la dirección de centros educativos ha sido un reto diario y un trabajo a contrarreloj. Entre el alumnado hay personas que se lo han tomado como una broma, otras que se lo están tomando muy en serio y están altamente motivadas y otras cuyo futuro profesional está pendiente de un hilo. Desde Ejea de los Caballeros, familias, alumnado y profesorado nos cuentan su experiencia.

La saturación de tarea, el primer error

Sara tiene 12 años y está viviendo la cuarentena en casa entre el ordenador y sus sesiones de entrenamiento. Tanto su madre como su padre trabajan pero, por suerte, ella dice no necesitar ayuda para hacer frente a las tareas diarias del instituto.

“Empiezo las clases a las 8.30 de la mañana y acabo a las 2. No lo quiero dejar para la tarde. Me daría pereza.- Nos cuenta Sara.- Las herramientas online son fáciles de manejar y los profesores están disponibles para resolver dudas. Eso sí, algún profe nos está haciendo trabajar más de la cuenta”.

Aragón no fue de las primeras Comunidades Autónomas en cerrar los centros educativos por lo que, en cierto modo, el alumnado tuvo tiempo suficiente para asumir la llegada de la cuarentena y de la era de las clases online.

“En el instituto nos pusieron jabón y papel. Si alguno tosía sin taparse la boca, el profe le echaba la bronca. Ya cuando nos avisaron de que no teníamos que ir a clase la semana siguiente sentí que la situación es grave”, reconoce la alumna que bien sabe que la última vez que se cerraron las escuelas fue “en la guerra”.

El sentimiento generalizado entre el profesorado sigue siendo el de la incertidumbre. Silvia Guajardo es profesora de inglés para ESO y Bachiller en el IES Reyes Católicos y reconoce que al principio de la crisis todo eran “buenos propósitos para que todo se cumpliera”. Una semana después de aplicar las directrices se han dado cuenta de que es más necesario “estar en contacto con los sentimientos”.

“Hay muy buena comunicación con las familias, - explica Guajardo.- Igual al principio sí que pensamos que el alumnado eran robots, que iban a estar todas y todos ahí seis horas. Y no. No ha funcionado. Me lo explicó el alumnado en una videoconferencia. Están agobiados”.

Videoconferencias, Google Drive, Google Classroom, Google Hangout, Moodle e incluso el WhatsApp sirven como herramientas de aprendizaje en estos momentos de crisis ante la pandemia del Covid-19. Todos centros educativos ejeanos ya usaban, en cierta medida, alguna de estas plataformas online en su labor, pero no hasta el punto de depender de ellas totalmente.

“No nos pilló por sorpresa porque habíamos hecho formación sobre competencia digital.- Aclara Teresa, profesora de Economía para la ESO en el IES Cinco Villas.- Ya se usaba el Google Classroom, por ejemplo, otros profesores nos pasamos el fin de semana creando nuestras aulas online”.

Teresa garantiza que existe una comunicación abierta y fluida con todas las familias del alumnado, ya sea por teléfono o a través de las redes sociales.

“En el centro siempre hay alguien. Si hay algún alumno o alumna que no envía las tareas les llaman a casa. Normalmente usamos el mismo entorno digital interno, con un email del centro”, continúa explicando la profesora.

Las páginas web de los centros educativos centralizan las instrucciones. Ahí se encuentran las tareas, los videos, los comunicados para familias, las formas de ponerse en contacto con el centro en caso de dudas. La ley en materia de protección de datos establece en España que una persona debe tener al menos 14 años para poseer un email o hacer uso de redes sociales o WhatsApp, por ello, los centros utilizan emails en plataformas internas, privadas, cuyos ingresos son controlados por administradores.

Un futuro profesional incierto

En algunas clases se está optando por llevar a cabo un repaso de la materia ya impartida e ir avanzando poco a poco. En otras siguen aplicando el currículum sin demora. Desde la DGA se aboga por continuar con la normalidad, pero la situación está lejos de ser normal.

Desde el Colegio Público Cervantes de Ejea, Marta Izuel, miembro del equipo directivo y maestra, apunta que en Primaria “no se puede avanzar contenido”.

“No puedes enseñar a dividir online.- Argüe Izuel.- Tenemos aplicaciones para comunicarnos con el alumnado, esto funciona, pero no para resolver todas las dudas”.

Izuel habla de cómo se están recuperando los blogs para las clases de edad más temprana pero con el alumnado más mayor se necesita bidireccionalidad.

De momento, las evaluaciones y exámenes han tenido que ser suspendidos y será el departamento de Educación quien establezca cómo hacerlo en vistas de una probable prórroga del confinamiento. Las direcciones de centros lanzan al unísono un mensaje de tranquilidad.

“Lo primero, hay que mantener la calma.- Dice Patxi Abadía, director del IES Reyes Católicos.- El EVAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad) estaba establecido para principios de junio en Aragón. Igual se retrasa, pero se hará”.

Abadía advierte que ahora toca reflexionar sobre cómo se ha desarrollado durante la primera semana la enseñanza online y asegura que toca “regularse” como profesorado frente a un 2º de Bachillerato angustiado. Y este no es el único curso al que está afectando de sobremanera la pandemia del Covid-19, también al alumnado de Formación Profesional dual.

“Parte de la formación del aula está suspendida,- relata Eva Bajén, directora del IES Cinco Villas.- Pero también lo está la Formación en Centros de Trabajo, en empresas. Está todo en el aire. Todo depende de las empresas y en qué situación queden después de esta crisis”.

La práctica en empresas es, precisamente, una de las razones que lleva a muchas personas a optar por la Formación Profesional. Allí huelen, palpan, viven la realidad laboral y, quizás, están más cerca de tener una oportunidad de trabajo.

Una brecha que amenaza con hacerse más profunda

En vistas a mejorar el nuevo modelo de enseñanza online bajo estado de alarma por pandemia, el profesorado está ya dispuesto a hacer un ejercicio de reflexión. José Antonio, profesor en el colegio Cervantes, habla de la necesidad de “medir y ajustar la carga de tarea, facilitar el acceso y la retroalimentación y llegar al 100% de las familias”.

Él tiene claro algo lo que pocas personas se han atrevido a manifestar hasta ahora: con los recursos educativos digitales actuales no se puede superar una crisis como la actual.

“La brecha digital es muy grande y esto puede llevar a que la brecha digital se convierta en una brecha educativa. La educación es un derecho universal”, dice tajante este profesor.

Estos siete días de educación online, el profesorado y las direcciones de centros educativos de Ejea han tenido que asegurarse de que cada una de las alumnas y alumnos tengan acceso a internet, un ordenador o un móvil para seguir con las clases. Aunque no se trata, en algunas ocasiones, de tener uno solo de estos aparatos.

“Yo tengo dos hijos y una hija,- cuenta Hayyat.- Tenemos un solo ordenador en casa y mi teléfono móvil. Esto está siendo muy difícil de llevar”. Para Ana, madre y trabajadora, aún se complica más.

“Yo tengo portátil pero lo uso para mi trabajo, así que con la tablet los tengo que turnar para las tareas de cada uno que requieren ver videos o hacer juegos interactivos. Para mí está siendo muy estresante y agobiante”, sostiene Ana.

Compaginar trabajo, incluido el trabajo doméstico no asalariado, con asistir a las hijas e hijos se está convirtiendo en una carga que se suma a la tensión que conlleva vivir bajo una pandemia. “Muchos, por no decir la mayoría de padres, no podemos explicarles a los niños temario nuevo de la misma manera que lo hacen en el cole”, continúa Ana. Esto último se agrava cuando se trata de padres y madres migrantes que no tienen el castellano como lengua nativa.

“Mi problema es el idioma. No puedo ayudar a mis hijas. Cuando van al colegio solucionan sus dudas ahí. Necesitan el contacto con el profesor”, afirma Karima. Hayyat pasa las horas atendiendo a sus hijos e hija y también respondiendo las llamadas de madres que, ni entienden correctamente el castellano, ni han tenido la oportunidad en sus vidas de adquirir una cultura digital.

Cerrar centros educativos, pero no cerrar centros de trabajo

¿Qué sentido tiene cerrar centros educativos sin cerrar los centros de trabajo? Se lo hemos preguntado a Joaquín Sanz, investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Zaragoza. Lleva diez años dedicándose a la modelización matemática de procesos epidemiológicos y está abrumado con los pronósticos que apuntan a un colapso inevitable de todos los hospitales entre los días 24 y 26 de marzo.

“La razón por la cual en Europa se está viviendo la situación en la que estamos ahora mismo es, probablemente, que se ha subestimado la cadena de contagio de los asintomáticos, pero aún hay espacio para medidas políticas.- Asegura el científico.- Las medidas del real decreto del 14 de marzo van en la dirección correcta. De lo que se decida en los próximos días, en cuanto a endurecimiento del confinamiento y parada de los sectores productivos no esenciales, va a depender la vida de muchas personas”.

Sanz ha sido una de las personas que han enviado una carta al gobierno de España pidiendo que se cierren los centros de trabajo, que se aíslen las Comunidades Autónomas más afectadas por el brote y se endurezcan las medidas de cuarentena. Nos explica, además, que el “enigma científico” de primer nivel es “saber qué va a pasar con este virus a largo plazo”.

“Puede que para cuando este brote concluya ya tengamos herramientas para que algo así no vuelva a suceder, como vacunas o fármacos antivirales que nos asistan en el levantamiento de las medidas de restricción e impidan que este virus nos vuelva a poner contra las cuerdas”, aclara el científico.

En el peor escenario, cuenta Sanz, si el incremento de temperatura y humedad del verano no frena al virus, puede que en cuanto intentemos levantar las medidas “la curva vuelva a subir una y otra vez hasta que una gran fracción de la población contraiga el virus y lleguemos al estado de inmunidad de grupo”. Esto provocaría pérdidas humanas y económicas enormes.

“Las próximas semanas van a ser cruciales para comprender cuál de esos escenarios se materializa,- adelanta el investigador.- Los avances en serología y desarrollo de vacunas se están produciendo muy deprisa y de manera muy esperanzadora”.

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