La cantante y compositora irlandesa, una de las grandes voces del pop, falleció este miércoles a los 56 años de edad. Se va demasiado pronto. Los creadores de odio la pusieron en su blanco. Siempre en el huracán mediático, presionada por una industria musical que la utilizó para darle luego la espalda. Fue acusada por las voces del patriarcado de "niña difícil", "problemática" o "contestaria". Pero su nombre es sinónimo de activismo, valentía e integridad, y sus inquisidores nunca la doblegaron.
