Cuando parece que los perros y perras de presa de la oligarquía añorante aminoran sus ladridos y las muñecas hinchables dejan de gritar vacíos y regresan a sus cuarteles de invierno, se puede abrigar la esperanza de que España siga siendo una democracia homologable en su marco geográfico. En estas circunstancias el librepensamiento puede mirar la realidad del lado civilizado de la política española, cada vez más condensada en torno al PSOE que desde 2011 ha ido toreando con toda una sucesión de posibilidades y experimentos sociales, algunos desgraciadamente desechados, que nos abocan a la perpetuación de un bipartidismo poco …
