Las sociedades democráticas conceden el derecho de voto a todas las personas que llegan a la edad en que se incorporan al censo electoral. Seas del color que seas, o tengas en tu cuenta el dinero que tengas, solo tienes derecho a emplear un voto cada vez que se abren las puertas de los colegios electorales. Pero, ¿somos de verdad iguales ante unas urnas sin las cuales ninguna sociedad podría llamarse democrática? Las leyes, comenzando por la Constitución, proclaman la igualdad, pero el peligro, tantas veces anunciado, de que quien hace la ley haya hecho también la trampa se ha …