Atónito, porque las recomendaciones que se hacen en el informe, algunas de ellas estupendas, son incongruentes con la gravedad de los delitos cometidos sin exigir las responsabilidades jurídicas, penales y financieras correspondientes a tamaños desmanes y vuelven a dejar a la Iglesia Católica en las mismas condiciones objetivas que ha tenido durante las décadas en que se han cometido miles de graves delitos en su seno, y ni siquiera se pide la derogación del Concordato
