El feminismo es para todo el mundo y AMA Asturies lo sabe

Del 1 al 3 de julio se celebró en Xixón la III Escuela de Pensamiento Feminista, que convocó a cerca de doscientas personas en torno a algunos de los temas centrales del feminismo actual: trabajo sexual, placer, derechos trans, masculinidades o el trabajo del hogar

varias personas que participaron en este encuentro de feminismo posando para la foto
Algunas de las ponentes de la escuela y organizadoras de AMA Asturies en el pabellón de Cimadevilla, Xixón. Foto: AMA Asturies.

Por tercer año consecutivo, la Asamblea Moza d’Asturies ha organizado una Escuela de Pensamiento Feminista que reivindica y construye un feminismo alegre, desacomplejado, placentero, antipunitivista y transversal. Un feminismo que no duda en hablar de follar, en apoyar los derechos de las personas trans, y en conceder protagonismo a las trabajadoras sexuales. Un feminismo que perrea y que nos recuerda que hace tiempo que no se ocupa únicamente de “problemas de mujeres”, sino que es un prisma poderoso para abordar cualquier cuestión relevante para el conjunto de la población.

Lo que me trajo por primera vez a la escuela, el año pasado, fue una amistad que brotó de forma espontánea e inesperada en uno de los encuentros estatales de preparación de la huelga feminista. La amistad con Sara fue uno de esos regalos radicalmente bellos y valiosos que te hace el feminismo cuando te sumerges en él, y que ofrece refugio e inspiración en tiempos de reflujo. Gracias a ella y a la hospitalidad asturiana aterricé en esta escuela, que es ya mucho más que un desafío a la atrofia reaccionaria y tránsfoba de Amelia Valcárcel y su Rosario de Acuña: ha devenido el verdadero foco de reflexión y encuentro para un movimiento que tiene una necesidad imperiosa de espacios estables y sosegados en los que pensarse y componerse.

Su periodicidad anual constituye un posicionamiento político y estratégico frente a la tiranía de lo inmediato: nos regala, en forma de ganas de volver el año que viene, pedacitos de futuro deseable en mitad de la tormenta. Construye un espacio de convivencia y encuentro que evoca el mundo en el que nos gustaría vivir, nos inyecta energías renovadas y nos devuelve a casa con más ganas de luchar, pensar, organizar y apostar por lo colectivo.

Woolf, hooks y Britney

La forma en que AMA Asturies concibe la política y el feminismo puede entenderse, además de leyendo su programa, echando un vistazo a la decoración del pabellón en el que se celebra el evento. La hibridación de genealogías clásicas y periféricas en forma de retratos de Virginia Woolf o bell hooks se alterna con pancartas, fotografías de iconos pop como Britney Spears y música de Villano Antillano. AMA Asturies cree firmemente que es posible generar pensamiento relevante sin encerrarse en guetos ni tener el culo siempre pegado a una silla o, más bien, que es solo así, con los pies puestos en la calle, como el pensamiento adquiere relevancia.

Las jornadas se estrenaron el jueves 30 de junio con la presentación, por parte de Gracia Trujillo, introducida por Eva Irazu, de su libro El feminismo queer es para todo el mundo. El título se hace eco de uno de los libros más conocidos de bell hooks, que ocupaba un lugar destacado en el cartel y en el planteamiento de esta edición. Gracia Trujillo, preservando su espíritu, reivindica en esta obra un feminismo queer abierto e interseccional, cuyo potencial radica en las alianzas en torno a objetivos compartidos con los sectores más oprimidos, y no en las identidades monolíticas y excluyentes que ciertos sectores han tratado de potenciar en los últimos años.

Paloma Uría Ríos, militante feminista desde la Transición y autora de El feminismo que no llegó al poder, protagonizó, al día siguiente, la presentación oficial de la escuela. Su presencia sobre la tarima, acompañada por las integrantes de AMA Elsa García y Raquel Díaz, era la imagen de un feminismo consciente de la importancia de entender de dónde venimos para saber hacia dónde queremos ir: sin genealogías no hay camino.

Generación Z

La reflexión sobre la necesidad de escucha intergeneracional se prolongó hacia la siguiente mesa, pero en este caso con la mirada puesta en la generación Z. Isa Duque, Roy Galán, Claudia, Jana, Mikel y Beatriz Merás se centraron en desmontar los prejuicios y la condescendencia con la que el mundo adulto a menudo se dirige a la juventud, y enfatizaron su papel protagonista en muchas luchas sociales.

Las intervenciones pusieron de manifiesto la importancia de analizar y dar respuesta a las violencias sistémicas que afrontamos las personas jóvenes, tales como la imposibilidad de acceder a una vivienda digna para emanciparnos, la alarmante generalización del sufrimiento psíquico en forma de depresión y ansiedad, los altos índices de suicidio, las elevadas tasas de desempleo o las inminentes crisis socioclimáticas.

No obstante, tal como subrayó una de las asistentes en la ronda de preguntas, el interés de analizar la forma específica en que estas cuestiones afectan a la juventud no debería tener por objetivo atrincherarse en un discurso de excepcionalidad generacional. Al contrario: atender a la intersección de género, clase y edad debería servir para entendernos como sujetos capaces de tender puentes con todos aquellos agentes sociales que se enfrentan a problemáticas comunes.

La tarde culminó con un taller de twerk impartido por Sara Fariza. Emma Goldman decía, a principios del siglo pasado, “si no puedo bailar, no es mi revolución”, y June Fernández agregaba, en 2019, que, si no podía perrear, tampoco era la suya. Los feminismos indígenas, por su parte, llevan décadas recordando a Occidente que la política pasa necesariamente por el cuerpo. Mientras atardecía en Cimadevilla atendimos a estas consignas y cerramos la jornada con unos meneos de trasero para celebrar que, en medio de la pelea, seguiremos riendo y bailando.

decenas de personas sentadas escuchando a las ponentes hablar sobre feminismo
Foto: AMA Asturies.

Crítica de la familia y reactivación de la agenda feminista

El sábado 2 de julio por la mañana, ponentes y asistentes volvimos a reunirnos en el pabellón de Cimadevilla para continuar con el programa de la escuela organizada por AMA Asturies a orillas del Cantábrico. En la primera mesa de la mañana, moderada por Christian Ferreiro, la antropóloga Nuria Alabao y el filósofo Juan Ponte analizaron la creciente recuperación, por parte de las derechas, del tótem de la familia, desde una óptica nostálgica y reaccionaria. Lejos de claudicar ante este discurso y abogar por disputar el término de forma acrítica desde la izquierda, Ponte y Alabao insistieron en la necesidad de problematizar la institución familiar e imaginar posibilidades de vida más allá de sus fronteras. La mesa puso de manifiesto la urgencia de generar estructuras más allá y más acá del Estado que puedan sostener económica y afectivamente nuestras vidas, especialmente en tiempos de crisis.

En el siguiente bloque, que fue introducido por Sara Combarros de AMA, la legisladora de la ciudad de Buenos Aires Ofelia Fernández llevó a cabo una radiografía del movimiento feminista dividida en cuatro partes. En primer lugar, sugirió que, frente a los ataques sistemáticos de nuestros adversarios contra las feministas que emergen como referentes, no podemos sucumbir a la tentación de moderar nuestro discurso, puesto que el objetivo de dichos ataques es, precisamente, disciplinarnos.

Es preciso, afirmó, mantener la radicalidad en la línea para no perder terreno. En segundo lugar, arremetió contra el intento de feminismo institucional de vender como grandes victorias feministas lo que, en realidad, son mínimas concesiones en el plano de la representación (como, por ejemplo, la creación de un ministerio de la mujer). Si el feminismo es un prisma con voluntad de transformación holística, no podemos conformarnos con propuestas que releguen nuestro programa a “un solo circulito”.

A continuación, Fernández subrayó la necesidad de relanzar una agenda feminista, en lugar de permanecer en una actitud reactiva. Sugirió tres puntos de partida: (1) apoyar y potenciar los conflictos laborales existentes en las profesiones feminizadas del ámbito de cuidados, (2) luchar por la mejora de las condiciones de vida de las personas trans y (3) emprender una reforma profunda del sistema judicial. Por último, subrayó la importancia de abrir brechas en este momento de “parálisis”, no frustrarnos de antemano por las peleas que todavía no hemos dado, y hacer un esfuerzo por convencernos de que podemos ganar aquellas que demos.

En definitiva, abogó por saltar de la resistencia a la ofensiva, entendiendo que ganar, en palabras de García Linera, consiste precisamente en estirar el horizonte de lo posible. Recordó que muchas de las conquistas históricas de las que disfrutamos ahora eran impensables en el pasado, y apuntó que nuestra tarea consiste justamente en “construir los imposibles de nuestra generación”, reabrir los frentes de batalla y recordar que “cuando una da la pelea, hay puños que vuelven”.

“Perras vibrantes” y trabajadoras del hogar

La siguiente mesa, titulada “Perras vibrantes” y coordinada por Laura Fernández y Germán Fernández de AMA, estaba compuesta por la irreverente Itziar Ziga, que se definió a sí misma como “medio activista, medio pasivista, pues no puede una estar siempre al pie del cañón”, y por la periodista Ana Requena. Itziar Ziga, que si por algo se caracteriza es por no tener pelos en la lengua, comenzó diciendo que “tener un padre maltratador ayuda mucho a identificar el patriarcado” y renegó de quienes afirmaban que su madre “estaba anulada” por él.

Tal y como relata en La feliz y violenta vida de Maribel Ziga, su madre no dejó de resistir, disfrutar, bailar y tomar sus propias decisiones al tiempo que afrontaba la situación de maltrato. Ziga llama siempre a poner la mirada en la agencia de las mujeres, rehuyendo cualquier lectura victimista que nos convierta en meras receptoras de opresión. Su intervención colocó, consecuentemente, el placer y la alegría en el centro, como elementos que, además de las violencias, son consustanciales a nuestras vidas, y constituyen precisamente un arma imprescindible para rebelarnos contra ellas.

Ziga arremetió contra el feminismo punitivo que pretende solucionar la compleja cuestión de la socialización masculina a golpe de veredicto judicial, y nos interpeló a romper con los discursos que dan a los hombres por perdidos. En otras palabras, llamó a las feministas a afrontar el reto de trabajar por la transformación de la masculinidad patriarcal. Defender que “los hombres se arreglen ellos” no es, según la autora de Devenir perra, una victoria, sino una renuncia.

Ana Requena agregó, en relación con la sexualidad y el placer, que las mujeres tampoco podemos responsabilizar a los hombres de todo lo que nos pasa: tenemos que seguir hablando de nuestra sexualidad y esforzándonos por romper las dinámicas interiorizadas que reproducimos en las interacciones heterosexuales. La temática de la mesa se prolongó en muchos casos hasta la comida, en forma de conversaciones informales, que en mi caso desembocaron en intercambios íntimamente políticos acerca de la bisexualidad y de los mejores orgasmos que habíamos tenido cada una de las presentes en los últimos tiempos.

Rafaela Pimentel, integrante de Territorio Doméstico, acompañada por Xana Ebrecht de AMA, retomó el curso de la escuela después de la comida, arrancando lágrimas a más de una con su relato de la trayectoria de lucha de las trabajadoras del hogar. Las empleadas domésticas son un gran ejemplo de un colectivo que ha construido uno de los imposibles de su generación a base de una lucha imparable y admirable, gracias a la cual lograron que el día 9 de junio el Congreso ratificara el convenio 189 de la OIT.

El recuerdo de esta victoria hizo estallar en aplausos a las asistentes. Pimentel puso de relieve la importancia de las alianzas, la creatividad y la solidaridad cotidiana en la consecución de este logro, y describió en detalle cómo el sindicato ha basado su funcionamiento en el establecimiento de redes de apoyo mutuo regidas por la máxima innegociable de no dejar a nadie atrás. Desde el recurso a disfraces para poder movilizarse sin ser despedidas por sus empleadores/as, hasta la centralidad de la música en su trayectoria como forma de acuerpamiento, el repertorio de herramientas desplegado por este “biosindicalismo” se revela amplio e inspirador.

Cubrir las necesidades básicas de sus integrantes, reivindicar la alegría y luchar por mejorar las condiciones de vida de su clase son metas que Territorio Doméstico ha demostrado ser no solo compatibles, sino mutuamente fortalecedoras. El libro Biosindicalismo desde los territorios domésticos y el disco Porque sin nosotras no se mueve el mundo son archivos valiosísimos que Pimentel dio a conocer en su charla, y que recogen los 15 años de experiencia y aprendizaje del colectivo.

Masculinidades y trabajo sexual

En la siguiente mesa, la historiadora Gemma Torres y el historiador Pablo Batalla analizaron, junto a Iván Gómez, la interacción entre la construcción de la identidad nacional española y la identidad masculina. Batalla realizó un recorrido histórico por distintos eventos en los que se fraguó la noción moderna de masculinidad en el estado español, así como el imperativo masculino de defensa nacional. Gemma Torres, por su parte, señaló los hilos que construyen los discursos homonacionalistas en distintos países europeos, y denunció la instrumentalización del feminismo por parte de las derechas para llevar a cabo políticas racistas.

La última mesa del día, titulada “Puto trabajo”, moderada por Cristina Barrial, e integrada por las trabajadoras sexuales Kenia García, Beyoncé y Lucía Fernández fue, como recalcó Sara Combarros a su término, incontestable. Si las trabajadoras sexuales han sido tantas veces censuradas en los últimos años por ciertos sectores “abolicionistas”, esto se debe al miedo que suscita la fuerza arrolladora de sus argumentos.

La mesa abordó las razones por las que es importante denominar al trabajo sexual como tal, el peso del estigma en la vida cotidiana de las trabajadoras, la inconsistencia de la dicotomía regulacionismo/abolicionismo, la defensa de una postura pro-derechos, la trampa de las políticas que supuestamente criminalizan únicamente al cliente, y la falacia de las “alternativas” a la prostitución que, en realidad, no ofrecen soluciones reales a las trabajadoras, sino que constituyen la continuación del círculo de la pobreza por otras vías.

Kenia García incidió también en cómo la Ley de Extranjería, que mantiene en situación administrativa irregular a casi medio millón de personas, aboca a muchas mujeres a la prostitución al vetarles el acceso a cualquier otro trabajo. La lucha por la regularización administrativa de todas esas personas es, por tanto, clave para ofrecer verdaderas “alternativas” a quienes ejercen el trabajo sexual y no desean hacerlo. Junto con esta, la otra gran tarea pendiente es el fortalecimiento de la solidaridad feminista y de clase que permita convertir las presuntas alternativas en opciones de vida realmente dignas.

En lugar de obsesionarse con “salvar a la puta”, reclamó Kenia García, deberíamos respaldar la lucha de las jornaleras de Huelva, de las trabajadoras de los servicios de atención a domicilio, de las trabajadoras de la hostelería o de las mujeres de las conserveras en Almería. Mientras no se dignifiquen las condiciones laborales de esos sectores, concluyó, no será posible ofrecer alternativas viables a quienes recurren a la prostitución huyendo, precisamente, de esas situaciones de precariedad.

panorámica de una de las charlas sobre feminismo con decenas de personas escuchando
Foto: AMA Asturies.

Deseo, género y un feminismo pluralista

Tras el concierto de VIUDA de la noche anterior, el domingo 3 de julio por la mañana, alrededor de 150 personas personas acudimos al pabellón de Cimadevilla para continuar con la escuela. Clara Serra, acompañada por Melissa Cicchetti, inauguró la última jornada hablando de consentimiento y deseo. En su intervención, confrontó los enfoques que pretenden resolver todas las cuestiones vinculadas al sexo a través del Código Penal, por tratarse de visiones reduccionistas, e ineficaces para desarrollar socialmente una sexualidad más placentera. Serra realizó una defensa de un feminismo no punitivo y pedagógico, que interpele también a los hombres como potenciales agentes de cambio.

La autora de Leonas y zorras criticó la consigna “solo sí es sí” por basarse en la creencia de que el sexo puede reducirse a un contrato liberal, en el que dos individuos plenamente racionales y autosuficientes negocian de forma transparente y anticipada los términos de la relación sexual. Reclamó, frente a este paradigma ilusorio, un espacio para la duda y para el “no sé”, que nos libere de la sensación de tener que estar seguras de todo en todo momento, teniendo en cuenta el carácter inaccesible y mutable del deseo.

Introdujo, además, una distinción central entre el “deseo”, inconsciente y opaco, y la “voluntad” o facultad de tomar decisiones conscientes a favor de, o en contra de, el deseo. Negar esta diferencia, razonó, es una forma de anular la capacidad de las personas adultas de tomar decisiones voluntarias independientemente de sus apetencias, lo cual anularía, por ejemplo, la capacidad de consentir de las trabajadoras sexuales. Finalmente, Serra describió la sexualidad como una zona de experimentación y autodescubrimiento en interacción con otra(s) persona(s) que requiere, por eso mismo, abrirse a “correr el riesgo del otro”.

La antropóloga argentina Rita Segato, dialogando con la experta en género Jara Cosculluela, cerró la escuela abogando por un “feminismo pluralista”, que solo puede construirse en conversación. Arremetió contra el feudo excluyente de Amelia Valcárcel e hizo una defensa de la categoría de género como vector de análisis irrenunciable, frente a quienes proponen abandonarlo.

También ahondó en la noción de feminicidio, en el componente colonial de la violencia patriarcal y en la necesidad de instaurar mecanismos en el sistema judicial que garanticen la credibilidad de aquellos cuerpos y sujetos que habitualmente se encuentran bajo sospecha, como las mujeres o los sujetos coloniales.

Referentes y amigas

Mi amiga Pat dice que una de las mejores cosas que le dio el feminismo, cuando empezó a participar en un colectivo, fue darse cuenta de que sus amigas se convertían en sus referentes, y sus referentes en sus amigas. Para mí, este espacio es una continuación de ese proceso, pues contribuye a desdibujar las fronteras entre la producción de pensamiento, la militancia y las calles, acercando unas a otras.

Más allá de las charlas programadas, en las comidas, las cenas y las noches germinaban redes informales en las que no solo desahogarse, sino también sostenerse, arremeter contra el síndrome de la impostora, y transmitirse ganas de seguir batallando y generando tanto pensamiento como acción.

Entre 1975 y 2009, el movimiento feminista se reunió periódicamente en jornadas estatales formativas y multitudinarias en distintas ciudades del estado. En 2017, la huelga feminista reavivó la iniciativa de generar espacios amplios de confluencia, pero estos decayeron tras la huelga de 2019. Seguir dotándonos de lugares de encuentro y debate es indispensable para evitar la atomización, impedir el estancamiento, avanzar y fortalecernos como movimiento.

AMA Asturies contribuye a este fin con su escuela, que ha requerido de meses de trabajo inquebrantable e invisible, por parte de sus militantes, para existir. El colectivo tiene, además, la valentía de abordar cuestiones polémicas y perfila una visión propia de feminismo al ofrecer un altavoz de las trabajadoras del sexo, solidarizarse sin reservas con los derechos trans, aprender de los feminismos latinoamericanos, colocar en el centro la cuestión del placer, combatir el feminismo punitivo y considerar a los hombres como sujeto político del feminismo.

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