Una habitación
mas grande para todas.
Todas las Seibas.
Las repudiadas.
Las que no tenemos territorio al
qué volver más que nosotras
mismas.
Escritora e hija de muchas madres; nació en 1991 en campamentos de refugiados saharauis y actualmente reside en Bermeo. Se define a sí misma como un caos, con ello y su experiencia vital desde la apátrida, la memoria de niña de acogida y el desafío diario ante los mandatos patriarcales y coloniales se encuentra reflejados en la obra: "Es, sobretodo, una carta de amor revolucionaria".
"Seiba es la palabra que se usa en hassania [...] para desprestigiar a las mujeres que ejercen la soberanía sobre sus cuerpos y su sexualidad fuera de lo establecido por el orden patriarcal. En tiempos coloniales [...] se conocía a esos territorios como Ard Seiba (territorio de Seiba). Su raíz en árabe coránico significa alguien que va a donde quiere; a mi también me gusta entender Seiba como anarquista" (Pág 13).
Llevas desde hace años escribiendo, la idea de 'Devenir Seiba' en un principio nació como fanzine hasta evolucionar en forma de libro. Después de publicar, ¿cómo te sientes?
Bien, la verdad es que me siento muy bien. Al principio, los primeros días sentí algo curioso, porque había notado que me bajó el tono de voz. Como si me hubiera desahogado. También sentí cierta ansiedad y pánico, ya que es una forma de exponerte, en parte por la reacción o las críticas. Pero ya después de casi dos meses, estoy más contenta.
Claro, el proceso de escribir, ordenar todo lo escrito, la edición hasta que llegue el momento de publicar es algo bastante vertiginoso. ¿Cuánto tiempo tardaste en crearlo?
Pues realmente no comencé con la intención de escribir un libro ni me lo encargaron. En mi cotidianidad siempre estoy escribiendo, generalmente para desahogarme o expresarme. Hace un año, Marc, mi editor, me propuso redactar un ensayo político. Le dije que yo no escribo ensayo al uso y meses después me llamó. En aquel momento monté un fanzine que regalé a mis amigas Mufy, Mine y Saluka que le presenté diciéndole: "Yo es que no escribo ensayo pero tengo esto. No sé si te interesa". Al final lo completé con mas textos como el de 'Nuestras abuelas'.
En mi proceso de escritura me suelo sentir nerviosa, buscando un lugar donde poner y decir lo que pienso y siento. Publicarlo me ha dado bastante vértigo, ya que entendía que mi escritura partía mas bien desde la intimidad, no como algo que deba ser expuesto. Pero la verdad es que una vez ya publicado y habiendo recibido el feedback de las personas que lo han leído, muchas de ellas de la comunidad saharaui y parte de la comunidad migrante y racializada de este Estado, que se han sentido identificadas por experiencias como las de los desplazamientos forzosos. Me he sentido acompañada y que he acompañado ese sentir que me a dejado buen cuerpo.
El proceso por lo que dices a sido muy intenso. Te sueles definir a ti misma como un caos y parte de ese caos se puede ver que parte desde el duelo migratorio y el trauma de la apátrida, heridas de infancia, el impacto del racismo y el sistema neocolonial. Tener que exponer eso de forma pública tiene que ser difícil.
Por eso sentía tanto vértigo, porque mi derecho a la intimidad muchas veces me ha sido negado. Y las veces que he reclamado una intimidad eso se ha deshojado y expuesto tanto por el patriarcado como por la colonia, propensa a la criminalización de ella. Ha sido una manera de hacerme soberana de ella y decir: "Sí tengo intimidad y esta es mi intimidad".
Pero tú hablas de como te han señalado de ser Seiba y el panorama del movimiento feminista en relación con el concepto de mujer saharaui, la situación del Sáhara, la relación con el patriarcado de cómo se vive en el Estado español y también en el Sáhara. De la acusación continua de "dónde están las mujeres saharauis" por la eterna carnicería que existe por el racismo y la islamofobia, y cómo se ha usado en esos discursos a las mujeres norteafricanas, borrando la posibilidad de que no existan mujeres con voces y vidas propias, desafiando las lógicas patriarcales que se puede vivir en cualquier parte del mundo. Independientemente de si eres saharaui o no.
Exacto, para mí ha sido como escapar de esa jaula, como si fuéramos animales salvajes, objetos de estudio en el que dicen cómo somos y una forma de huir del tutelaje colonial. Sin que tenga que ir de la mano de nadie que me esté infantilizando y me diga cómo tienen que ser las mujeres, cómo son los hombres y cómo tenemos que ser civilizadamente dentro de esa dicotomía de género. Contexto bastante peligroso en el que yo, hago como un zigzag y en el que en una parte del libro digo: "No me vais a pillar ni lxs unxs ni lxs otrxs, quiero que mi voluntad sea seiba". Buscando ese anarquismo, ese anarcofeminismo decolonial y antirracista, haciendo una alegoría lingüística que sería Seiba y decido tirar por ahí.
Pero en el libro no apareces sólo tú, aparecen tres amigas más.
En el libro aparecemos cuatro, cuatro seibas. Eso es lo que me ha animado a publicar, el hecho de que me acompañen mis amigas, mis compañeras y una manera de sostener esa jaima. Y de decir, seiba no somos una sino muchas, frig min seibat (un campamento de seibas). En el que nos estamos acompañando en el proceso de descolonizar y despatriarcalizar nuestra existencia.
Claro, porque Mufali aparece en el prólogo, Mine durante la lectura del libro…
Saluka en el epílogo.
Entonces aunque tú hayas escrito el libro no te pertenece únicamente a ti.
Para nada, y eso es lo que para mi define el libro. Como dice un dicho saharaui: una sola mano no aplaude. Devenir Seiba no hubiera sido posible sin ese compartir comunitario.

Después de publicar el libro y que desde el gobierno compartan tiempo después que entregan a Marruecos la soberanía sobre el Sáhara, aunque en teoría se supone que España no es soberana, y con el estallido de una guerra, ¿cómo ha sido recibido el libro?
Eso es una parte que hablamos Mine, Mufali, Saluka y yo, porque antes de eso estábamos impacientes porque se publicara el libro precisamente por todos esos relatos y relación colonial de la historia del Sáhara. En el ensayo político que hay en el libro acuso a la colonia de genocidio, la acuso de negación del derecho a la autodeterminación y expongo la vulneración de derechos a los que nos ha sometido negándonos nuestra identidad jurídica y la posibilidad de establecernos como un Estado nación.
Yo pienso que para las personas saharauis que hayamos estudiado o hayamos pasado en el círculo académico que hay en el Estado español o hayamos sido asimiladas por familias de acogida o entornos blancos, creo que el libro puede ser muy liberador porque intento poner puntos sobre las íes para decir: mira, España es la colonia y España es quien tiene realmente la última palabra para decir si se va ha hacer ese proceso de descolonización o no.
Y es precisamente España quien sustenta la colonización a través de la ocupación marroquí y es Francia quien veta sistemáticamente el derecho a la autodeterminación con su voto en el Consejo de Seguridad. Era para dejar claro que se está usando la estrategia colonial tan antigua de la barbarie entre bárbaros. Que es un conflicto entre marroquís y saharauis cuando no es así realmente, sino una extensión de dominación y violencia colonial. Como Marruecos y el secuestro capital de su territorio por la monarquía alauita sustentada por España y Francia y nosotras como pueblo saharaui por la ocupación de nuestro territorio.
Vamos a situar bien de donde proviene la violencia porque creo que nos está minando las energías precisamente entre pueblos del Sahel, entre los que podríamos tener algún diálogo y centrarnos más en un eje anticolonial que hacernos la guerra lxs unos a los otrxs.
Es una forma también de que Marruecos haga el trabajo sucio que no quiere hacer occidente con el control migratorio. Como por parte de la diáspora del resto del continente africano, como por parte de la propia población marroquí.
También denuncio el relato colonial que existe hacia Marruecos, en el que se pinta un Marruecos monocromático y es mentira. Los pueblos que están en Marruecos son diversos, los pueblos que están en Marruecos también están contra la colonia y la corona y hacen denuncia de la vulneración de derechos que sufren.

Claro, no es únicamente el pueblo saharaui quienes están sufriendo violencia, también está por ejemplo el conflicto en la región del Rif.
Sí, la región del Rif y también regiones más al sur. Por eso me parece importante que se creen espacios de diálogo entre la comunidad, sin esos tutelajes coloniales para que podamos contarnos nosotras y nuestra historia y sin esa criminalización de nuestra existencia centrado en el capital, que es lo que hace la colonia.
En el libro hablas de forma colectiva mostrando las preocupaciones sociales del pueblo saharaui pero también reflejas tu experiencia individual como una niña que ha nacido en un campamento de refugiados en los 90’ y pasas por el proceso de ser niña de acogida. Has escrito un relato político pero también una reclamación de tu propia humanidad.
Sí, tenía la necesidad de narrarme sin esos espejos de la otredad. Narrándome desde mi propio sentir, saliendo de esa lógica tan blanca de dicotomizar el cuerpo. Sin esa dicotomía con el cuerpo para decir que el pensamiento es diferente al sentir o que puedo pensar sin mover las emociones que guardan memoria en mi cuerpo. Para mí, pensar sin sentir moviendo la memoria de mi cuerpo no es posible. No puedo expresar que soy únicamente un cuerpo pensante, por eso uso los versos para transmitirme. Me generaba mucho dolor cuando se me acercaba activistas epistémicas blancas con: ‘’¿Te puedo hacer unas preguntas sobre el Sáhara?’ ¿Cómo murió tu abuela?’ Cuántos años lleva la guerra?’’
Yo no puedo hacer una transcripción y narrar ese relato que me exigían, porque voy a mover genealogías de mi familia, voy a mover dolor, tristeza, voy a mover situaciones que no me apetece compartir porque no se me va a arropar, no se me a reparar heridas que se van a desojar además de no respetar ese derecho a la intimidad que comenté desde el principio. Me niego hacer ese sensacionalismo de las heridas de nuestra existencia.
No hacer sensacionalismo de la existencia, es la primera vez que lo escucho de esa manera.
Claro, los que crean epistemología desde esos sensacionalismos y victimismos es una forma de poner nuestras heridas en espacios donde realmente no son acogidos. Para mí era muy importante encontrar un sitio y una expresión donde si podamos cuidarnos de esta forma.
Creo que en el texto se puede ver varias expresiones de emociones como la alegría de habernos encontrado en este devenir seiba, como la sensación de desarraigo, de soledad, del dolor del rechazo, el autorechazo, el sentir esa discriminación y cuestionamiento constante, el llamado al goce y el placer de compartirnos entre nosotras, de la belleza, de valorar nuestra presencia y nuestras historias. No quería encerrarnos en ese monocromatismo que nos quiere encerrar la lectura colonial.
¿Piensas escribir otro libro?
Escribí 'Feruha. Cartografiando mi sentir', me gustaría compartirlo. Lo autoedité para mi 30 cumpleaños y lo compartí con mis amigas. Quedó un poemario bonito que me ayudó a sanar muchas heridas, es algo mucho más personal en el que hablo más de mis heridas y de mis traumas de infancia. De sentirme desamparada en el Estado español teniendo seis añitos, el bloqueo de memoria, de perder el lenguaje y también hago un rescate de genealogías de mi madre, de mis hermanas, de mis amigas en este caminar, como las diferentes afectividades me han ido sosteniendo. Eso me ha dado el oxígeno y sustento para seguir caminando. A las personas a las que les compartí en la intimidad les gustó mucho y les pareció bello y algunas chicas saharauis me han escrito con que se sintieron identificadas en parte del proceso. Sí, me gustaría compartirlo. Lo hice para sanar una parte individual pero creo que puede servir también de manera colectiva.