Ironic Urban Wear, una alternativa zaragozana y slow fashion contra la peligrosa industria de la moda

María y Hache forman el equipo de Ironic Urban Wear, una marca independiente que desde 2015 defiende una forma de hacer moda ética, sostenible y accesible para todas las personas. Reivindican un modelo más justo frente a la actual industria textil, la segunda más contaminante del planeta después de la petrolera.

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María y Hache de Ironic, @ironic_urbanwear | Foto: Desireé Moncada, @waitingtimes

La industria textil es la responsable del 20% de las aguas residuales y del 10% de las emisiones de carbono a nivel mundial. Para producir un kilo de algodón hacen falta miles de litros de agua y el tiempo de vida de la ropa es muy breve. Se estima que en los últimos 20 años el consumo de ropa ha aumentado en un 400%. De media la ropa tiene siete usos desde que se compra hasta que se tira.

Anualmente se desechan más de 16.000 toneladas de prendas. Estos datos conceptualizan lo que se conoce como fast fashion, una forma rápida y desmesurada de consumir y desechar la ropa, atendiendo al modelo económico capitalista imperante que sigue un carácter lineal de extracción-producción-consumo-desperdicio. Ante la evidencia de los datos y el auge de la conciencia medioambiental, han surgido iniciativas para detener o mitigar los daños de esta industria.

Uno de los movimientos que más fuerza ha tenido en las últimas décadas y en el que se inscribe Ironic Urban Wear es el movimiento slow fashion. El slow fashion plantea utilizar los textiles para promover un cambio social y comunitario que cultive el camino hacia la sostenibilidad. Reclama entender todas las partes del proceso para que la relación entre el productor y el usuario sea más consciente y responsable.

La forma en la que Ironic Urban Wear trabaja es radicalmente distinta de cómo lo hacen las grandes multinacionales de ropa que representan a una industria que produce más de lo que podemos consumir y de lo que el planeta puede soportar.

El equipo de Ironic suele crear una o dos colecciones al año e intentan sacar producciones atemporales para fomentar una compra más sostenible. Que no te tengas que comprar una camiseta cada semana. Trabajan mucho la manera de la confección y el tipo de telas para que sean prendas de calidad. Otro factor distintivo es su creatividad.

Mientras que las multinacionales tienden a copiar a marcas pequeñas o alternativas porque generar tanto producto nuevo desde cero es imposible, Ironic aboga por la originalidad de sus prendas. Todos los diseños son exclusivos y, aunque cambie la temporada,  suelen reutilizar colores, diseños y patrones para aprovechar los materiales y alargar el tiempo de vida del producto.

María fue la precursora del proyecto. En sus inicios, cursaba estudios de patronaje y confección, a la vez que trabajaba en otra tienda de ropa con la que comparte valores, Simbiosis (@simbiosisshop). Comenzó vistiendo y cosiendo para sus amigas, pero las marcas de personas cercanas le inspiraron y animaron a trabajar por su cuenta. Hache maneja toda la carga de trabajo que María no podía gestionar por sí sola.

Hoy día, se encarga de la gestión de las redes sociales, el trato con los proveedores y el trabajo de oficina. "No todo el mundo puede abarcar toda la parte del proceso, pero nosotras sí. Hacemos desde el principio hasta el final: diseño, patronaje, corte y confección. Luego os enseñamos el resultado en redes sociales y así hacemos partícipe a la clientela, que siempre va a poder opinar, sugerir y pedir algo distinto si así lo quiere.

Sin embargo, aunque nosotras podamos abarcar todas las partes del proceso, en ocasiones tenemos que derivar parte de la producción cuando el volumen de trabajo supera nuestras posibilidades. Siempre de una manera justa y ética con las personas con las que trabajamos y con quiénes estamos trabajando", explican.

María en el espacio La Morada (C/Ruiz Tapiador, 23, Zaragoza) | Foto: Desireé Moncada, @waitingtimes

Kate Fletcher, pionera del slow fashion, enumeró en 2007 los principales objetivos del movimiento: utilizar materiales y productos químicos que no sean contaminantes; usar productos duraderos y de calidad; incentivar la producción local; mejorar las condiciones laborales; educar para un consumo ético y responsable; y reducir las emisiones de gases perjudiciales.

Respecto a los materiales, las integrantes de Ironic suelen obtenerlos en Catalunya, donde hay mayor producción textil. Siempre que pueden acuden a las fábricas de restos para reutilizar aquello que ya está creado. "Intento mantener el equilibrio. El objetivo es producir lo menos posible y dar una nueva vida a los materiales disponibles", cuenta María.

En la página web de Ironic se puede encontrar un manifiesto en el que explican cómo ellas se enmarcan dentro de la moda. Ironic no sólo es ropa urbana, es también una alternativa inconformista que apuesta por el veganismo, el slow fashion, el transfeminismo y la diversidad corporal.

Tal y como señalan en el manifiesto, ellas entienden que "la moda es un espacio para todes, diverso y plural, en el que si no caben todas las cuerpas, no es Ironic". Por ello, si las medidas de alguien no encajan con un producto, esa persona puede escribir por privado para que el producto se adapte a su talla. Hache se enorgullece de este aspecto y dice que están muy contentas porque cumplen la idea de "ofrecer a todas las cuerpas un espacio que habitar dentro de la moda porque si no es para todas, no es moda".

María y Hache remarcan otro de los pilares fundamentales y es que su ropa no tiene género. "La ropa es para todes y por eso en las sesiones de fotos mostramos la misma prenda en diferentes corporalidades. Queremos que cualquier persona pueda preguntarnos por una prenda sin sentir vergüenza. Es realmente bonito ver que la gente por fin tiene un sitio en el que sentirse cómoda sin prejuicios. Que Ironic sea ese sitio es súper importante para nosotras", afirman.

Como consumidores debemos ser responsables. Una forma más sostenible de entender la moda es otorgarle valor a la ropa que tenemos para reducir nuestro consumo y dejar de amontonar prendas iguales por avaricia o por evitar afrontar problemas como la adicción a las compras.

Para luchar contra los gigantes del textil (Inditex, H&M, Tendam, Shein, etc.) María y Hache participan en la industria desde la idea de compartir todo. Son muy conscientes de la necesidad de redes de apoyo y  dan crédito a las marcas que ellas llaman “proyectos amigos”. Alternativas locales, vintage, éticas, sostenibles o de segunda mano son posibles en Zaragoza con tiendas como Simbiosis, Flamingos, Kashmir Vintage, Tribandrum, Calamidad Vintage, Don Barato, Remar, Ggardens Vintage, Latido Verde, Blue Velvet, Mercadillo del Rastro, etc.

Esta tendencia de consumo que al principio estaba tan estigmatizada está calando en la forma de consumir a medida que somos más conscientes de los daños. Muchas personas ya han dejado de comprar multinacionales como Inditex. Si queremos modelos más justos, está en nuestra mano apostar por marcas como las mencionadas para fomentar una economía circular, la cual podría reducir entre un 80% y un 99% los desechos industriales en algunos sectores y sus emisiones (ONU, 2008).

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