Hace unos días recibí una postal navideña de lo más curiosa. La cartulina satinada, cuadrada y de alto gramaje, mostraba un escribiente artrósico con ropa de hace varios siglos, sin alusiones navideñas. Dentro, además de un cariñoso mensaje, descubrí que la imagen había sido creada por una Inteligencia Artificial (IA). La potencialidad de este tipo de estructuras de IA es innegable, no sólo son capaces de crear imágenes y textos o de cruzar infinitas bases de datos, también lo son de realizar descubrimientos científicos asombrosos en tiempos increíblemente abreviados (por ejemplo). Toda esta “bendición tecnológica” llega en un momento de …
