Ensoñación del adoquín al aroma vegetal

La crisis climática es un hecho. Las manifestaciones en nuestro día a día son una muestra: inviernos y veranos fuera de tiempo, desertificación, fenómenos meteorológicos extraños en nuestras latitudes… Decididamente, el Gobierno de Zaragoza quiere contribuir a luchar contra este fenómeno. Plantan mupis, a la espera de ser bautizados por la ciencia botánica, en plena zona verde del eje Gran Vía-Fernando el Católico. Grúas depositan cubos negros, bastante más altos que anchos, todos con el mismo nombre. Florecen a los días con imágenes de marcas publicitarias, lucen extrañamente en la noche. Los árboles los miran sin reconocerlos, entre perplejos y …

La crisis climática es un hecho. Las manifestaciones en nuestro día a día son una muestra: inviernos y veranos fuera de tiempo, desertificación, fenómenos meteorológicos extraños en nuestras latitudes…

Decididamente, el Gobierno de Zaragoza quiere contribuir a luchar contra este fenómeno. Plantan mupis, a la espera de ser bautizados por la ciencia botánica, en plena zona verde del eje Gran Vía-Fernando el Católico. Grúas depositan cubos negros, bastante más altos que anchos, todos con el mismo nombre. Florecen a los días con imágenes de marcas publicitarias, lucen extrañamente en la noche.

Los árboles los miran sin reconocerlos, entre perplejos y pasmados. Una luminaria más, como si no hubiera suficientes. Tienen una ventaja, no hay que regarlos. Eso sí, compartiendo suelo con árboles y césped es difícil no tener los pies mojados. Mientras tapan alcorques siembran plantas eléctricas.

Entretanto, en otra parte de la ciudad, plaza de Salamero, renace parking con adornos florales. Metros de duro suelo con islas “parterres de especies arbustivas” y “árboles de bajo porte”. Sombra, pues, menor que una plaza como Los Sitios, por citar alguna, aunque mayor que la anterior a las obras. Claro, había que preservar el aparcamiento, infraestructura imprescindible contra el cambio climático y necesidad primordial cuando existen tres muy cerca. En los planos, buena parte de las zonas de juegos infantiles quedan a la solana, lo cual limitará su uso en el verano zaragozano. Menos mal que el diseño de la nueva plaza se ha basado en “estrategias de movilidad, funcionamiento urbano, vegetalización, sombra, sostenibilidad e infraestructuras”. Ya.

Paseando encontramos adoquín como calzada y acera. ¡Toma ya! ¿No se lo creen? Acérquense, por favor, a comprobarlo. Y comparen, comparen pavimentos. Calzada de la calle Valenzuela sin fisuras ni ranuras, al igual que los tramos del Coso o el continuamente reparado de César Augusto, coincidentes con el trazado del tranvía.

Aceras irregularmente enrasadas según los tramos, con empleo de piedra rugosa, con ligero relieve, así que anímense a circular con carritos de bebés, sillas de ruedas, muletas, pies que se arrastran por problemas de salud… Como prueba de equilibrio, estupenda; la accesibilidad ya es harina de otro costal.

En cambio, en calles próximas tapan la piedra acusándola de incómodo y propicio a resbalones y ruidos. El debe fue siempre el mantenimiento, la falta de cuidados y de renovación, reservado al “escaparate” de la ciudad mientras se destina un suelo “menor” a las calles secundarias.

En Predicadores, Patricia Cavero, consejera de Infraestructuras, habló de dificultades de mantenimiento y de menor resistencia a pesos como los camiones de recogida de basura. Hete aquí que Víctor Serrano, consejero de Urbanismo, no ve el mismo problema en plaza del Carbón (Salamero ahora que somos cool). Por cierto, no oigo a las entidades vecinales tan preocupadas por el adoquín protestar en modo alguno por esta obra. No entiendo por qué será.

¿Se hablan en el Gobierno de la ciudad? Cada vez más tengo la sensación de que cada vez menos, salvo, tal vez, para “fichar” de cara a las elecciones de mayo (sospecho que no caben todos por más que Azcón haya dejado plaza libre ¿o qué?).

En el Casco andamos esperando nueva vivienda pública en los solares municipales, unas placas en los edificios notables de Predicadores o la reforma del campo deportivo municipal Ranillas, compartido con el Gancho FC. ¿Adivinan? Las primeras no arrancan. Del resto se pasan la pelota sin lanzarse al ataque. Las placas, entre Cultura (Ciudadanos) e Infraestructuras (PP); el campo, va de Zaragoza Deporte Municipal (Ciudadanos) a Infraestructuras o a Contratación (PP), quién sabe. Tendrá que venir alguien a rematar… y el Ayuntamiento preparar la bolsa y abonar, quizás, partes de lesiones por tropiezos y resbalones. Bienvenido sea el microurbanismo. Otro día hablamos de las calles reformadas, todas a cargo de Ecociudad. Solo un adelanto para gentes despistadas: nos hemos endeudado en 11 millones de euros para ello. No computa como deuda pública… de momento.

Algunas personas podrán pensar que estos hechos son minúsculos, tal vez insignificantes. No obstante, reflexionemos: quien es trapacero en lo pequeño, probablemente también lo sea en lo grande. Ahí están las exitosas y saludables políticas de arbolado y de Movilidad, el neto impulso a la vivienda pública (todas las inauguradas se iniciaron en la anterior legislatura) o la Romareda. Sí, ya sé que un compañero de sección dijo que habláramos menos pero no me he podido resistir.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies