Biela y Tierra continúan su viaje por el Pirineo aragonés y el Somontano para conocer nuevos proyectos

Sobrarbe es una tierra proactiva, la población no solo protesta para defender sus derechos, sino que también se moviliza y actúa para la creación de alternativas que mejoren la vida de las personas que habitan en la comarca

biela y tierra
Foto: LaDársena Estudio

La Guarguera es una ruta para disfrutar en bici, coge el nombre del río Guarga. El paisaje ha ido cambiando, antes de que la mayoría de estos pueblos se abandonasen, la ganadería ovina era la actividad principal que moldeaba este territorio. Cuando la propiedad pasó a manos del ICONA empezaron las reforestaciones de pinos y, al cesar la ganadería y abandonarse los pastos, las zonas se llenaron de arbustos y maleza… La Guarguera es el nombre también de esta comarca, una de las zonas más despobladas del Pirineo aragonés. Esta carretera va subiendo con una pendiente moderada hasta el puerto del Serrablo a 1291 metros, separación natural entre la comarca de la Guarguera y el Sobrarbe.

En Boltaña se encontraron con una bonita familia: Fabián, Isabel y Martín. Martín trabajaba en el albergue de Bujaruelo, cerca del nacimiento del río Ara, e Isa acababa de llegar de una expedición de alta montaña en Paquistán y fue allí. Su historia juntos no había hecho más que empezar. En 2012 nació Fabián. Isa tomó la difícil decisión de dejar Atelier de Ideas, el proyecto profesional que junto con unas buenas amigas había puesto en marcha con mucho cariño y esfuerzo. Martín ya trabajaba como freelance audiovisual, así que, con la experiencia de Isabel en gestión y producción y las habilidades de Martín para dirección, realización y edición, montaron su propia productora audiovisual: Osole Visual. Isabel se encarga sobre todo de la redacción, comunicación y producción. Martín, por su lado, destaca no solo por su habilidad como cámara especialista en montaña, sino también por su original sentido de la realización. Y Fabián, el tercero de la familia, desde niño ha crecido con una cámara cerca y sus aptitudes como actor son más que notables. Con todos estos puntos fuertes Osole Visual es una productora especializada en hacer vídeos de viaje y naturaleza, de deportes de aventura y montaña.

Con su proyecto más ambicioso: Ara Salvaje, querían hacer algo personal como agradecimiento al territorio que les ha acogido, al Sobrarbe, al río Ara. Isa decía “hay gente que se construye una casa y nosotros hacemos una peli, es así”. A Martín, desde hace tiempo, le venía rondando por la cabeza un reto deportivo sin precedentes: descender en bici de montaña el último río salvaje de Aragón, el Ara. Este río ha logrado sobrevivir a las permanentes amenazas de presas, y se ha convertido en un símbolo de pureza y libertad. Nace a casi 3.000 metros cerca de Viñamala (Vignemale, o Comachimosa en aragonés) y finaliza en Aínsa donde se une al Cinca. Los habitantes de su ribera han luchado incansables durante décadas para su conservación, Jánovas es un ejemplo de ello.

Martín deseaba hacer el descenso del Ara en un solo día “pocos recorridos tienen tanta magia e historia en su curso y queríamos reivindicar la lucha por la adaptación de sus pobladores”. Y ¿por qué en bici? “porque es lo que mejor sabemos hacer, está en nuestro ADN, va ligado a nuestra forma de vida, a nuestra filosofía. Y no podemos, ni debemos, obviar que si hay un deporte que ha crecido enormemente en los últimos tiempos es el de la bici de montaña.” El curso del Ara es, con su diversidad, uno de los escenarios más espectaculares del mundo. Isabel y Martín con esta película buscaban rendir homenaje a toda esta gente, y a la vez mostrar que la bici no es solo deporte, sino que también es cultura, medio ambiente, amistades… Entre documental y ficción, Ara Salvaje va relatando la vida de sus gentes, la historia de este lugar que va ligada al agua y a las montañas. Es la primera producción cinematográfica de MTB y con calidad 4K hecha en España.

Desde la Asociación Amigos de los Caminos Tradicionales de Sobrarbe empezaron a recuperar estos senderos. Así nació la internacionalmente conocida: Zona Zero “un espacio abierto y de uso libre, caminos tradicionales recuperados y preparados de forma altruista para su disfrute en bici”. Las rutas que ofrece son para todos los gustos y niveles: 8 tipos de ciclismo, 10 zonas para establecer el origen y 5 niveles de dificultad. Y, además, si las dos ruedas no te convencen, hay otras muchas rutas de senderismo para hacerlo a pie y otros deportes de aventura. Zona Zero ha supuesto un reconocimiento internacional con la celebración de los campeonatos mundiales de las series Enduro. Algo que solo ocurre en 7 lugares del mundo y uno de ellos es Sobrarbe.

Por un lado, estos paisajes son herederos de la labor que los ancestros hicieron a través de actividades como la agricultura y la ganadería. Y, por otro lado, a día de hoy, con la recuperación de estos caminos y las rutas en bici, se está consiguiendo que haya visitantes durante todas las épocas del año (no solo en verano) y que gente de todo el mundo conozca Sobrarbe. Aproximadamente un 70% de la actividad en esos lugares es turística y un 30 % ganadera. La Zona Zero es un ejemplo de convivencia entre los distintos agentes que hacen uso de estos caminos. Y ahí está el reto, llegar a una convivencia y entendimiento entre las distintas actividades que se llevan a cabo en el territorio: agricultura, ganadería, caza, turismo y deporte. Es necesario que todos estos usos convivan porque, como ellos mismos dicen, “aquí no sobra nadie.” Sobrarbe es un claro ejemplo de que esto se puede hacer. Para poder compatibilizar todos los usos en el territorio han creado la aplicación Z-Trails: una innovadora herramienta para favorecer la convivencia de todas las actividades en el monte. A través de esta aplicación se puede consultar el amplio catálogo de rutas en continuo crecimiento, se informa del estado de los senderos y se facilita la convivencia de los diferentes usuarios del monte, avisa de las batidas de caza programadas en la zona y de otras incidencias que afectan a las rutas: desprendimientos, crecidas de ríos, cierres por sobreexplotación de un sendero, realización de pruebas deportivas, nieve u otras afecciones. Además, este tipo de aplicación es abierta con el objetivo que pueda exportarse y utilizarse en otros territorios.

Foto: LaDársena Estudio

Sobrarbe es una tierra proactiva, la población no solo protesta para defender sus derechos, sino que también se moviliza y actúa para la creación de alternativas que mejoren la vida de las personas que habitan en la comarca. Isabel y Martín están enamorados de esta tierra y de sus gentes, y no es para menos.

Aínsa está entre los pueblos más bonitos de España, es un precioso pueblo medieval con un casco histórico y un castillo muy bien conservado, situado en lo alto de una colina que se levanta mostrando orgulloso su pasado y su presente. La ganadería siempre ha tenido un papel fundamental, aprovechando y manteniendo los ricos pastos del Pirineo y un equilibrado uso de recursos.

El secreto y mayor virtud de esta comarca es haber sabido mantener y poner en valor sus recursos naturales, la belleza de su paisaje y su tradición agrícola, ganadera y gastronómica. Por ello cuando les quisieron montar instalaciones para pistas de esquí lo rechazaron, igual que con la propuesta de una línea de tren de baja cota que pretendía unir Francia y España. Han llegado numerosos proyectos con promesas de prosperidad y desarrollo. Pero la prosperidad y el futuro del Sobrarbe y de Aínsa están en mantener y conservar el valor medioambiental y cultural de su territorio.

Desde hace 600 años el primer fin de semana de febrero se celebra la Ferieta, una fiesta y un mercado de razas y variedades autóctonas que reúne a ganaderos y hortelanos y finaliza con una subasta ganadera. Es la feria más antigua de Aragón, y aunque estuvo a punto de perderse, a principios del S. XXI, gracias al compromiso y perseverancia de algunas vecinas y vecinos del valle la Ferieta sigue hoy más viva que nunca, reuniendo a miles de personas cada año.

La Asociación Un Paso Atrás- Arto se creó en torno al año 2002, con el objetivo de recuperar, proteger y difundir las razas y variedades locales y tradicionales así como el rico patrimonio genético y etnográfico que tiene la comarca del Sobrarbe. Decidieron escoger el nombre de “Un Paso Atrás” para evidenciar la importancia de parar y recuperar lo bueno del pasado. Arto es el nombre que en el valle le dan al endrino, y a su vez es un curioso juego de palabras que hace referencia a la necesidad de parar para mirar dónde estamos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Juan y Emilia, dos grandes referentes, en la comarca y en todo Aragón, en la recuperación y conservación de variedades tradicionales de hortalizas y frutales, especialmente manzanos, se incorporaron a la asociación en la sección de horticultura, con la Red de hortelanos del Sobrarbe. Han recuperado más de 100 variedades locales de hortalizas. Una labor imprescindible que, de no haberse hecho a tiempo, hubiera provocado la pérdida de una increíble biodiversidad agrícola. Para otros territorios ya es tarde. El banco de semillas alberga 40 variedades locales de judías y 15 de tomate además de otras hortícolas. Hablaron de la gran labor que lleva realizando Sara Nevado, desde hace años, recuperando y seleccionando de manera minuciosa las mejores semillas de judías, no es de extrañar que este año haya recibido el reconocimiento a la biodiversidad agrícola y ganadera en la expoFeria de Aínsa.

No hay que olvidar que son las variedades tradicionales y razas autóctonas las que están más adaptadas a las condiciones particulares de cada territorio y esto las hace más resistentes a las plagas y enfermedades y menos exigentes en cuanto a cuidados. Un Paso Atrás – Arto ha ido convenciendo a administraciones e instituciones para que participen y colaboren en la recuperación, conservación y puesta en valor de variedades locales y apuesten por la agroecología. En el año 2011 propusieron al Ayuntamiento de Aínsa realizar un taller de Empleo sobre agricultura ecológica con el apoyo del INAEM. Se recuperaron las huertas cercanas a Aínsa y se utilizó una parte de las semillas de variedades locales del banco de semillas. La agroecología empezaba a estar presente y visible en Aínsa.

En 2013 y 2014, junto a la comarca del Sobrarbe y el Instituto Aragonés de Fomento se llevó a cabo Sobrarbe Emprende, un proyecto en el que participaron 8 fincas piloto con cultivos experimentales para la creación de productos agroalimentarios de calidad, ecológicos y de variedades locales. Viendo los buenos resultados obtenidos, se siguió colaborando y se presentó un proyecto de cooperación al Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. De 2017 a 2019 se está ejecutando el proyecto Sobrarbe Agrodiverso y Sostenible, coordinado por CERAI. Con este proyecto se ha creado una red de parcelas demostrativas de cultivos de manzana de montaña, el cultivo de judía seca y el de patata de siembra. Por supuesto las técnicas de manejo son agroecológicas y se utilizan variedades tradicionales. Una manera práctica y efectiva de mostrar que se puede producir de otra manera y de apoyar a jóvenes que se quieran incorporarse al sector primario.

La patata de siembra y las judías siempre han sido cultivos asociados a zonas de montaña. Con la llegada de la globalización ha ido disminuyendo la demanda y muchos agricultores abandonaron su cultivo. Otro cultivo de enorme potencial para zonas de montaña como Sobrarbe es la manzana, la tercera fruta más consumida en España, y uno de los productos frutícolas que más importamos: 128.931 toneladas en 2018, que provienen principalmente de Italia y Francia. Pese a que en España se produce una gran cantidad de fruta de pepita una parte de esta producción se exporta. La manzana es un cultivo de montaña que se trasladó a las zonas más bajas de la llanura del valle del Ebro para facilitar su manejo. El Sobrarbe, y parte de los Pirineos son un territorio ideal para la producción de manzana de alta calidad como lo es la región de los Alpes. Del trabajo realizado por Un paso Atrás, de las 25 variedades de manzanas que prospectaron en la zona, 21 de ellas son únicas.

Foto: LaDársena Estudio

En Aínsa tienen el colegio público de primaria de Aínsa con un comedor ecológico desde hace casi 10 años. Cuando José Luis Cabrero llegó como cocinero a la cocina de este centro se propuso darle una vuelta y convertirlo en un comedor sostenible. Un lugar en el que las niñas y los niños se alimentaran de manera saludable, con alimentos de calidad y de cercanía. Una cocina en la que se han eliminado los productos congelados, en la que llegan las hortalizas ecológicas frescas y son las trabajadoras de la cocina las que las limpian y preparan, simplemente hervidas con un chorro de aceite ecológico virgen extra, para que las niñas y los niños identifiquen y saboreen el verdadero gusto de las verduras. La implicación de las AMPAS comprometidas, docentes sensibilizados y equipos de cocina formados y conscientes son imprescindibles, y demandar a las administraciones que actúen para asegurar que los escolares tienen cubierta una alimentación de calidad, como los ecocomedores que se están impulsando desde la administración Canaria.

El apoyo del Ayuntamiento a los productores a través de la asociación Un Paso Atrás – Arto está dando sus frutos. El año pasado se compró una máquina comunitaria para hacer zumo de manzana y este año una desgranadora comunitaria. Las productoras y los productores pueden transformar el producto y obtener el valor añadido, facilita a los fruticultores aprovechar las piezas que no pueden venderse y la desgranadora ha permitido hacer mucho más viable económicamente el cultivo de judía seca.

Si hablamos de variedades tradicionales no podemos olvidar las razas ganaderas autóctonas. Como ya vimos con Borda Matías en la Jacetania, en el Pirineo hay riqueza de razas ganaderas, es el caso de la Raza de vacas Pirenaicas. Esta raza estuvo casi desaparecida en Aragón. Actualmente desde ASAPI, Asociación Aragonesa de raza Pirenaica hace más de 30 años que velan por su conservación y puesta en valor. Luís Lascorz en la Ganadería Casa Fes que él mismo gestiona desde muy joven, trabaja con la raza de pirenaica originada en los Pirineos que cuenta con más de 2000 años de evolución conjunta con el relieve, con el clima, con el tipo de pasto y con el manejo de los habitantes de esta cordillera. Conservaba la triple aptitud: de trabajo, de carne y de leche. Luis contaba que estuvo en peligro de extinción ya que tras la posguerra y con la llegada de la mecanización del campo se apostó por las razas mejoradas para la producción de leche o de carne. En los años 50 desde la administración se decidió castrar a las razas autóctonas que había en los pirineos e introducir razas mejoradas. Esto supuso que en 15 años la raza llegara casi a desaparecer. Así, a finales de los 60 sólo quedaban 17 hembras de raza pirenaica repartidas por la provincia de Huesca. Se encontraron algunos machos en Navarra y a partir de ahí se empezó a recuperar la raza. A día de hoy la raza tiene sobre los 28.000 ejemplares en toda la península y 3.000 ejemplares en Aragón repartidos por las tres provincias. “Tenemos una deuda con esta raza, y gracias al esfuerzo que se ha hecho desde la asociación los centros de investigación las administraciones y los propios ganaderos se ha mejorado mucho para hacerla interesante para el ganadero, para el carnicero y para el consumidor por la calidad de la carne”, señalaba Luís.

Foto: LaDársena Estudio

Con 22 años Luis cogió el relevo de la ganadería extensiva de vacuno cuando su padre decidió transformar la antigua cuadra en el Restaurante casa Fes. Actualmente tiene 93 vacas, aunque su deseo es reducir el rebaño y quedarse con unas 70 cabezas. Tiene el rebaño dividido en distintos lotes y un toro por cada lote de unas 50 vacas y hacen monta natural sin intervención humana. Destetan a los terneros hacia los 7 meses y los engordan para su sacrificio con un año aproximadamente. Las vacas se alimentan a diente siempre que es posible y en invierno complementan con forraje que ellos mismos cultivan. La ternera de casa Fes se comercializa principalmente en la carnicería fes Aínsa que regenta la mujer de Luis, y en el Restaurante casa Fes , especializado en ternera pirenaica.

Desde 2016 la ganadería Fes está certificada en ecológico, pero hace ya mucho tiempo que dejaron de utilizar herbicidas y fitosanitarios en sus campos. Luis contaba que “Ya hace más de 20 años que no utilizo fitosanitarios químicos pues me di cuenta que aquello no era bueno ni para mí, ni para la tierra, ni para el alimento que necesitamos”. Hace unos años Luis escuchó una charla de Jairo Restrepo y su proyecto Mierda de vaca, y esto le hizo darse cuenta de la importancia de la agricultura y la ganadería ecológica para devolver la dignidad y el futuro al mundo rural. Este año, junto a CERAI, han empezado un ensayo para evaluar la calidad de estiércoles compostados con distintas técnicas. En su explotación ha inventado un apero muy útil para poder voltear de manera sencilla las pilas de compost.

Parafraseando a Ismael Ferrer, conocedor e impulsor de la recuperación y uso en la cocina de las variedades locales a través de su blog Alimentacion del Presente “El día que la humanidad deje de ser vanidosa, orgullosa, ciega e inconsciente y sepa reconocer la labor de las gentes que han salvaguardado y mantenido las semillas que ha dado de comer a la población, empezaremos a comprender quienes deben ser las personas que merecen ser premiadas y laureadas por esta sociedad”.

El valle de la Fueva se encuentra escondido entre el Parque Nacional de Ordesa y el Parque Natural Posets-Maladeta, muy próximo al Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. En este lugar está Caneto, un pueblo abandonado en los 60. En aquellos años se construyó el pantano de El Grado y con ello, las tierras y casas de Clamosa, municipio más grande y con más servicios, se expropiaron y sus habitantes huyeron del lugar. De esta forma, las habitantes de Caneto se quedaron sin servicios ni comunicaciones, así que optaron por la expropiación voluntaria. En los años 80 llegó un pequeño grupo de personas a Caneto y empezaron a reconstruirlo. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) concedió la cesión de este municipio a la Asociación La Senda que lo gestionaba. Caneto, como Aineto, son ejemplo de repoblación rural aragonesa. Tras unos años, los hijos e hijas de la repoblación, se trasladaron a otros lugares para formarse, conocer y vivir otros contextos. Caneto pasó unos años, de nuevo, solitaria y con poca vida.

Pero, a día de hoy, este pequeño pueblo está lleno de vida, la totalidad de sus casas están reconstruidas y casi 50 personas están viviendo en el pueblo. Y esto no es fruto de la casualidad sino del trabajo y el cariño. Hace unos 5 años, 6 familias decidieron juntarse para criar a sus hijos en Caneto. La mayoría de ellas eran descendientes de allí y querían que sus peques tuviesen una crianza y educación como había sido la suya, en contacto con la naturaleza. Así, decidieron volver a Caneto, ampliar el número de casas rehabilitadas, formar una comunidad de aprendizaje rural y buscar maestras y maestros que les acompañasen en el proceso. De esta forma, en diciembre del 2015, llegaron Bea y David maestras de infantil y primaria y originarias de Zaragoza y Burgos respectivamente. Así nació proyecto educativo O Chinebro: una escuela libre con metodologías activas. Un espacio donde peques y grandes se juntan a soñar, crear, vivir, sentir y aprender.

O Chinebro comenzó, en el otoño de 2016, con 8 peques y David y Bea como maestros con el apoyo de los padres o madres a turnos, como acompañantes. O Chinebro significa El Enebro en aragonés, y el logo de la escuelita con este nombre representa el interior de su semilla. Contaban que “cualquier semilla, desde el momento que cae en tierra fértil, con las condiciones necesarias para su germinación, tiene en su interior toda la información necesaria para convertirse en una hermosa planta.” De la misma manera entienden en O Chinebro la crianza y educación de sus hijas e hijos. “Desde pequeñxs ya traen consigo todo ese potencial para poder llegar a ser una persona adulta. Si les dejamos libertad para crecer, ellxs, mejor que nadie, sabrán qué necesitan aprender y en qué momento hacerlo. Tan sólo tendremos que abonarles su espacio de amor, respeto y unos límites que les den seguridad.”

Bea y David, las personas que participaron en el proyecto desde sus inicios, son nómadas y aventureras, han viajado por muchos lugares de España y Latinoamérica para formarse y aprender sobre educación libre. David nos contó que le dio un vuelco el corazón y la cabeza cuando conoció Escuela del Bosque La Paloma, Uruguay, con sus raíces de Escola Viva Inkiri en Brasil en la que se hace acompañamiento respetuoso, “allí descubrí el concepto de educación con acompañamiento emocional”. Son varios los proyectos, movimientos o autores en los que se apoya O Chinebro: desde los famosos materiales de María Montessori o la pedagogía activa de Rebecca Wild hasta las nuevas investigaciones de neuroeducación que defienden «la emoción como base del aprendizaje» de Francisco Mora, o la idea de Humberto Maturana del «organismo vivo» como ser «autopoiético», es decir, capaz de «hacerse a sí mismo». Para Bea “la educación alternativa no se puede sistematizar, no hay una receta o una fórmula única”. Lo principal y más importante es estar en la escucha activa, “no sirve ninguna metodología pedagógica si no se está en la escucha de los propios niños y en la tuya para saber desde dónde acompañas”.

El proyecto educativo O Chinebro tiene 5 pilares: es una Comunidad de aprendizaje rural, que utiliza Metodologías activas en un Entorno natural aprovechando el juego y posibilidades del lugar para el aprendizaje y crecimiento individual y colectivo. Y de Libre circulación creando los ambientes de aprendizaje pertinentes para que el alumnado pueda ir de uno a otro satisfaciendo sus necesidades. Y, sobre todo, haciendo un Acompañamiento emocional, principio clave adaptando el aprendizaje y la educación a la situación emocional de cada una.

Bea decía que preparándose las oposiciones para maestra de infantil se dio cuenta de que los principios metodológicos que recoge la orden del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón coinciden perfectamente con lo que estaban ya haciendo en O Chinebro: los procesos de enseñanza deben tender a enfoque globalizador e integrador; la Educación infantil constituye una etapa con identidad propia; el papel activo del alumnado es uno de los factores decisivos; el papel del educador será decisivo en este proceso siendo necesaria una actitud equilibrada, impregnada de afectividad y disponibilidad en las relaciones con el alumnado, etc. Son claros ejemplos de la base de partida de su idea de educación.

Todo el trabajo y esfuerzo de la comunidad O Chinebro está dando sus frutos. Después de escasamente 3 años, a día de hoy son 10 familias las que forman parte de este hermoso proyecto educativo y este curso ha empezado la escuela con 19 peques entre 2 y 10 años. Un claro ejemplo de la frase de Gustavo Duch que dice: “planta un colegio y te crecerá un pueblo”. Tanto que, este año, ha pasado a ser una escuela pública. Bea, después de las oposiciones de este año, seguirá ocupándose de la parte infantil. Y Andrea, nueva en este proyecto, acompañará a las peques de primaria. Y, como dicen en Caneto y es el título de uno de los libros de Claudio Naranjo, creemos que hay que «Cambiar la educación para cambiar el mundo».

Foto: LaDársena Estudio

Dejando los Pirineos atrás llegaron a la comarca del Somontano, a los pies de la Sierra de Guara. Cerquita de Buera, en el Santuario de Santa María de Dulcis, visitamos un lugar mágico: el bosque de olivos centenarios. Allí se encuentran reunidas las variedades de olivos catalogadas en la comarca: albareta, injerto, alquezrana, arbequina, verdeña, blancal, piga, negral de Bierge, panseña, mochuto, sevillano (caspolina), gordal del Somontano, nación, cerruda de Artasona, alía, alcampelina, royeta de Asque y neral. Cada árbol cuenta con un panel informativo en el que se describen las características morfológicas y botánicas de cada variedad: morfología de su hoja, fruto y ramas, los usos que tiene y las zonas del Somontano en donde se puede encontrar. Además, cuentan curiosidades de la historia del aceite, relatos que dignifican y nos recuerdan el valor de este árbol sagrado.

Pobladores del Somontano que toda la vida han hecho del olivo uno de sus cultivos más importantes para proveerse de aceite. El olivo tiene un largo ciclo vital: no es productivo hasta los 7 años y, de ahí, hasta los 35 es la etapa de crecimiento y aumento continuo de la producción. Entre los 35 y los 150 años llega su madurez y máxima producción, aunque sigue dando fruto durante siglos e incluso milenios. Milenios también hace que se cultiva. Los estudios registran que hace 8.000 años se hicieron las primeras plantaciones en Asia Menor y Oriente próximo. Su cultivo se extendió por toda Mesopotamia y la extracción del aceite se obtenía por pisado o presión con mazas. Con el pueblo egipcio y en la antigua Grecia fue cuando llegó a orillas del Mediterráneo. Fue con el imperio romano cuando se desarrollaron nuevas técnicas. Y fue este pueblo quien trajo la olivicultura a la península ibérica. Conocimientos de historia, cultura y tradición les transmitió María José en su visita al Torno de Buera, antigua almazara del S. XVIII.

Esta antigua almazara pertenecía a la cooperativa de agricultores del pueblo y funcionó hasta 1988. En aquella fecha, decidieron cerrarla porque se instauraron nuevas normativas de sanidad que implicaban una renovación. La inversión asociada a la rehabilitación que se necesitaba no podía ser asumida por los agricultores de la cooperativa así que su uso cesó. Fue el Ayuntamiento de Buera quien, pensando en recuperar este espacio para destinarlo a un museo, propuso a los socios de la cooperativa comprarles su parte y rehabilitarlo. Se recuperó, se restauró la maquinaria y ahora están en perfecto funcionamiento.

En Bierge se encontraron con Alba, “El asfalto no es para mí, necesito levantarme y escuchar a los pajarillos, oler las estaciones… Me di cuenta de que en las ciudades pasa la primavera, el verano, pasa el otoño y no percibes el cambio de los colores de las hojas, de los olores… Vas a pasear y ahora hay higos, ahora moras. A mí me gusta el campo, el pueblo” contaba Alba. Su pareja, Ramón se formó en agroecología y variedades autóctonas a través de los talleres de empleo de agricultura ecológica y proyectos en colaboración con la Asociación Un Atrás de Ainsa

La situación para la gente joven que quiere asentarse en un pueblo está difícil “hoy en día, en los pueblos hay falta de viviendas y no tienes acceso a la tierra. La tierra pertenece a dos o tres casas grandes y poco más” decía Alba. Estuvo trabajando en una quesería, en bodegas, en viveros, en el CAAE y como retén junto a las trabajadoras y bomberas forestales. Pero ella no quería trabajar fuera de Bierge y pasar todo el día en el coche. Mientras tanto, empezó con otra actividad que le apasiona: la apicultura. Como ya nos dijo Ángela de Apícola Cinco Villas, “las abejas son fascinantes, para mí es un animal que es imprescindible en esta vida. Y quien ha metido la nariz en una colmena, te pica el gusanillo y no puedes salir ya de eso”.

Cuando tuvo su primer embarazo, empezó a hacer jabones para regalar. Siempre se había hecho su pasta de dientes, bálsamo labial y productos de limpieza para casa, pero nunca había probado con la cosmética. “Al tener el aceite de casa, de nuestros olivos centenarios (unos 450 años de edad) cultivados biológicamente y molturados en el molino de Bierge, la base es muy buena. Quien ha hecho jabón lo entiende: empiezas a hacerlo y ya no se puede parar. Desarrollas un poco la parte artística y te engancha por la magia de la química, de la saponificación”. Empezó a regalar jabones a amistades y familiares y, al ver los resultados, la gente ya no quería otra cosa e incluso le empezaron a pedir que hiciese cremas y otros productos. Y así, Alba se fue metiendo cada vez más en la cosmética ecológica y natural.

Llegado a este punto Alba ha apostado por dar el paso a la comercialización. A día de hoy, Alba está en proceso de construir sus propias instalaciones, su propio obrador y ahora ha entrado a formar parte de la Associació d’Artesans Saboners y puede hacer uso de su obrador compartido en Montgai.

Alba comentaba la importancia de cuidar no solo nuestra alimentación por ingesta, sino por absorción cutánea. Al final, la cosmética es una forma de alimentarnos también y la piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Es necesario mantenerlo libre de tóxicos y asegurar una buena nutrición. Hay una falsa creencia que desconecta nuestro interior de nuestro exterior, que dice que aquello que nos ponemos en la piel queda en el exterior y no afecta a nuestro organismo. Todo lo contrario. Alba contaba que después de 15 minutos, lo que nos hemos aplicado en la piel, pasa a formar parte de nuestro torrente sanguíneo.

Alba y Ramón han apostado por formar una familia en un pequeño pueblo aragonés. Por asentarse y crear alternativas laborales ecológicas en el territorio. Decía Alba que “es una pena que los pueblos se estén despoblando. Es necesario apoyar iniciativas, apoyar pequeños productores, dar acceso a vivienda y tierras”. Muchas veces desde las instituciones y la propia mentalidad de la gente local ponen los factores económicos como la limitación primordial para que el mundo rural siga vivo, pero con Alba reflexionábamos que “el dinero no es lo que nos pone la barrera, sino la actitud. Es necesario dar la bienvenida a quienes quieren asentarse. O contamos más con los jóvenes y la gente que viene de fuera o si no se cierran escuelas, se acaban los servicios, las infraestructuras y las casas permanecen cerradas, casas que literalmente se caen”.

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