Mientras rodeo con mi perra Lía la plaza Salamero, otro desatino del Ayuntamiento de Zaragoza, recuerdo cómo era este lugar antes. En cuántas ocasiones nos hemos refugiado en días calurosos bajo su generoso arbolado. Lía también debe de tener en su memoria esta plaza como un lugar refugio porque siempre que pasamos cerca busca los árboles, igual que yo. En poco tiempo, de forma abrupta, sin dar explicaciones convincentes, escondiendo información, sin contar con la oposición ni con las asociaciones ecologistas, la plaza fue borrada del mapa y con ella todo el impagable depósito de oxígeno que ofrecía. Al alejarme …
