Lanza se reafirma: "Laínez me llamó 'sudaca' y vino hacia mí con una navaja en la mano”

Este martes se ha celebrado en la Audiencia de Zaragoza, la segunda sesión de la repetición del juicio por la muerte de Víctor Laínez. El acusado, Rodrigo Lanza, ha reafirmado su versión de los hechos, lo mismo que dijo en el primer juicio, anulado por el TSJA. La sesión ha vuelto a empezar con polémica, por el integrante del jurado que el lunes interrumpió al abogado de la defensa, Endika Zulueta, en repetidas ocasiones. La jueza, que se ha limitado a advertirle, ha mantenido, un día más, un duro choque con Zulueta.

Imagen de archivo del primer juicio celebrado el pasado mes de noviembre. Foto: AraInfo

La declaración de Rodrigo Lanza ha centrado la segunda sesión de la vista oral del juicio. En ella, ha reafirmado su versión de los hechos, lo mismo que contó en el primer juicio celebrado en noviembre de 2019, y por el que fue condenado a cinco años de prisión por "homicidio imprudente". Pero el TSJA anuló el veredicto del jurado popular y ordenó repetir el juicio.

Así las cosas, Lanza, que se ha acogido a su derecho de responder solo a las preguntas de su letrado, Endika Zulueta, ha vuelto a la misma sala de hace casi un año para relatar, otra vez, lo sucedido el día de los hechos, la noche del jueves 7 de diciembre de 2017. Esa noche, tras cerrar el establecimiento en el que trabajaba, un bar restaurante, se bebió un cubata y un litro de cerveza. Quería salir de fiesta y siguió bebiendo "unas cuatro o cinco jarras de cerveza y chupitos de tequila" en otro bar con unos amigos. A continuación, se fue con un amigo de su expareja, Pablo, que declara como testigo en el juicio, y que apenas conocía, y con dos amigas de Pablo, que no conocía, al bar Tocadiscos, en el mismo barrio donde trabajaba. Rodrigo llega primero con la bicicleta que ata en la calle, y mientras la ata llegan sus acompañantes. Entran los cuatro juntos al bar. Ven que hay poca gente y a un hombre (Laínez) que "está al principio de la barra hablando con el camarero". Ellos se van al final del bar y piden bebida. Pablo le comenta que el hombre de la barra es "un conocido fascista del barrio', pero “me lo comenta sin más”, y siguen con otras conversaciones.

Al cabo de unos minutos, según ha declarado, Lanza ve que Laínez, al que no había visto nunca hasta entonces, se gira y le mira. Momento en el que Lanza se acerca a Laínez. Lanza se sitúa de pie al lado de Laínez, que sigue sentando en la banqueta, pero "a la misma altura" puesto que Laínez era "muy grande". Se miran. Lanza afirma que intercambiaron las mismas palabras, que, aunque no recuerda exactamente cuales fueron, porque “iba borracho”, eran del estilo: “¿Tú de que vas?”.

Lo que sí recuerda bien, ha indicado, es que, en un momento de la conversación, Laínez le preguntó de dónde era y que Lanza le respondió: "De Torrero", pero que Laínez le dijo "no, no, ¿de dónde eres?". Lanza responde que de Chile y Laínez le dice “sudaca”, "tú no deberías estar aquí", “vete a tu país”. En ese momento, Lanza le respondió: "¡Ah vale! Eres racista. Ya sé de qué palo vas", y se volvió con sus acompañantes. Lanza ha asegurado que la conversación fue "tensa e incómoda" pero que "no hubo ningún tipo de amenazas ni gestos".

Al volver con sus acompañantes, Lanza afirma que le miraron como preguntando qué había pasado. Lanza, “para hacerme un poco el chulo”, exageró. Ahora reconoce que “fue muy imbécil, una estupidez de borrachera para quedar guay delante de las chicas”. Sus acompañantes, en vez de aplaudirle sus palabras, le reprocharon: “¿Por qué haces eso tío?”. Lanza asegura que se sintió avergonzado, pero que siguieron en el bar bebiendo. Sin embargo, ha explicado, una de las acompañantes "se empezó a poner nerviosa" porque Laínez estaba con el móvil y que fue en ese momento cuando "les entró el miedo" de que estuviera mandando mensajes "por si pudiera venir alguien” o pasar algo. “Para evitar problemas", deciden terminar rápido sus bebidas y se fueron hacia la puerta para marcharse del bar, en el que apenas estuvieron 15 minutos. Cuando estaban cruzando la puerta del bar, ha afirmado Lanza, Pablo le gritó: "Cuidado, lleva una navaja". En ese mismo momento se gira y ve a Laínez con “una navaja en mano” a dos metros de él. Según ha relatado, el bar estaba oscuro y Laínez vestía totalmente de negro, pero la navaja “brillaba”, “se notaba, mucho”, ha reiterado.

“Instintivamente, sin pensarlo, lo primero que hago es poner una pierna para intentar que no se me abalance porque está a dos pasos de mí”, ha continuado Lanza, y “le pego una patada en el estómago para intentar empujarlo”. Sin embargo, según ha declarado Lanza, “como no consigo alejarlo”, se echa para atrás mientras Laínez sigue abalanzándose sobre él con la navaja. Lanza sigue dando patadas para defenderse. En eso momento, ha dicho, su compañero, Pablo, “vuelve a chillar: ‘¡Ojo, lleva una navaja! ¡Lleva una navaja!”. Y entonces, “cuando estamos entre las dos puertas” del bar, Laínez “empieza a tirarme navajazos hacia la cara, el pecho, el cuello”. “Es ahí cuando siento que me va a apuñalar”, ha apuntado Lanza.

Ha precisado que en ese momento "hay un forcejeo" y que, al darse cuenta que está “en un espacio cerrado, con un hombre que es grande, muy grande,” con una navaja en la mano, piensa “me va a matar” y “me acojono, me entra mucho miedo”. En ese momento, ha añadido Lanza, “no sé cómo, le doy una patada” que hace entrar a Laínez “de nuevo en el bar”. Todo esto sucede, mientras Lanza “sentía mucho miedo” y pensaba: “Yo de aquí no salgo”, ha incidido. “Ahora cuando lo cuento parece que pasaron muchas cosas y fue muy lento, pero realmente fue todo super rápido”, aunque “a mi se me he hizo eterno”.

Según ha dicho Lanza, es entonces, “cuando el hombre [Laínez] entra dentro del bar, y tengo una distancia, yo le sigo y le meto un puñetazo en la cara ya dentro del bar. Me mira sin caer”. Lanza asegura que, en ese momento, “con un pánico enorme” y pensando “me va a matar, me va a matar”, “dejo de oír todo y me veo sobre él golpeándolo”. “No sé ni cómo le pego”, ha añadido. A continuación, según su testimonio, "vuelvo un poco en mí" al escuchar que alguien grita: “Para, para". "Veo al hombre aturdido en el suelo. Veo un objeto brillante, creo que el cuchillo debajo de la banqueta", ha dicho Lanza, que ha explicado que fue ahí cuando “me giro y me voy” del bar. “Yo lo único que quería era irme de allí. Pensé que mi única forma de salir era quitármelo de encima. En ningún momento pensé que iba a causar el daño que he causado”, ha subrayado entre lágrimas.

Lanza ha continuado afirmando que vio a su compañero, Pablo, en la puerta “ojiplático”. Que antes de salir del bar recogió la mochila, que no sabe cuándo se la quitó. Ya en la calle, desató la bicicleta, atada enfrente del bar, y vio a sus acompañantes irse. Lanza ha explicado que seguía “atacado” y que “todavía tenía miedo de que el hombre [Laínez] saliera [del bar] y viniera a por mí”. “Yo estaba desatando la bici y mirando la puerta del bar, pendiente de si el hombre iba a salir”, ha insistido. Tras desatar la bici se marchó.

Alejado ya del bar, paró, dejó la bici en el suelo, se sentó en un portal y “me pongo a llorar”. “Estaba temblando, llorando”, preguntándose "¿qué ha pasado? ¿qué hago?". Lanza ha dicho que decidió irse a casa, pero “vi que tenía la mano infladísima y que necesitaba hielo”. Por eso, según ha contado, decide ir a un bar de una amiga, situado camino de su casa, a pedirle hielo y le cuenta lo que ha pasado. Estuvo cinco minutos en el bar y se fue a casa. Al día siguiente, por la mañana, le comentó todo lo ocurrido a su compañero de piso y se fue a trabajar. A su jefa también le comentó lo sucedido y le mostró el estado de su mano, que seguía muy hinchada. Lanza trabajó el viernes y el sábado. El domingo libró porque el establecimiento estaba cerrado.

El lunes, según su testimonio, Lanza se encontraba con su entonces pareja cerca de la Ciudad Universitaria y le llamó la policía por teléfono, urgiéndole a que se presentara en comisaría por "una agresión" en un bar. Lanza afirma que se comprometió a ir a Comisaría después de ir a dejar la bicicleta a su casa y presentarse con un abogado. También confirma que en esa llamada reconoció su participación en la pelea, pero que solo pensó “que igual tenía la nariz rota, jamás pensé que hubiera sido tan grave”. A continuación, mientras iba hacia su casa, llamó a una amiga suya que es abogada, pero no le respondió. Llamó a varios amigos, pero nadie le cogía. Finalmente consiguió hablar con un amigo que le consiguió un abogado que le esperaría en Comisaría. Lanza llamó entonces a Comisaría para comunicar que había conseguido un abogado y que acudía en 40 minutos. Pero que al llegar a su casa, ha relatado, le detuvieron dos agentes de paisano en la puerta, a los que explicó que acababa de hablar por teléfono con otra agente. Lanza fue detenido acusado de "lesiones". Ya en Comisaría, antes incluso de que llegara su abogado, según ha contado, Lanza confirmó a los agentes que había participado en la pelea pero que Laínez llevaba una navaja. Dos días después, mientras continuaba detenido, la policía comunicó a Lanza, en presencia de su abogada -a la primera que llamó-, que Laínez había fallecido. “Ahí se me vino el mundo encima, no me lo creía”, ha explicado. Cuando ingresó en prisión fue directamente a aislamiento en primer grado, “un búnker aparte”, ha señalado Lanza que continúa preso desde entonces, habiendo pasado 21 meses de estos casi tres años en régimen FIES.

Tensión entre la magistrada y la defensa

Cuando el abogado de Lanza le ha preguntado por las condiciones en las que estuvo en prisión, ha sido interrumpido por la jueza María José Gil: “A ver señor letrado, aquí nos estamos refiriendo a los hechos”. A lo que Zulueta ha contestado: “Y a la valoración de la prueba”. Sin embargo, la magistrada no ha permitido continuar al abogado de Lanza: “No vamos a dilatarlo más. No vamos a hablar del primer y del segundo grado que ya sabemos lo que es”, ha zanjado Gil. A continuación, ha habido un rifirrafe entre jueza y abogado: “¿Termina ya las preguntas con su cliente? De los hechos ya ha hablado, de lo que pasó, ampliamente”, ha dicho Gil. Zulueta ha intentado hacer constar la protesta, pero ha vuelto a ser interrumpido por la jueza: “Vale, formule protesta. ¿Terminamos ya? Aquí, el día 21, empieza otro juicio. No me voy a estar todo el día. Es que realmente así, vamos, si pudiera me marchaba”.

Zulueta ha hecho constar otra protesta por “no permitírseme hacer el interrogatorio como lo ha querido hacer esta defensa y una nueva muestra de parcialidad por parte de su magistrada”. Al anunciar esta cuestión, la magistrada ha respondido con dureza: “¡No! ¡No! De parcialidad a mí no me lo dice. Eso no es verdad. No tengo ningún interés, solo de dirigir el debate, y no estar aquí las horas muertas sin ton ni son”. A continuación, ha entrado en escena Enrique Trebolle, abogado de la familia de Víctor Laínez: “Hay que respetar a su señoría, ante todo. No he visto en mis más de cuarenta años tildar a un magistrado de parcialidad. Eso no es posible. Es que yo ya me avergüenzo de la abogacía”. “Es una estrategia lamentable”, ha añadido airado José Luis Melguizo, el otro abogado de la familia Laínez. “¿Estos comentarios sí son procedentes?”, ha dicho Zulueta en una pregunta que no ha encontrado respuesta.

Los choques entre la magistrada y el abogado están siendo una constante en estas dos primeras sesiones de juicio. La jueza, María José Gil, ha repetido en varias ocasiones: “Yo a las cuatro me voy”, demostrando que tiene prisa por acabar.

Polémica con un integrante del jurado

La sesión ha comenzado con otra polémica, la del integrante del jurado que, este lunes, interrumpió la sesión en repetidas ocasiones para hablar levantando la voz, principalmente durante la intervención del letrado Endika Zulueta, y que ya fue advertido por la jueza. "Cómo no va a querer matarlo con las patadas que le daba en la cabeza", fueron algunas de las cosas que dijo este integrante del jurado en la primera sesión del juicio cuando hablaba la defensa de Rodrigo Lanza.

"¿Tiene usted un interés directo o indirecto en este juicio? Porque se estaba usted metiendo con el letrado de la defensa", le ha preguntado la jueza que preside el jurado popular, María José Gil. "No. Pero es que me parece...", ha contestado el integrante del jurado que ha sido cortado por la magistrada: "¡No! No puede usted decir nada ahora, hasta la deliberación". Estas palabras de poco han servido. El integrante del jurado ha proseguido dando su opinión.

Sin embargo, la magistrada, María Josefa Gil, que en un principio se mostraba partidaria de sustituirlo y amonestarlo, ha cambiado de opinión y se ha limitado a advertir al integrante del jurado que "a la siguiente" le impondrá una multa de 150 euros y le tomará testimonio por un presunto delito de obstrucción a la justicia. Con sus interrupciones, "no solamente falta al respeto del letrado, sino también a toda la sala", le ha dicho.

La magistrada ha zanjado así la petición de Zulueta de sustituir a este integrante del jurado por uno de los dos suplentes, al considerar que esta persona había "quebrado el orden de la sala" y le había faltado al respeto en al menos cinco ocasiones, "exteriorizando su interés en la causa y pretendiendo contaminar al resto de miembros del jurado". Para Zulueta, con esta advertencia, la magistrada "da a entender que haga lo que haga va a seguir manteniéndole en el jurado". El abogado ha anunciado que presentará su protesta por escrito, incluso un recurso de amparo por vulneración de derechos fundamentales.

Por su parte, el letrado Enrique Trebolle, de la acusación particular, de nuevo ha intervenido en defensa de la decisión de la jueza y ha considerado que "es suficiente con advertirle". Trebolle ha rechazado la recusación porque, en su opinión, esta persona "lo que ha hecho es exteriorizar el arcano de su conciencia porque no sabe las reglas del juego".

En la sesión de este martes, que se ha prolongado durante casi seis horas prácticamente ininterrumpidas, también han comparecido varios agentes policiales, los acompañantes de Lanza y el dueño del bar Tocadiscos. El juicio continúa este miércoles con las declaraciones de más testigos. El jueves y viernes, será el turno para la parte pericial. El lunes 14, la presentación de informes y las conclusiones. Y el martes 15, si no hay cambios, se hará entrega del objeto del veredicto al jurado para la deliberación.

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