El llamamiento a la unidad de la izquierda es un grito en la calle desde el día siguiente, mejor dicho, desde muchos días antes de las últimas elecciones municipales; la gran mayoría de vecinos y vecinas de nuestros barrios no entendieron que las izquierdas concurrieran separadas en las elecciones al Ayuntamiento de Zaragoza en 2019.
Tras las elecciones, los barrios y sus gentes volvieron a dar una lección de unidad social y plural; la solidaridad, el apoyo mutuo y la autogestión surgieron de la necesidad derivada de desastres sobrevenidos como la pandemia, pero también de unas políticas, mejor dicho, de una falta de políticas del gobierno de ultraderecha PP-Cs-Vox, que abandonaron a la ciudadanía a su suerte, en su lucha por una vida digna y de oportunidades, políticas que a día de hoy no parece que vayan a cambiar y que merman todo tipo de derechos y libertades tanto individuales como colectivas.
Zaragoza en Común, estos días, proclama a los cuatro vientos un “llamamiento a la unidad de la izquierda, a la izquierda del PSOE”, interpelando a partidos políticos, organizaciones, entidades sociales, tejido asociativo, cultural y vecinal, conocedora de que unidas sumamos y que separadas fracasamos.
Esta “proclama”, realizada por la plataforma ciudadana como respuesta al acuerdo de su Plenario celebrado el pasado febrero, se materializó en un encuentro que puso de manifiesto la apuesta de Zaragoza en Común por una confluencia amplia de organizaciones, partidos políticos y sociedad civil, con el fin de conformar una mayoría social que arrase en las urnas y vuelva a ganar la ciudad para la gente.
Un primer encuentro ilusionante al que deben suceder otros, tantos como sean necesarios, que culminen en una propuesta común que confronte a las derechas..
Y no tiene que ver con siglas, nombres o sillones, sino con trabajar desde la generosidad y responsabilidad en un proceso de confluencia y unidad, tan esperada como necesaria.
Tampoco tiene que ver con diferencias sustanciales en cuanto a programas, ideologías, luchas y reivindicaciones por lo que el camino hacia un consenso amplio no debería ser muy complicado.
Egos y personalismos deben quedar relegados y dejar paso al interés general de la ciudadanía, que es quien de verdad importa.
La deriva política de las derechas augura malos presagios para nuestras gentes y solo la altura de miras, desde una perspectiva unitaria, generosa y global puede cambiar el rumbo de nuestras vidas.
Nos une la Zaragoza que queremos, caminemos juntas.
