La melancolía es el motor de la poesía confesional, textos sórdidos, narrativos o pictóricos. Sylvia Plath y Anne Sexton conquistaron espacios. Ellas fueron particularmente controversiales porque escribían sobre temas tabús para las mujeres. Esto las convirtió en iconos no solo de la literatura en inglés sino también de la literatura feminista, ya que retaron las convenciones de género y enfatizaron la subjetividad femenina de una manera íntima y valiente jamás antes vista.
Estas son algunas poetisas feministas, en la actualidad y el pasado, que con la poesía confesional supieron lamer heridas, describir traumas, desnudarse y pasar frío para gritar su dolor, de las más significativas a poesías que solo ellas entendería.
Como una premonición. Son bastantes los y las artistas que supieron convertir la poesía confesional en arte, libros, punk, poemarios y feminismo. Expiraron cada palabra que incomoda. Eso le dio una épica a ese malestar, un estatus, que luego para el público, es algo romantizado. Algo romantizado que es doloroso, que examinamos desde cerca como si leyeras un diario. Algo que, como todo lo que se examina de cerca, pierde cualquier mota de glamour.
Las poetisas que leo vienen de un bagaje largo, doloroso, y completas de cicatrices. Muchas poetisas referentes del pasado se suicidaron, vivieron una vida precaria y llena de depresiones. Con una alta sensibilidad que caracteriza a todas estas artistas. De las que hablan, cuando ya no están.

Alejandra Pizarnik
La poeta argentina se quitó la vida a los 36 años por sobredosis de fármacos. Arrastraba problemas de adicción y una inestabilidad emocional que encontraba, como tentáculo creador, una extensión en su poesía. Personal, íntima y de tremenda calidad, en ella se ligan la vida y el arte. Muchos de sus poemas son un vuelco de esa melancolía, una forma de arrojarla o explicarla. Y algunos de ellos, más caóticos y sentidos, fueron escritos también desde el psiquiátrico de Buenos Aires en el que pasó tiempo internada. Algo de lo que muchas poetisas tienen en común.
El despertar (A León Ostrov)
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada
Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue
¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

Maya Angelou
Empezamos hablando de una de las mujeres poetas feministas más conocidas. Como uno puede imaginar ya por la primera estrofa de su poema 'Y aun así, me levanto' ('Still I rise'), Maya Angelou no se cortó ni un poco en condenar la opresión que tuvo que sufrir como mujer, y en especial como mujer afroamericana. La prolífica escritora y poetisa es quizás más conocida por la primera de sus siete autobiografías, 'Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado', pero su poesía no es nada menos inspiradora, potente y motivadora.
Y aun así, me levanto
Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo… me levanto
Angelou no tuvo una vida fácil, siendo víctima de una agresión sexual y violación que la dejó muda durante cinco años – algo que solo terminó para resolver gracias a su amor por la lengua y las letras. Tal y como ella misma se describe en uno de sus poemas, Angelou fue una “mujer fenomenal”, luchando siempre en contra de la injusticia y de la opresión, sobre todo en su activismo en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Detrás de los poderosos versos de Maya Angelou por la libertad y contra la opresión encontramos la lucha feminista, pero también su particular experiencia como mujer negra, algo importante a tener en mente cuando leemos poemas como los siguientes, 'Y aún así, me levanto' ('Still I rise'): 'Mujer fenomenal' ('Phenomenal woman'); 'Pájaro enjaulado' ('Caged bird').
Tocados por un ángel
Nosotros, desacostumbrados al valor
exiliados del placer
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta ante nuestros ojos
para liberarnos a la vida
Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis
viejos recuerdos de gozo
antiguas historias de dolor
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo

Chloe María Valdivieso
Chloe María Valdivieso Requena (1991) es una poetisa y militante feminista radical española, autora del poemario 'La puta del diablo'.
Muchas mujeres estamos enamoradas de monstruos, porque es lo único que conocimos
Nacida en Andalucía, Chloe María Valdivieso no tuvo una vida nada fácil. Exprostituta y exmodelo erótica de fotografía, fue víctima y sobreviviente de violencia de género y sexual. Fue violada por sus parejas maltratadores y fue prostituida. Sufre de depresión y fibromialgia.
Es autora de casi 300 poesías confesionales y un manifiesto feminista, publicado en el poemario 'La puta del diablo' ( 21 Noviembre 2020).
Y en medio del caos, me escribo a mí misma y me pido, nunca olvidarme de mí
Su poesía confesional es tan sórdida y dolorosa, como su forma de enseñar sus heridas mientras te guía por un museo de cicatrices que les pone nombre. Dolor, la rabia, la ira, la violencia de género y sexual, la depresión, el feminismo radical abolicionista y el suicido. De esta manera tan cruda y brutal, marcan sus versos. Ninguna de sus poesías lleva título.
Me estremecí de dolor al recordarte, como el punto que se teclea al final de una frase
La melancolía es una extremidad más" y los traumas, también
Tus andas en la calma, mientras yo nací y crecí con quemaduras, tú te aferras a la vida, cuando yo siento que debe haber algo mejor
Que me abrace el silencio y el grito que nunca grita
Solo escucho caer las gotas de lluvia en el salpicadero mientras el policía me viola y me escupe, preguntándome: ¿Con la regla, cuestas diez euros más?
Aunque el frío me queme y aunque el miedo me muerda
Quiero ser libre
Cuando dejas de ser la muñeca de todos, quieres salir a la calle y quemar lo todo, llevar una navaja en el bolso y unos dientes afilados en el coño. Es una guerra y mi cuerpo el campo de batallas y mi ira, mi arma.
Tu boca es como un funeral
cada vez siento la prueba de mi muerte
y las callejeras heridas ya sabemos sobrevivir. Escribir poemas en aquella Ibiza de pandemia. No querer morir en cataratas cristalinas quemada por un fuego interior.
Aquella noche desee nadar mar adentro quiero dejar de flotar en la miseria.
Las cenizas se reflejan en cada sombra la naturaleza se confiesa en cada paso
y solo escucho gritos dentro de mi estómago. Y mis labios ya están llenos de sal besando cada herida que cicatriza.
En el filo del mundo veo pasar el largo desfile de lo absurdo
máscaras de poder.
Ya no me intimidas
ni los golpes.
Hicieron falta mil lunes para volver a caminar.