El oso recupera lentamente su espacio en los Pirineos pero se enfrenta a nuevas amenazas para su supervivencia

El estado de conservación del oso en la cordillera pirenaica, animal protegido y catalogado como especie en peligro de extinción, se analiza en el Informe anual de seguimiento del oso pardo en los Pirineos, cuya versión del 2023 se acaba de publicar

El oso recupera lentamente su espacio en los Pirineos pero se enfrenta a nuevas amenazas para su supervivencia
Foto: Cima Norte

El informe anual de seguimiento del oso pardo en los Pirineos del año 2023 se ha publicado recientemente. La elaboración de dicho informe, cuya mayor responsabilidad recae sobre nuestras vecinas francesas, se nutre también de los datos y colaboración del resto de administraciones pirenaicas con presencia osera, esto es además del gobierno francés, de los gobiernos de Aragón, Catalunya, Nafarroa y Andorra.

Este seguimiento se viene haciendo desde el reforzamiento poblacional en 1996 para evitar la extinción del oso pardo en los Pirineos y complementa los estudios anteriores sobre la exigua población autóctona. Cabe recordar que el oso pardo es un animal protegido catalogado como especie en peligro de extinción.

Desde la Asociación Lobo Aragón explican que “sin querer ahondar en anteriores informes y circunstancias, sí que conviene recordar que a través de varios programas Life se han ido reintroduciendo ejemplares procedentes de Eslovenia ante la delicada situación que en esos momentos atravesaban los más afines osos de la Cantábrica, encontrándonos en la actualidad en Pirineos con solo una genética con herencia pirenaica”.

Los avances en cuanto a número de ejemplares, osas reproductoras, número de camadas y oseznos y territorio de presencia osera han sido crecientes, positivamente exitosos se podría calificar “si bien no es oro todo lo que reluce”.

La situación actual de la población con 83 ejemplares frente a los 76 de efectivo mínimo identificado en 2022, nos traen un crecimiento del 10,4%, una tasa de crecimiento esperada si bien probablemente por debajo de las expectativas pues numerosas osas adultas y subadultas, no han logrado ser identificadas en el curso del pasado año. “No es un dato baladí, las osas son nuestra única esperanza y cualquier baja supone un hándicap terrible para la especie pues además en el informe perdemos ejemplares genéticamente valiosísimos”, detallan desde Lobo Aragón.

“¿Y porqué tanto nombrar la genética? Sencillamente porque la endogamia ya deprimió la decadente población autóctona en el sXX auspiciada por una persecución secular sin tregua por el ser humano. Tras los reforzamientos con nuevos ejemplares de nuevo la mano humana intervino a través del plomo para ir robándonos los osos más valiosos como Cannelle, la última osa autóctona o más recientemente ejemplares como Sarousse en el Turbón oscense, Gribouille y Caramelles en Francia o la pérfida trama en Arán tras la muerte de Cachou”, destacan desde Lobo Aragón, añadiendo que “esto derivó en que Pyros, al que habría que hacer un monumento se convirtió en el macho dominante, patriarca, dueño y señor de la hermosa cordillera. El gigante esloveno es padre, abuelo y pariente de más de 50 ejemplares presentes (en concreto su adn está en el 85% de los ejemplares) y muchos más muertos o no localizados. Añadamos a la ecuación que muchos de ellos provienen además de sólo dos osas, Caramelles y Hvala. Podemos hacernos una idea de lo que se nos presenta, consanguinidad, aquello que ya una vez nos puso en la cuerda floja”.

El oso recupera lentamente su espacio en los Pirineos pero se enfrenta a nuevas amenazas para su supervivencia
Foto: Lobo Aragón

Para solucionar esto, el gobierno francés soltó dos osas en 2018 en la zona occidental “pero una vez más la solución se demostró que aunque valiente y necesaria quedó ahogada en la soledad de las montañas bearnesas, aragonesochacetanas y roncalesas. Sólo Sorita, una de las osas, se ha reproducido y siempre con el mismo macho (descendiente de Pyros por cierto) nos ha traído descendientes, tres camadas y siete oseznos en total, de los cuales los dos primeros fueron víctimas de infanticidio por otro macho pero los otros cinco, de los que salvo una no identificada con seguridad el resto son machos. La otra osa, Claverina que ha estado mayormente en la zona aragonesa no coincidió con ninguno de los machos cercanos y llevamos seis años sin que su línea nos haya dado ninguna alegría, quizá este sea el año, pero tenemos en la zona occidental nueve osos, de los cuales siete son parientes entre sí”, explica Lobo Aragón.

La no localización del único oso liberado por Catalunya, Goiat cuyo objetivo era diversificar la genética en la zona más poblada de los Pirineos centrales y la de su única descendiente “nos aboca a un panorama muy delicado”, señala la asociación.

El aumento significativo de camadas, once, y los 16 oseznos detectados suponen el mayor número detectado en la serie de estudio “pero nos arroja la preocupación de que de los oseznos detectados en Catalunya prácticamente todos excepto dos apenas han sobrevivido unos meses, y salvo un infanticidio resulta un dato a analizar que esas camadas, tres de ellas han sido de un solo osezno, en un año rico en recursos y refugio, quizá que sean linaje Pyros y sus progenitores parientes entre sí nos explique esa fragilidad”.

Hasta ahora la tasa de supervivencia de los oseznos al segundo año estaba en unos parámetros altos y aceptables, rondando el 74% “pero mucho me temo que la consanguinidad nos lleve a camadas de menor número de oseznos, menor fertilidad y mayor tasa de mortalidad”, puntualiza Lobo Aragón.

“Datos como las nuevas osas reproductoras o nuevas paternidades en machos hasta ahora con el casillero vacío, o la comprobación de cómo una subadulta a los 2,5 años ha sido madre quedan en meras estadísticas”, lamenta Lobo Aragón, que sin embargo sí valora positivamente “el aumento exponencial del territorio osero hacia ambos extremos de la cordillera gracias a los machos subadultos exploradores que nos han plantado en 7.100km2 de área de presencia, un considerable aumento de 1.700km2”. “Incluso me atrevería a decir que el leve aumento de número de ataques a ganado/colmenas aunque con menor pérdida de animales no es ya un dato que deba alarmar a nadie. Hay osos, hay más osos y a pesar de que las medidas de autoprotección se van generalizando, acuciado también por la llegada del lobo, sigue habiendo un rechazo cultural a aceptar la realidad en determinados territorios que sólo quieren montes convertidos en estampas de belén navideño con prados, ovejitas y terneros, obviando que la naturaleza es otra cosa”, enfatiza la asociación.

Por todo ello, “y a pesar del gran número de indicios recolectados en ambas vertientes gracias a nuestro trabajo de campo, trayectos, huellas, excrementos, fototrampeos, trampas de pelo, observaciones y ataques a ganado/colmenas. A pesar de que quizá andemos cerca de los 90 ejemplares cuando vayan aclarándose nuevas muestras o se determinen nuevos indicios. A pesar de que empezamos con cinco ejemplares y a pesar de que vamos camino de récord en camadas, oseznos y osas reproductoras. A pesar de que quizá este año Canelito, el último oso con linaje pirenaico pueda ser padre. A pesar de todo ello no podemos bajar la guardia, la depresión endogámica está agazapada esperando silenciosa”, alerta Lobo Aragón.

“Aún estamos a tiempo, las administraciones deben poner remedio y solución. El oso pardo no es una especie en extinción de segunda, al igual que se hizo y hace con quebrantahuesos, linces o visones europeos urge tomar cartas en el asunto. Quizá es hora de poder extraer un par de osas de la Cantábrica, quizá aún podamos enderezar este árbol genealógico y salvarlo de verdad”, concluye la asociación Lobo Aragón.

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