ALIENTE apuesta por el autoconsumo y la generación distribuida contra el modelo de macroproyectos energéticos

15 Plataformas, agrupadas en ALIENTE en Aragón, apoyadas por 113 entidades convocan a la ciudadanía a una manifestación este domingo, 13 de marzo, en Zaragoza

Marcha ciudadana al Cabezo San Borombón | Foto: @estepahuerva

Su lema, ‘Renovables sí pero no así’, expresa la motivación de esta movilización, que ya viene desarrollándose a distintos niveles desde hace varios años ante la presentación de numerosos proyectos de centrales eólicas y fotovoltaicas que van a afectar a todas las comarcas en Aragón.

En rueda de prensa de ALIENTE en Aragón, Javier Oquendo, de la Plataforma a favor de los paisajes de Teruel, ha remarcado que “no estamos nadie contra las renovables. Es gente que lleva años proponiendo el camino de las renovables, por el calentamiento climático y el desabastecimiento de combustibles fósiles. Tampoco es un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano”.

Se trata de apostar “por un modelo de implantación de las renovables que apueste por el autoconsumo y la generación distribuida, que puede llegar esto ultimo a un 60 o 100%. El otro modelo es apostar por los macroproyectos, que solo benefician a las pocas empresas del sector energético”, ha señalado Oquendo.

Se apuesta por una generación distribuida, que es el gran potencial que ofrecen las renovables, pues se pueden producir cerca de donde se consumen y en pequeñas cantidades, así como convertir a las personas consumidoras en productoras, con lo que ello supone de democratización de la energía y lucha contra la pobreza energética.

Pero, según denuncian, no es el modelo por el que apuestan las administraciones y mucho menos las empresas energéticas, que quieren mantener el monopolio de la generación y distribución de la energía para poder mantener sus abultados beneficios y el control del sector. Esto se materializa en la construcción de grandes centrales en espacios naturales, con las consiguientes afecciones a las actividades tradicionales, a la vida de las personas que viven allí y a la biodiversidad por la eliminación y ocupación de espacios de gran riqueza y vida.

Ante esta doble alternativa de cómo realizar la transición energética, se apuesta claramente por la de menor impacto y mayor beneficio para la ciudadanía, así como por la que más ayuda a una auténtica conciencia de lo que supone el consumo y la producción de la energía que se usa.

Teresa Bardají, de la plataforma La Fueva no se vende, ha hecho hincapié en el problema de la despoblación: “Va a contribuir a la despoblación rural, porque no va a suponer un aumento a los puestos de trabajo, ni riqueza al medio rural ni una fijación de población, ya que la energía ‘macro’. Esta energía genera riqueza donde se consumo, y no va a ser consumida en nuestros municipios”.

Se pide al Gobierno de Aragón y al Ministerio de Transición Energética y Reto Demográfico (MITECO) que se trabaje en una planificación y ordenación del territorio que respete los espacios naturales, el paisaje y las actividades agrícolas, ganaderas y turísticas, que no se apruebe ningún proyecto de macrocentarles y que los fondos europeos se destinen a la implantación de renovables distribuidas y de autoconsumo.

Se hace un llamamiento a toda la ciudadanía y también la ciudad de Zaragoza, pues no es un problema del mundo rural y la utilización de sus espacios, sino de cómo se quiere que se produzca y se distribuya la energía y como se participa de forma activa en la generación de la misma.

Si las grandes compañías copan los nudos de evacuación con sus megraproyectos, la ciudadanía no tendrá posibilidad de incorporarse al sector productivo y tendrá que seguir soportando los altos precios y los movimientos especulativos de las empresas energéticas y las que se han subido en los últimos tiempos al carro de las renovables.

María Peña, de la Plataforma en defensa de la estepa del Huerva, ha recalcado que estos procesos se están realizando de una manera en la que ciudadanía no puede participar: “Se prescinde de los instrumentos de ordenación del territorio que tienen Aragón. No se está haciendo en base a un plan ni a un análisis de dónde es mejor, también para minimizar la pérdida del transporte de la energía, que la evidencia científica dice que el 50% se pierde en el transporte”.

Pero también recuerda que todavía se puede parar, “se puede incidir, se pueden hacer las cosas de otra manera. Cada día se pueden presentar alegaciones y tomar conciencia de lo que está pasando. Muchos ayuntamientos de Aragón han establecido moratorias porque esto ha pillado a todo el mundo de nuevas”.

Exigen “un modelo que garantice que todo el mundo va a tener acceso a la energía, que la energía es un bien básico, hacerlo de una forma más democrática y empoderando a toda la ciudadanía, que es el objetivo”, concluye Javier Oquendo.

Ante una implantación desordenada, sin planificación y a la medida de las grandes empresas, hay que manifestar al Gobierno de Aragón y de España que otro modelo es posible, un modelo mejor para la ciudadanía, el territorio y la biodiversidad.

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