"Desde 2017 un total de 210 personas en Països Catalans han sido encausadas en procesos judiciales por causas antifascistas"

Adri es uno de esos encausados, un joven de Badalona al cual el sindicato ultraderechista Jusapol le pide cerca de nueve años de prisión por un encontronazo tras una manifestación el 29 de septiembre del 2018. Pero Adri no es la excepción ni mucho menos, ya que hay cientos de personas por todo el Estado español encausadas en diferentes procedimientos judiciales relacionadas con la represión del antifascismo. Hablamos con Alerta Solidària.

"Adri es queda al barri", uno de los lemas de la campaña por al absolución del joven antifascista de Badalona | Foto: @adrinoestassol

Cuenta el periodista Miquel Ramos que: “Al morir el dictador, se vendió el relato de que el fascismo había sido enterrado con Franco. Sin embargo, los grupos de extrema derecha continuaron actuando dentro de las estructuras del Estado. Continuaba existiendo una herencia de la dictadura y esto se notó en diferentes ámbitos, como en las Fuerzas de Seguridad del Estado y también en las calles”.

“Porque tu vida se para y ese dolor va contigo las 24 horas del día”

Adri es uno de esos jóvenes que ha vivido en sus carnes la represión y la impunidad con la que actúan los grupos de extrema derecha en el Estado español. Su madre nos cuenta que cuando se enteraron de que Jusapol, como acusación particular, le pedía cerca de nueve años de prisión, pasaron un “del shock mental a la incredulidad y a pensar que eso no podía ser real”.

“Como padres luchadores y habiendo ido a muchas manifestaciones no crees que puedan a tu hijo por cuatro palabras pedirle nueve años de cárcel. El miedo, la rabia, la impotencia y el dolor ha sido difícil de sobrellevar. Porque tu vida se para y ese dolor va contigo las 24 horas del día”, relatan sus padres.

“Lo que nos ha dado fuerzas ha sido nuestra forma de sentir que podíamos aportar algo para hacer visible, denunciar y explicar el caso. La rabia es lo que nos ha mantenido en pie”, explica su madre, Eva. Por todo ello nos dice que “ni OBLIT ni PERDÓ”.

Para ahondar en la situación de represión que vive a diario el antifascismo entrevistamos y charlamos con Martí Majoral, portavoz de la organización de la izquierda independentista Alerta Solidària, quienes están brindando apoyo permanente a diversos casos de represión del antifascismo, como el caso de Adri. Recientemente están dando a conocer un informe en el que denuncian que en los últimos años hay un total de 210 personas antifascistas encausadas en Països Catalans.

Para quienes no conozcan el caso de Adri, ¿cuál es el origen y como empezó todo?

Todo el mundo habrá oído hablar del 1 octubre, del referéndum que hubo aquí en Catalunya y lo que pasó ese día. Aquí se vivió con mucha tensión por esas cargas que hubo… Pero no solo por lo que paso estrictamente ese día, sino por las reacciones que hubo: la del rey de España, los posicionamientos de los medios de comunicación de Madrid, etc. No solo fue el primero de octubre, sino que tuvo repercusiones muy graves, como la aplicación del 155.

Y al cabo de un año no se les ocurre otra cosa a los del sindicato Jusapol que hacer una manifestación en Barcelona. No fue exactamente el primero de octubre; fue el sábado anterior que era 29 de septiembre. El primer aniversario se iba a hacer un lunes, pues el sábado ellos se manifiestan. Y se manifiestan formalmente para la equiparación salarial de los diferentes cuerpos de policía del Estado español, pero como homenaje a esos policías que actuaron en ese 1 de octubre de hacia justo un año. En medio de la suspensión de la autonomía, los presos políticos, la abertura de multitud de causas, la represión a los CDR... Va y encima viene esa gente a hacer esa demostración de fuerza y de provocación.

Es en ese contexto donde hay que situar lo que pasó ese día. Ante esa manifestación, como no, hubo una contramanifestación, un acto de protesta, para denunciar lo que a todas luces era un claro acto de provocación. Eso llevó mucha tensión entre los manifestantes vamos a decir independentistas, antifascistas, con la policía y también con los Mossos d’ Esquadra que se pusieron a hacer el cordón policial de separación en medio.

El sindicato policial inició su marcha, pero no la pudo terminar. Imaginaros una calle céntrica de Barcelona como es Vía Layetana, al lado de la plaza de Catalunya, donde estaban los autocares que habían puesto los organizadores de la marcha de Jusapol trayendo manifestantes de puntos de todo el Estado. Pues toda esa zona quedó acordonada, llena de manifestantes de uno y de otro signo, hubo cargas policiales, varias detenciones…

Con posterioridad, se fueron abriendo diferentes procedimientos judiciales y uno de ellos hacía referencia al caso de Adri, quien junto a tres personas más están metidas en un procedimiento judicial por uno de esos encontronazos que hubo entre manifestantes de un signo y de otro, en ese día caliente de máxima provocación por parte de Jusapol. Os diré a más que Jusapol sacó pecho de todo ello, se presentó ante los medios de comunicación como el agredido e incluso al cabo de un mes repitió el acto en Barcelona y hubo otros encontronazos. Ese era el contexto y eso es lo que pasó ese día.

¿En concreto de qué se le acusa a Adri?

Son cuatro personas encausadas junto a Adri. Pero en concreto Adri es uno de los que se lleva la peor parte. Hay acusaciones particulares y también la de la fiscalía. El relato que se da por parte de las acusaciones es de que “unos pacíficos manifestantes de Jusapol que vuelven hacia sus autocares para regresar a sus rincones de donde sea y una turba de violentos antifascistas e independentistas se avalancha sobre ellos, e incluso habría un agente de la guardia civil que habría quedado herido, lesionado”. Y todos estos cargos son los que se le imputan a Adri y a otros tres más.

¿Qué se le pide?

La acusación particular le pide la suma de ocho años y medio: tres años y medio por delito contra los derechos fundamentales, porque justifican que habría actuado en contra del derecho de manifestación de los policías fascistas; tres años por amenazas, que dentro de un contexto de tensión tienen la credibilidad que tienen; y dos años y medio más por coacciones. Un total de ocho años y medio más indemnizaciones, multas y las costas.

Es decir, le piden una burrada por una situación que se dio muy rápido, en la que bueno… Se presentan como inocentes. Pero… Son agentes de la guardia civil, no lo olvidemos. Que iban en grupo e iban por la calle después de desfilar con esas proclamas y multitud de banderas e incluso escudos que aparentaban, no sé, las tropas vikingas que llegaban a Barcelona. Había toda una parafernalia paramilitar fascistoide impresionante. Y luego, bueno… Son ellos los que acabaron según su opinión recibiendo palos. Que no fueron palos, fueron como muchos chillidos, insultos, aspavientos.

En resumen, lo que nos encontramos es unas acusaciones muy contundentes difíciles de demostrar, porque no paso de eso, de un momento de tensión. La gente lo que hizo fue chillar y poca cosa más. Pero ahí está, una petición brutal de ocho años y medio; la fiscalía lo reduce a cinco, más o menos por los mismos delitos, pero ya son cinco años igualmente. Unas cifras impresionantes. Y los otros tres encausados están en una situación más o menos similar que Adri.

Se ha hecho más famoso el caso de Adri sin duda porque sus padres han hecho una labor espectacular de difusión del caso, porque tienen un grupo de apoyo en Badalona y las localidades del entorno muy fuerte. Son personas militantes, muy concienciadas y enraizadas en los diferentes colectivos de la ciudad y por eso con Adri se ha hecho muy buena campaña y se está trabajando muy bien.

Entonces, además de Adri había también más encausados, ¿no?

Sí, a dos más de ellos desde Alerta Solidària también les damos nuestro apoyo y cobertura y tienen unas peticiones más o menos similares, por bien que el caso del Adri salió a la luz pública más temprano y con el que vamos todos contentos por esa labor brutal que están haciendo especialmente su padre Antonio y su madre Eva.

Antonio y Eva, padre y madre de Adri, junto a los Chikos del Maiz con las camisetas “L’Adri es queda al barri” | Foto: @adrinoestassol

La represión de gente antifascista está bastante generalizada en el Estado español. Basta con mapear un poco para encontrar en diferentes sitios gente relacionada con el mundo antifascista que está encausada. Aquí en Aragón tenemos el caso de los 6 de Zaragoza. ¿Creéis que hay una estrategia conjunta de las instituciones que busca disciplinar a la gente o qué estamos ante casos aislados?

No son casos aislados. De hecho, nosotros recientemente tuvimos la ocasión de presentar un estudio que llamamos el Informe 210, porque narra la situación de 210 antifascistas que tienen, o han tenido, causas penales. No causas administrativas; son causas penales que han llegado a los tribunales.

Y desde 2017 un total de 210 personas han sido encausadas en procesos penales por causas antifascistas solo en los Països Catalans. Y hemos podido ver, gracias a poner todos esos casos juntos, analizar similitudes y pautas que se dan, como efectivamente lo que hay es una profusión de medios por parte de la policía, una carta blanca para utilizar de todo: brigadas especiales de información, métodos científicos, meses y meses de trabajo… Algo brutal. Y normalmente para delitos que, o ni son delitos o, como mucho, se quedarían en una falta administrativa, o que son casos que en muchos casos quedan en nada. De hecho, una cuarta parte de los casos a los que nos referimos en este estudio, entran en los juzgados y son archivados porque no se ve delito.

Entonces lo que hay es, mucha carga de investigación, una sobre exageración sobre hechos menores que luego cuando lo coge la fiscalía sobre exagera los delitos y pide penas super desproporcionadas. Pedirías ocho años y medio por delitos muy gordos, pero no por un encontronazo que se puede dar en una calle en cualquier momento y que no pasa de eso, de unos chillidos y de algo que dura un minuto a plena luz del día.

Con esas peticiones tan elevadas y con esa profusión de medios por parte de la policía lo que se busca y en buena parte se consigue es intimidar, coaccionar el derecho de manifestación. Más de la mitad de esas 210 personas son procesadas por actos de protesta del antifascismo contra actos del fascismo. Es decir, como el caso de la manifestación de Jusapol; una manifestación claramente de ultraderecha españolista rancia. La gente protesta y es sobre esa protesta antifascista que cae con mucha contundencia la represión. Busca intimidar, y en buena parte lo consigue. Lo que pasa es que el contexto político y social es el que es y es difícil incluso por parte del Estado español pararlo. La protesta sigue, se organiza la gente y todo continua, pero incluso llegando a la absolución en el caso de Adri después de pedirle ocho años y medio, no te vas a casa contento.

¿Barajáis la posibilidad de la absolución en el caso de Adri?

La absolución no es una situación imposible. En ese estudio, el Informe 210, señalamos que uno de cada cuatro casos queda archivado y cuando se llega a juicio, la mitad acaban con absolución. Con casos de peticiones de cinco, seis, ocho años… Hay gente que ha sido absuelta. Pero después de dos, tres, cuatro o cinco años de procedimiento penal te llevas un trauma de por vida.

¿A nivel personal cómo lo pasan quienes viven estos procesos judiciales? Porque la condena ya empieza antes del juicio y tiene que ver con que todo este procedimiento judicial afecte a tu ámbito familiar, laboral, a tu día a día… Y que incluso puede acabar con problemas mentales de gran calado. Esa condena mientras dura el procedimiento judicial generalmente está invisibilizada.

Efectivamente. Incluso cuando acaba todo con una absolución, la mierda ya te la has comido. Son problemas mentales, porque los que son más palpables es esa dificultad por encontrar trabajo, centrarte en los estudios, ese proyecto de viaje de Erasmus que tenías y que no lo vas a hacer, pierdes el trabajo, estás más irascible, duermes peor…. La sintomatología es enorme. Incluso efectos sobre el estado anímico y mental, porque a los problemas del día a día que ya son jodidos como la precariedad laboral, si le sumas esa amenaza la situación es brutal.

Todos estos casos contrastan un poco con, por ejemplo, las manifestaciones que estamos viendo estos días en las sedes del PSOE con grupos de ultraderecha. O las de nazis en Chueca al grito de “fuera maricas de nuestros barrios” o con homenajes a la División Azul en donde una nazi, Isabel Peralta, desde la tribuna de oradores dijo “los judíos son los culpables”. En estas dos últimas no hubo detenciones ni encausamientos. Yo creo que hay un doble rasero a la hora de medir las manifestaciones antifascistas, donde ya son criminalizadas incluso antes de producirse, con las manifestaciones abiertamente nazis y de ultraderecha, donde casi siempre no hay detenciones y se ve incluso escenas de compadreo entre la policía y los propios nazis.

Es obvio, es que es muy descarado. Con los ejemplos que tú dices ya hay bastante, pero déjame que te añada uno, que es muy simbólico de Barcelona. Es el caso que se llama “Raval vs Vox”. El Raval es el barrio del centro de Barcelona, el barrio popular, el barrio de toda la vida. Donde hace cincuenta, sesenta o cien años llega tradicionalmente la inmigración más depauperada para vivir allí; es un barrio super multicultural.

Tuvimos por sorpresa de las vecinas del barrio una visita de diputados de Vox, que hacía días que hablaban de la situación insostenible del barrio… Cuando en el barrio la convivencia está ahí, con sus problemas, pero la convivencia está, y la gente no se mira mal por ser amarillo, negro o lo que sea. Pero llegaron ellos con su discurso racista y la gente protesto inmediatamente. Ellos, los de Vox, se cerraron en un hotel voluntariamente. Delante del hotel se fue concentrando cada vez más y más gente y hubo quien acabo por tirar un huevo a la fachada del hotel, otro que quizás hizo una pintada…

Ahí está otro nuevo proceso penal que piden años de cárcel para ocho personas, además de miles de euros de multa. Y lo curioso es que quien actuó en contra de esos manifestantes es la Fiscalía Antiodio. Y la fiscalía especializada en delitos de odio no hizo nada, no ha hecho nada, cuando esos diputados incluso en esa misma concentración se grabaron un video donde se les veía dentro del hotel tranquilos, limpios… Diciendo que “el barrio se había convertido en un estercolero multicultural”. A esas palabras, cero consecuencias; a la manifestación de repulsa del discurso de odio, persecución penal.

Cuando el Estado no debería perseguir esas manifestaciones, sino promoverlas, protegerlas. Es que es un deber ciudadano actuar contra Vox y ese discurso, y no acabar sentado en el banquillo de los acusados.

Hemos llegado a un punto en el que rechazar al nazi puede ser considerado un delito de odio. Rechazar a quienes difunden odio sistemáticamente contra la inmigración, los pobres, los sindicalistas, la izquierda, el feminismo, y promueven un discurso antidemocrático puede ser tildado como delito de odio. Hay una clara derechización de ciertos aparatos del Estado que deriva en posiciones muy autoritarias y peligrosas.

Es una esquizofrenia. No mucho más tarde de la Segunda Guerra Mundial se empezaron a definir mecanismos para reprimir discursos de odio, intentar pensar cómo frenar mentiras contra los judíos… El delito de odio que se definió desde el ámbito penal claramente tenía que defender a los “colectivos diana”: los colectivos que eran tradicionalmente objeto de esa estigmatización, de esa persecución.

Y es impresionante como desde el Estado español se recoge esa voluntad internacional de legislar en favor de las minorías y se le da vuelta. Y representa que ahora es una minoría el nazi e incluso se ha intentado pasar por delitos de odio la protección de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, cuando es un cuerpo funcionarial. Incluso podríamos acabar defendiendo por la vía penal el propio Estado o la monarquía. Es dar la vuelta absolutamente a la intención de lo que tenían en un inicio los delitos de odio y eso pasa en el Estado español y es esquizofrénico.

¿Estáis teniendo algún tipo de apoyo institucional en el caso de Adri? ¿Cómo es vuestra relación con las instituciones?

Apoyos institucionales llegan con cuentagotas a partir de esas mociones que se entran por parte de algún colectivo afín como la CUP o entidades vecinales que van a los respectivos ayuntamientos a proponer mociones de apoyo.

Más allá de eso, sabéis que aquí en Catalunya lo que hay es esos partidos independentistas mayoritarios que promueven en el marco de la investidura al gobierno de España una posible amnistía, una ley de amnistía. Eso impregna todo el debate que se está dando hoy en día en Catalunya y que también tiene su eco evidentemente en el resto del Estado español. Pero esa amnistía que en principio debería incluir también el caso de Adri, se está negociando sin ningún contacto con nosotras y no participamos para nada.

La alta institución por lo tanto nunca nos ha dado su apoyo. En muchísimos casos, no en el caso de Adri, la misma Generalitat se ha personado como acusación contra manifestantes antifascistas, independentistas. Es decir, de la institución tenemos una de cal y una de arena, y ahora mismo el apoyo más importante es el de la calle, la gente, los colectivos, la concienciación de todas y todos. Apoyos que llegan también de parte de Logroño, Asturias, Aragón y de muchas partes de todo el Estado.

¿Cuáles van a ser vuestros siguientes pasos?

Como actos de movilización tenemos el Informe 210 que vamos a presentarlo en diferentes localidades. El informe se edita en formato libro y va a estar disponible para los grupos de apoyo para que lo hagan suyo y puedan venderlo y ganar algunos euros. Y con eso vamos a estar ocupados los próximos meses. Sabiendo que tenemos algunos juicios importantes al antifascismo que deberán requerir nuestro apoyo.

Uno de ellos es a finales de diciembre, en que se va a juzgar el asalto nazi a un centro de menores migrantes no acompañados que hubo hace cuatro años. Una noche de verano unos nazis no se les ocurrió otra cosa que entrar a palos contra los migrantes que había en un centro de menores. Esto después de muchos días de calentar el ambiente y cuando estos nazis entran, detrás de ellos dos antifascistas se metieron por allí para exigir que la policía hiciera algo para sacar a los nazis y, total, que en diciembre tenemos un juicio contra siete nazis y los dos antifascistas juntos en el mismo paquete. Algo absurdo e impresionante, pero allí vamos a estar con ellos y desde el grupo de apoyo de Adri también vamos a estar.

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