Bebés robados: un negocio que surgió del franquismo

Actualmente, y según denuncia el periodista José Luis Gordillo en su libro ‘Los hombres del saco’, esta trama paralela, y que a su juicio cuenta con la colaboración de los laboratorios, tanto públicos como privados, a través de la manipulación genética, se ha reorganizado para impedir el reencuentro entre las personas que todavía se encuentran vivas –únicamente se han producido un 20% de reencuentros- y que tienen, sin saberlo, una identidad falsa y que desconocen que fueron secuestradas y vendidas al nacer

Foto: Alvaro Minguito (Diagonal)

No son tantos como dice la televisión. Quitábamos de media un niño al mes en cada hospital. Procurábamos que fuese a familias distintas, aunque a veces la necesidad del negocio era tal que teníamos que quitarle varios a una misma familia, pero nunca más de dos. Llevábamos listas de a quién se le quitaba y a quién se entregaba. Este es uno de los testimonios anónimos extraído del informe especial ‘¿Por qué nadie busca a los bebés robados en España?’, publicado en ‘Periodismohumano.com’ en septiembre de 2014 y realizado por el periodista y escritor José Luis Gordillo.

Dicho testimonio fue realizado por una persona supuestamente implicada en la trama de secuestro y venta de recién nacidos en el Estado español, y lo hizo llegar a una de las asociaciones de personas afectadas para intentar ayudarles en su búsqueda.

“Hasta ahora -prosigue el informe-, nadie más que sus familiares buscan a estos niños y niñas robados, hoy ya adultos. Ni la Justicia, ni el Gobierno, ni las Comunidades Autónomas, ni el Defensor del Pueblo, ni la Unión Europea, ni la ONU... Ninguna institución los busca, salvo sus allegados, con los escasos medios a su alcance ¿Por qué sucede esto? A muchos de los afectados les parece que tal vez no los quieren encontrar. En ese caso, seguro que la inacción tiene un motivo poco confesable”.

Tal y como reconoce José Luis Gordillo, las estimaciones al alza hablan de 300.000 bebés robados en el Estado español desde 1940, cuando el régimen franquista comienza una limpieza ideológica, y se prolonga hasta bien entrada la década de los 90.

“Con la base de las investigaciones de limpieza ideológica realizadas por Vallejo Nájera con la Gestapo. Se retiraban los menores a presas políticas republicanas –hasta la fecha no se ha constatado un robo de bebés a una familia del bando franquista-, pasaban a ser tutelados por el Estado y dados en adopción a familias adeptas al régimen. Querían erradicar así lo que denominaban ‘biopsiquismo marxista’. Hacia 1950 estos niños, también retirados a familias de maquis o sospechosas, empiezan a escasear, así que, para alimentar el mercado de adopciones creado, empezaron a raptar menores engañando a sus padres, diciendo que habían muerto en el parto”, explica Gordillo en una entrevista concedida a Silvia Melero Abascal en el blog ‘SanPablo.es’.

José Luis Gordillo, periodista e investigador, escribió el libro ‘Los hombres del saco’ –libro que forma parte del sumario en el caso de los crímenes cometidos por el franquismo y que es investigado por la jueza argentina, María Servini de Cubría-, una amplia y valiente investigación sobre la trama de los bebés robados desde el franquismo hasta bien entrada la democracia. Un libro publicado en noviembre de 2015 que levantó ampollas entre los poderes del Estado, pues hasta ahora nadie se había atrevido a tratar este asunto desde una perspectiva tan crítica y con unos datos que reflejan la crudeza del mismo. Cabe señalar que un año después de la publicación de ‘Los hombres del saco’, José Luis Gordillo falleció sin que trascendieran las causas de su muerte.

Bebés robados en Aragón

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Por otro lado, y volviendo a un tema tan delicado como es el de los bebés robados, una de estas asociaciones que integra a víctimas de sustracción de menores y de adopciones irregulares que existen en numerosos territorios del Estado español, es la Asociación Bebés Robados Aragón. Una plataforma que surge de la necesidad de un grupo, cada vez mayor, de personas adoptadas y de familiares aragonesas de hacer oír su voz “frente a las mentiras de los organismos oficiales”.

Esta asociación se concentra el primer domingo de cada mes en la plaza del Pilar de Zaragoza para reivindicar que se cumplan las leyes vigentes y se les dé acceso a sus datos, tal y como reconoce la legislación. Asimismo, solicitan que se investiguen activamente por parte de los organismos públicos aquellos casos en los que existen irregularidades. Y por último, exigen a la Iglesia que cumpla con la legislación vigente y haga entrega de los datos que esta institución posee y que, repetidamente, se ha negado a entregar.

Una de estas personas que forman parte de esta asociación es Noemí. Su madre (María del Amor) fue un bebé robado y se enteró el año pasado. Nos cuentan las dificultades con las que se encuentran todas aquellas personas que intentan conocer la verdad sobre su pasado, bien sea porque las instituciones, por norma general las eclesiásticas pero también las hospitalarias, se niegan a facilitar cualquier tipo de información al respecto.

“Muchas de las personas –implicadas- vienen de órdenes religiosas y no quieren entregar estos documentos”, explica Noemí. Documentos, tales como libros de registro de nacimientos y defunciones, que en muchos casos destaparían la verdad sobre las ‘adopciones’, y que pondrían encima de la mesa una serie de circunstancias irregulares hasta ahora desconocidas sobre la trama de bebés robados en el Estado español a lo largo de medio siglo.

Tal y como reconoce Noemí, la mayoría de los casos que llegan a los juzgados son archivados por prescripción o por falta de pruebas. “Mi madre se enteró el año pasado que era una bebé robada, ¿cómo va a poner en marcha un proceso –judicial- si realmente ella no lo sabe?”, apunta. Un argumento, el de la prescripción, del todo absurdo.

Cabe recordar en este sentido que en el año 2012 el Tribunal Supremo hace suya una controvertida doctrina, la de la prescripción de los delitos de secuestro a los veinte años de su presunta comisión, y la convierte en jurisprudencia, según han interpretado la mayor parte de jueces.

“Antes se consideraba que el delito de detención ilegal no comenzaba a contar su periodo de prescripción hasta que la víctima aparecía o era consciente de su secuestro, y de hecho así lo dice una circular de la Fiscalía del Estado de 2013. Pero de muy poco sirve una circular frente a jurisprudencia del Supremo, más allá de un pequeño lavado de cara”, recuerda el periodista José Luis Gordillo en una entrevista concedida al ‘Foro por la Memoria’ en julio de 2016. 

De hecho, y según datos de la Asociación Estatal de Personas Afectadas por Adopciones Irregulares, hasta el año 2016 en el Estado español se habían presentado más de 3.000 denuncias por casos de bebés robados, de ellas, tan solo tres han salido adelante.

“Yo me enteré que mi madre era adoptada con 22 años y que había sido una adopción legal, porque realmente mis abuelos adoptivos hicieron una adopción legal a través de Diputación y con toda la documentación que les pidieron”, asegura Noemí. “Sí que es verdad que yo siempre me había planteado que mi abuela era muy mayor para haber tenido a mi madre con 43 años, algo que en aquellos tiempos no era lo normal”, subraya.

Hasta ahí todo correcto. “Lo que ocurre es que mi madre ahora, por temas médicos, ha empezado a buscar y a pedir papeles y se ha encontrado con que su vida ha sido un engaño. Han manejado su vida como han querido”, lamenta Noemí. “Afortunadamente –asegura su madre- yo he encontrado todos los papeles. Me fui un día sin decirles nada a mis hijos, les dije que iba a Uesca a ver a una tía, y me fui al Archivo Histórico”.

“Allí sí que hay documentación –añade Noemí-, pero muchos de los papeles que tenían que ir, por ejemplo de la Clínica Provincial, que allí estaba Maternidad dirigida por las monjas de Santa Ana, se dice que se quemaron”. Pero por suerte, o “gracias a un milagro”, tal y como reconocen esta madre y su hija, pudo encontrar el único documento en el que realmente se reconoce quién era su verdadera madre. “Yo nací el 11 de mayo de 1955, y a mi madre biológica la ‘despacharon’ de Maternidad el 12 de mayo de 1956, diciéndoles que me había caído por las escaleras y me había matado”, explica.

A su abuela adoptiva le dijeron desde Diputación que su madre biológica había fallecido porque era una mujer de mala vida. “Simplemente por ser madre soltera, y fue realmente lo que mis abuelos adoptivos creyeron”, matiza Noemí.

“Y por otro lado, hemos conocido a la familia biológica y la versión de ellos es, que la madre biológica se fue a servir a Uesca a casa de un alto cargo del Ejército, que en realidad es nuestra mayor sospecha porque no tiene sentido que la ingresaran en Maternidad embarazada de dos meses para ocultar el embarazo. Un año allí dando el pecho y al año le quitaron a la criatura. Cuando en realidad conocemos la versión de la familia y nos dicen que en su casa no faltaba de nada”, aclara, por lo que “no había motivo para que esta mujer no sacara adelante a su hijo”.

 

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Noemí y su madre piensan que había un interés por parte del padre en que no se conociera nunca la existencia de ese bebé. “Si no, no tiene sentido que se oculte el embarazo”, matiza. De hecho, los primos hermanos que la madre de Noemí encontró, “con mucha suerte”, tienen su propia versión: “Mi tía siempre decía que no creía que su hija estuviese muerta, que se la habían quitado”, repetía una y otra vez la madre biológica.

Por otra parte, uno de los grandes problemas con los que se encuentran todas estas personas es la falta de ayuda de las propias instituciones del Estado. Nos cuentan como hace unos días concertaron una reunión en el Senado español para explicar las trabas que les impiden buscar a sus familiares. Un hecho que no dudan en calificar como “decepcionante”. “Yo me fui de allí muy defraudada”, señala Noemí.

“Esperábamos que estuvieran los senadores para escuchar lo que les teníamos que contar, que nosotros ya nos lo sabemos. Se hicieron la foto de rigor y luego durante el acto fueron desapareciendo. Cuando llegó nuestro turno de intervenir los senadores ya no estaban allí. El presidente abrió el acto y se marchó. Entonces yo me pregunté, ¿qué hacemos aquí si los que nos tienen que escuchar no nos escuchan porque no están?”, reconoce.

“Había gente de Canarias, de Andalucía, de Valencia, nosotras de Aragón (…), toda una sala llena de personas. Y que además te gastas un dinero para ir hasta Madrid… que no te importa si te van a escuchar, pero claro… yo me fui muy desengañada”, insiste Noemí.

Otro de los problemas llega a la hora de denunciar, ya que las personas que pudieron cometer estos hechos condenables y juzgables, ya han fallecido. Pero la madre de Noemí lo tiene muy claro. Presentarán una denuncia contra las personas o instituciones pertinentes. “Voy a por todas (…), que lo paguen”, reconoce con firmeza. “Los daños ya no se pueden reparar –añade Noemí-, por mucho dinero que te den esto sólo lo pasa el que lo vive. Es muy difícil aceptar que toda tu vida ha sido una mentira y que han hecho contigo lo que han querido”, recalca.

“Con los papeles que tenemos vamos a ir para adelante porque está claro quien era la madre. Hemos encontrado a la familia, hay primos hermanos que han vivido ya con 12 y 20 años la pérdida de su tía –de la madre biológica de María del Amor-. Y por la parte de mis abuelos adoptivos también hay familia que puede testificar como que mis abuelos realmente lo que creían, o lo que se les dijo, es que la madre había fallecido, por eso tramitaron legalmente la adopción. No sé qué pruebas más se necesitan”, asevera.

También nos cuenta Noemí que el día que conocieron la identidad de la madre biológica de María del Amor llamaron al Ayuntamiento de la localidad en cuestión para conocer si esta persona seguía viva y allí les confirmaron que esta persona había fallecido hacía ya tiempo. El siguiente paso fue ir al cementerio de la localidad para buscar si realmente estaba la lápida y con suerte, constara el nombre y los apellidos y la posibilidad que hubiera una foto. Y así fue.

“Empezamos a buscar con mi padre y mi madre cada uno por un sitio, y cuando la encontré y vi la foto dije: venir que está aquí. Era clavada a mi madre. No había nada más que buscar. Por lo que al estar el cuerpo allí se puede hacer una exhumación y demostrar que realmente es su madre”, afirma.

“Las familias son las que realmente estamos haciendo el trabajo de investigación, cuando quien lo tendría que hacer es el Estado. Facilitarnos la labor, que es algo que no hacen”, apostilla Noemí.

Casos como el de María del Amor existen cientos de miles en el Estado español. Un negocio, la venta de bebés robados, que ha continuado hasta bien entrada la democracia, convirtiéndose sin ningún género de duda en crímenes de Estado durante medio siglo.

Actualmente, y según denuncia el periodista José Luis Gordillo en su libro ‘Los hombres del saco’, esta trama paralela, y que a su juicio cuenta con la colaboración de los laboratorios -públicos y privados- a través de la manipulación genética, se ha reorganizado para impedir el reencuentro entre las personas que todavía se encuentran vivas –únicamente se han producido un 20% de reencuentros- y que tienen, sin saberlo, una identidad falsa y que desconocen que fueron secuestradas y vendidas al nacer.

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