Tito Berni, es universal. No es un tipo cañí, marca España; no representa los usos y abusos del tardofranquismo; no es un personaje casposo y patrio. El Tito Berni es Bill Clinton y sus líos de faldas (vestido con mancha de semen incluido); son las orgías de Dominique Strauss-Khan; son los restos de cocaína encontrados en los lavabos del Parlamento inglés; son los parlamentarios europeos sobornados por países que compran su ética a base de talonario Es, en definitiva, la corrupción de aquellos (me niego a utilizar el lenguaje inclusivo) que anteponen su servilismo a una maldad primaria a cualquier tipo …
