Desde el inicio de la invasión de Ucrania por Putin se está repitiendo, en Europa y el mundo entero un proceso clásico: cuando suenan las cornetas y las bombas, el espacio para los matices y para expresar posiciones fuera del eje amigo/enemigo se estrecha hasta hacerse casi invivible. Si salimos de ésta serán dignos de estudiar los mecanismos sociológicos de aceptación de recortes en derechos y en la libertad de expresión, más brutales en Rusia, menos burdos pero inéditos en la UE. Y la legitimación express de una OTAN languideciente y deslegitimada y de un incremento estratosférico de los presupuestos …
