Actos religiosos, pseudodesfiles paramilitares, uniformes y banderas franquistas, exaltación de la violencia política contra el diferente, cánticos falangistas, y mucho cara al sol, completaban la parafernalia faixista que se mostró con absoluta impunidad, despreciando la ley y la convivencia pacífica, e ignorando el más básico respeto por los Derechos Humanos.
