La Red de apoyo de Torrero y los cuidados: tan necesarios como olvidados

Por si la dejadez y el olvido que vecinos y vecinas de los barrios hemos sufrido durante el primer año de pandemia no ha sido manifiesta, asistimos con estupor a la aprobación de los nuevos presupuestos municipales, que lejos de paliar las necesidades de los barrios y sus gentes, solo contemplan actuaciones en los barrios ricos y el centro de la ciudad

Foto: Pixabay

Zaragoza es sus barrios y sus gentes, ejemplo de ello es la creación de Redes de Apoyo Vecinales en l'Almozara, Actur-Parque Goya, Barrio Jesús, Delicias, el Gancho, la Jota, las Fuentes, la Madalena, Oliver, San José y Torrero, organizadas para dar respuesta a la demanda de personas en situación de vulnerabilidad de nuestros barrios, mostrando que la cercanía, la solidaridad y el apoyo mutuo son el camino a seguir en la construcción de una sociedad más igualitaria y justa donde todas las personas somos necesarias y ninguna puede quedarse atrás.

Mantenemos un contacto fluido donde compartimos experiencias, necesidades, documentos, enseres, información de interés y nos ayudamos en nuestro camino común.

En Torrero desde el mes de marzo, un grupo de personas del barrio, apoyadas por colectivos y el pequeño comercio del barrio, trabajamos como red vecinal, dando cobertura a todo el barrio de Torrero-Venecia-La Paz.

Desde nuestro confinamiento respectivo, decidimos poner en marcha estas iniciativas, intuyendo que nuestras vecinas y vecinos mayores, así como otras personas del barrio que o bien por tener patologías previas o cualquier otro factor que no les permitiera la posibilidad de salir ni siquiera a comprar el pan, iban a precisar contar con alguien cercano, que pudiera ayudarles en tareas tan simples como ir a comprar o a la farmacia.

Con el paso del tiempo se fueron diversificando las tareas de la red, creándose tras el confinamiento la comisión de alimentación, reforzando las vías a través de las que se puede conseguir alimento y otras necesidades básicas, recogiendo y organizando los productos, preparando lotes y gestionando reparto y entregas, y la comisión de salud fabricando mascarillas y EPIS y manteniendo contacto directo y colaborando con los Centros de Salud y los CSSM.

Surgieron también la comisión de energía, que informa sobre las mejores tarifas de luz y gas y los trámites para solicitar los bonos sociales, y la comisión de ayuda legal, que asesora ante desahucios, despidos, interrupción de suministros, solicitud de ayudas y todo tipo de tramites burocráticos.

Trabajamos una comisión de cuidados, tan necesarios siempre, como olvidados.

También funciona una comisión de educación que mantiene contactos con los centros educativos y participa en la mesa de infancia del distrito estudiando necesidades con el objetivo de poner en común los medios para poder resolver algunas de esas necesidades, aprovechando y optimizando los recursos de los que disponemos.

En estos momentos donde más está siendo necesaria una intervención urgente, es en la ardua tarea de paliar las necesidades básicas de una gran cantidad de  familias que se han quedado atrás y no tienen medios suficientes para subsistir para lo que hemos creado la comisión de habitabilidad, familias desahuciadas, otras desplazadas por falta de ingresos a viviendas sin mobiliario y enseres, sin medios para adquirir prendas de abrigo ni calzado, sin ingresos para alimentación y toda clases de necesidades que conllevan la precariedad y la pérdida de recursos.

Por todo ello, nos declaramos abiertamente defensoras de una Sanidad Pública, Universal y de calidad verdadera, que salva vidas, tal y como ha quedado claro en esta pandemia, y nos oponemos a cualquier tipo de privatización, externalización y convenio con la privada, a la especulación con el suelo público y la construcción del hospital privado con el beneplácito de las instituciones mientras la sanidad pública se precariza tanto en recursos humanos como materiales.

Defensoras también de los Servicios Públicos y la gestión pública transparente y de calidad, dotada de recursos materiales y humanos suficientes para su excelencia, nos oponemos a su externalización y privatización.

El Ayuntamiento externalizó la atención telefónica a través de una línea telefónica 900 101 194, atendida por teleoperadoras externas a la plantilla municipal del servicio, cuando todas las consultas telefónicas podrían llegar a los CMSS de referencia y ser atendidas por personal municipal, limitando así su capacidad de actuación al no poder trabajar directamente con su población de referencia.

Las prestaciones se han visto recortadas a mínimos, ayudas de urgente necesidad, imprescindibles en las circunstancias actuales para un sector de población especialmente vulnerable por situarse en la pobreza estructural de la ciudad, ahora pretende externalizarlo definitivamente.

Meses después de la declaración del estado de alarma por la COVID 19, los Servicios Sociales municipales siguen sin prestar atención a la ciudadanía a pleno rendimiento, pese a ser considerados como esenciales, pese a la resolución del Justicia de Aragón de fecha 22 de abril de 2020, pese a la queja formal que el Colegio Profesional de Trabajo Social (CPTS-Aragón) y pese a las múltiples críticas desde diferentes ámbitos como Consejos de Salud, plataformas y entidades vecinales y redes solidarias de los barrios,  además de profesionales del servicio, las redes somos conocedoras de su trabajo y del esfuerzo de las profesionales de los servicios sociales, hemos trabajado codo con codo con muchas de ellas.

Y por si la dejadez y el olvido que vecinos y vecinas de los barrios hemos sufrido durante el primer año de pandemia no ha sido manifiesta, asistimos con estupor a la aprobación de los nuevos presupuestos municipales, que lejos de paliar las necesidades de los barrios y sus gentes, sus parques, sus plazas y sus calles, solo contemplan actuaciones en los barrios ricos y el centro de la ciudad, olvidándose de nuevo de nosotras.

No se invierte en vivienda pública tan demandada por las familias desfavorecidas, vecinos y vecinas de nuestros barrios que no tienen cubierta una necesidad, un derecho tan básico como una vivienda digna.

Se crean unos servicios sociales asistencialistas que tienen tendencia privatizadora y no trabajan en itinerarios de inserción, con menor dotación económica, dinero que deja de destinarse a cubrir las necesidades básicas de la población, está bien que haya ayudas urgentes de alimentación, pero no se deben limitar el acceso a las ayudas de alquiler y electricidad.

Se recorta la dotación económica a entidades que trabajan en inclusión social y recorta las partidas destinadas a la Economía Social.

Se presentan planes de ayuda al pequeño comercio que se quedan sobre la mesa, y que no cumplen ningún tipo de medida efectiva, elaborados sin escuchar a comerciantes, colectivos y entidades vecinales.

Tras lo expuesto, exigimos que las administraciones apuesten por una sanidad y educación públicas dotadas de recursos e inversiones necesarias y dejen de favorecer la sanidad privada y la educación concertada y por unos servicios públicos directos, de calidad, sin externalizaciones ni privatizaciones, que sean garantes de una atención rápida, individualizada y especializada.

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