¿Es la Virgen del Pilar facha?

En Zaragoza, como en cualquier otro sitio, hay cosas que está feo decir. Entre ellas destaca el agravio a la Virgen del Pilar. Bueno, las personas nacidas en la capital del Ebro podemos cagarnos en la susodicha –si nos pillamos el dedo con una puerta o si nos chipia el 39 al pasar a toda velocidad por un charco–, pero como venga un forano a meterse con ella se monta un sindiós. Yo, convencido ateo, nunca he sido de adorar muñecos. Soy una persona sin fe y me cago en la Virgen a veces sin motivo aparente.

Este lunes, en la víspera de las celebraciones fascistas en honor a Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, al muñeco le han puesto un manto de Falange Española. El manto es un trapo con el que tapan la columna donde se apoya la Pilarica. Lo cambian día a día porque la Virgen tiene más mantos que zapatos Imelda Marcos. Al parecer, que vistiera el de Falange, según ha dicho la Archidiócesis de Zaragoza, ha sido “un error”. De serlo, sería un desliz que viene sucediéndose en el tiempo, pues en fechas recientes vistió uno de la División Azul y, anteriormente, el de los requetés o el de los caballeros cruzados de España. Vamos que la han engalanado habitualmente con trapos franquistas.

Ante estos hechos me surge una pregunta con difícil respuesta: ¿es la Virgen facha? Porque de serlo, no entendería tanta adoración entre mis vecinos. Es cierto que el franquismo fue en sí un régimen nacionalcatólico con gran cantidad de carencias en lo ideológico que fueron suplantadas hábilmente por la Iglesia, convirtiendo la dictadura en una macabra caricatura del reino de Cristo en la tierra, que para su subsistencia se dedicó a perseguir, torturar y asesinar a quienes consideraba infieles.

Este asunto, aunque elevado hasta límites no explorados en la política franquista, no era nada nuevo. El fascismo italiano también se apoyaría en la Iglesia Católica para mantener su poder, permitiendo a la Iglesia independencia al formar el Estado Vaticano. Mussolini, que se declaraba abiertamente ateo, supo entenderse con el Papa Pío XI, pues a ambos les unía su ferviente anticomunismo y el odio a la democracia laica.

Pero ¿qué tenía Franco con la Virgen del Pilar? Verdadera devoción, sin duda. Hijo de María del Pilar Bahamonde, Franco llevó en vida una medalla de la Virgen que le enviara Alfonso XIII desde Zaragoza, en honor tanto a su madre como a la Virgen.

Finalizada la Guerra Civil, Franco lanzó un mensaje el 12 de octubre de 1939, todavía denominado Día de la Raza, donde mostraba su devoción y en el que habló de la Virgen como la “divina mediadora de la comunión con las gentes cristianas y se erigió sobre la variedad de los pueblos que componen la unidad de la raza esparcida en dos hemisferios, como excelsa Patrona de las Españas”. En otra ocasión llegaría a decir “España sin la Virgen del Pilar no sería España”.

Meses después los voluntarios que decidieron luchar codo con codo con los nazis en la División Azul recibirían como aguinaldo navideño una medalla de la Virgen del Pilar que lucirían en el uniforme, junto a la esvástica en el centro de la imagen de su batallón.

En tierras aragonesas, la devoción de Franco por la Virgen le llevaría a estraperlear  varios vagones de cemento, en un momento de racionamiento de materiales, para que quienes habían de costear las obras de la cuarta torre de la Basílica del Pilar –Francisco de Borja Urzaiz Cavero y su esposa Leonor Segunda Sala Ruiz– pudieran concluir su obra.

Vamos que la Virgen, como muñeco, facha no es, pero el franquismo utilizó su imagen en beneficio del aparato propagandístico con asiduidad.

En tiempos más recientes, pero sobre todo por obra y gracia de ese uso de la imagen por parte del franquismo, la Basílica de la Virgen del Pilar ha sido un lugar de culto de una forma un poco folclórica.

Los 12 de octubre, antes Día de la Raza, ahora de la Hispanidad, se celebra desde 1958 la Ofrenda de Flores en la que actualmente pasean su devoción-folclorismo cientos de miles de personas. A casi todos los nacidos en Zaragoza nos han arrastrado, a veces con lágrimas en lo ojos, a pasar por el manto de la Virgen aunque no quisiéramos. Casi todos hemos escuchado que la Virgen fue capaz de hacer que no explotaran dos bombas que permanecen el templo colgadas.

Es en ese culto folclórico el que se basa la actual devoción. Un culto impulsado en el franquismo que utilizó la imagen de la Virgen incansablemente hasta generar una tradición alrededor de ella. Una suerte de estrategia propagandística que nos ha llevado hasta el actual “la virgen no se toca”.

Hasta el punto que las reacciones políticas al uso de la imagen religiosa por parte de Falange Española llevan impregnado ese componente de devoción cristiano-folclórica. Vamos, que puede  dolerles la apología del franquismo, que por cierto ya es delito en Aragón, pero sobre todo les duele que le hagan eso a la Virgen. A su tradición, aunque esta sea impuesta.

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