Así derrapa Aragón: siete acelerones en los palacios, siete frenazos en la calle

Las elites del país se enredan en debates de matices sobre la conveniencia de mantener inercias desarrollistas que sitúan como paganos al medio, al paisaje y a los paisanos mientras muchos de los problemas reales de estos se mantienen fuera de la agenda pública oficial o apenas entran en ella

La cabaña de cerdos ha aumentado de manera desmesurada en Aragón | Foto: PxHere (CCO)

Aragón es un país de dogmas, de proposiciones que se tienen por ciertas y como principios innegables, algo que pertenece al ámbito de las creencias, que no tienen por qué tener siempre un carácter religioso; o quizás sí. También hay axiomas, enunciados que se toman por tan claros y evidentes que se admiten sin demostración con el riesgo de yerro que eso entraña. Y, fundamentalmente, realidades, las cuales pese a tratarse de existencias efectivas se perciben de manera distinta en función de la perspectiva desde la que se observan.

A menudo las perspectivas que se tienen desde los despachos palaciegos no acaban de coincidir con las que hay en la calle, como tampoco suelen hacerlo en función de los dogmas y axiomas que puedan contaminar la visión.

Y eso da lugar a visiones distintas que, quizás por esa componente surrealista tan del país, generan al mismo tiempo consensos de nivel ‘mainstream’ que hacen que lo que desde gobiernos y oposiciones se consideran ejes de desarrollo, y sobre los que el debate suele limitarse a matices, se perciba como riesgos y amenazas desde otros puntos de vista. Eso, al mismo tiempo que lo que en la calle se vive como lacras sea a menudo reducido a la categoría de indicadores más o menos favorables/desfavorables en los ámbitos de la burocracia.

En Aragón hay siete ejemplos claros de lo primero, los derrapes, y de lo segundo, los frenazos. Ahí van:

Tocilandia: en Aragón ya se produce más de una tonelada de carne de cerdo por habitante al cabo del año, con un complejo porcino en constante crecimiento pese a las perturbaciones que va generando la dependencia de los mercados internacionales para colocar un género que supera con creces la capacidad de consumo local.

La cabaña aragonesa de porcino se ha duplicado en quince años, al pasar de los 5,17 millones de plazas de 2006 a los 9,87 de 2021, más de la mitad de ellas localizadas en Uesca y las comarcas del norte (5,02), mientras el volumen de animales sacrificados en los mataderos de aragoneses estaba cerca de cuadruplicarse al crecer de 3,19 a 11,29.

Eso indica que se está quedando en el país una mayor porción de valor añadido que hace unos años, aunque eso está ocurriendo en paralelo a un grave deterioro ambiental en el que dos de cada tres granjas contaminan las aguas subterráneas. ¿Sale a cuenta?

El campo: Aragón se dibuja como una potencia agraria y agroalimentaria desde dentro, un perfil en el que pesa su creciente producción, de alrededor de 4.600 millones de euros, y una elevada rentabilidad que deja una renta de más de 2.000 al año.

Esos datos, no obstante, coinciden con otros que están encendiendo algunas alarmas. Entre ellos destacan las indemnizaciones de récord de 118 millones de euros que el año pasado pagó Agroseguro en Aragón como consecuencia de eventos meteorológicos extremos, que equivale a casi un 6% de esa renta e indica que los efectos catastróficos asociados al cambio climático duplican en intensidad a la que se da en el conjunto del Estado.

Otros indican que en poco más de una década, de 2009 a 2020, el número de explotaciones agrarias se ha reducido de 52.744 a 42.038 mientras las gestionadas por personas físicas pasaba de 47.937 a 37.062 y, paralelamente, las explotadas por compañías crecía de 4.807 a 4.976, en un cambio de modelo simultáneo al desembarco de los fondos de inversión.

Solo en ese periodo se han perdido más de 10.000 agricultores, más de la quinta parte de los que permanecían activos, mientras la propiedad de la tierra se encuentra en pleno proceso de concentración (el tamaño de las explotaciones ha crecido un 17% en esa década) y el sector se industrializa y mercantiliza a pasos agigantados. ¿Y de esto se habla?

El agua: los datos de este ámbito impugnan por sí solos el modelo de gestión que se la aplica en Aragón, en cuyo Parlamento todavía puede oírse en ocasiones a quien reivindica la validez de un Pacto de Agua treintañero y previo a la consolidación del cambio climático del que han desaparecido dos tercios de la capacidad de regulación.

A los 1.440 hectómetros cúbicos que contemplaba ese documento hay que restarles los 446 en que fue recortado el recrecimiento de Yesa, los 354 de Jánovas, los 192 de Biscarrués, los 29 de Torre del Compte y los 70 de Santaliestra, embalses descartados todos ellos, y sumarles los cien añadidos a San Salvador y, quizás, los 169 de Almudévar. Eso resitúa la cifra en 449, que podrían ser 618 si la balsa de La Hoya pasara un día de axioma a realidad.

Paralelamente, casi otro centenar de hectómetros se encuentran en entredicho: 51 por los deslizamientos de laderas que mantienen Montearagón en ‘stand by’ mientras otros 25 permanecen fuera de uso en el podrido El Val y 18 más en el no utilizado Lechago, con lo que la cifra se reduce a una horquilla de 355 a 524; es decir, a poco más de un tercio de la cifra inicial y dejando la viabilidad de Mularroya (125) y sus fallas fuera de la estimación.

En ese punto, ¿defender la vigencia del Pacto del Agua y de la manida reserva de 6.550 hectómetros que llegó a ser incluida en el Estatuto y en el Plan Hidrológico Nacional sería inercia (por ignorancia) o maldad (por conocimiento)?

No es el único asunto sobre la gestión del agua en Aragón en el que los discursos oficiales no acaban de casar con los deseos populares, tal y como quedó claro con la amplia oposición que ha levantado la puesta en marcha del ICA, el Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas que ha pasado a llamarse IMAR, Impuesto Medioambiental sobre las Aguas Residuales.

Los últimos datos sobre este indican que el Gobierno de Aragón ha cobrado 365 de los 520 millones de euros que ha facturado a familias y empresas desde 2015, mientras que las inversiones en la construcción de depuradoras, sumando las realizadas y las previstas hasta 2027, suman 246; menos de la mitad de lo girado en recibos. ¿A dónde ha ido y dónde va a parar tanta pasta?

El despliegue de las renovables: el cierre de la empresa más contaminante del país, la central térmica de Andorra, ha dado lugar a un vertiginoso despliegue de los parques de captura de energías renovables, de los que ya hay más de 2.000 en funcionamiento (1.893 solares y 161 eólicos) mientras otro medio millar largo (454 y 139) se encuentra en tramitación en el Gobierno de Aragón, sin incluir los que lleva Madrid (algunos se le escapan gracias a la fragmentación de los proyectos).

“A fecha de hoy hay en funcionamiento más de 6.000 MW (megavatios de potencia) y en tramitación más de 11.500”, explican fuentes de la DGA, que añaden que “el 42% [de la producción] se exporta” a otras áreas del Estado.

Solo ese negocio de exportación supuso en 2021, cuando salieron de Aragón casi nueve millones de Mw.h a un precio medio de 140,82 euros en el mercado mayorista, cerca de 1.300 millones de euros, tres y medio diarios que apenas tienen retornos efectivos para los moradores de unos pasajes ocupados por unas centrales energéticas en las que al cabo del año ya mueren o resultan gravemente heridos animales de un centenar de especies. ¿Quién gana con ese negocio?

El esquí: su peso en la economía aragonesa se mueve también a caballo entre el dogma, el axioma y la realidad. Lo cierto es que se trata de un impacto de magnitud desconocida que fue calculado hace más de una década en un estudio cuya actualización lo situaría en el entorno de los 370 millones de euros para el Pirineo.

Mientras la facultad de Empresa de Uesca comienza a acumular retrasos en la publicación de los primeros resultados de la estimación que le encargó el Gobierno de Aragón, que se esperaban para abril, y cuando el cambio climático pone en cuestión la viabilidad del actual modelo al mismo tiempo que la subtropicalización comienza a dirigir hacia la montaña flujos de visitantes a los que hace unos años ni se les ocurría acercarse en invierno, una masiva movilización social, y también institucional, lograba abortar el disparatado proyecto de instalar con cargo al erario público un telesilla kilométrico en uno de los santuarios de la naturaleza pirenaica como es la Canal Roya.

El escenario revela notables diferencias entre la visión mercantilista del Pirineo que transmiten las elites, entre las que todavía surgen voces que piden explicaciones tras haber sido atajado el desmán, y la del común o, cuando menos, de la mayoría del común que se pronuncia.

Los derroteros por los que discurre ese debate ponen sobre la mesa la ausencia de algo que comienza a perfilarse como necesario vistas las tendencias que está detectando la climatología: ¿hay un ‘plan b’ para diversificar la economía del Pirineo de manera que pueda soportar la merma de su volumen de negocio que, según todos los indicios, puede sufrir en un plazo más corto que medio?

La paz social: este flanco del discurso oficial está teniendo unas consecuencias inquietantes para los trabajadores aragoneses, que han visto cómo su país se situaba en la cola del Estado en lo referente a subidas salariales con un escueto 2,2% el año pasado que llegaba tras un 1,52% en 2021 y un 1,29% en 2020, según los datos del Ministerio de Trabajo sobre la negociación colectiva.

Esas subidas habrían reducido, siempre en términos de media, a diez puntos la pérdida de poder adquisitivo acumulada desde los confinamientos de 2020 para los trabajadores que se hubieran visto beneficiados por las tres revisiones salariales al alza, pero eso es algo que no le ocurrió a casi nadie, ya que las renovaciones de convenio no llegaron a afectar ni siquiera a la mitad de los asalariados en el año de mayor alcance.

El motor de Figueruelas: con este flanco de la economía ocurre un poco como con el esquí, que no se acaba de saber muy bien ni cuánto aporta al país ni cuánto dinero público engulle. Y tampoco está claro hacia dónde va a evolucionar cuando el sector cárnico comienza a mirarle de tú a tú en vísperas de que la transición del coche de combustión al eléctrico provoque un notable achique del empleo en la factoría de Stellantis, cuyas ‘subastas’ de producción dentro del grupo ya tiran a la baja de las condiciones laborales, y también en las auxiliares.

Los siete frenazos: esos mitos erigidos en torno a relatos de grandiosidad, pero que resultan petardear cuando son observados con detalle, conviven con otra media docena larga de situaciones que llevan tiempo complicando la existencia a las familias de clase media y baja.

El precio de la vivienda de compra regresa a niveles de 2011 tras más de seis años de aumento que solo se vieron momentáneamente interrumpidos por los confinamientos mientras el alquiler alcanza niveles de récord con rentas mensuales medias de 11,5 euros por metro cuadrado al mes (460 euros por un piso de 40 metros, 690 por uno de 60), una situación que convive con otras como una media de 14 desahucios por semana y un volumen de endeudamiento de empresas y familias que alcanza los 32.000 millones de euros, equivale a un 85% del PIB y está generando una creciente carga financiera de intereses como consecuencia de la subida de tipos del BCE (Banco Central Europeo).

Con 21.900 personas paradas de larga duración que llevan un año o más buscando empleo y que suponen más de la tercera parte de los desempleados que la EPA (Encuesta de Población Activa) detecta en Aragón, uno de cada ocho ciudadanos (12,7%) viviendo por debajo del umbral de la pobreza, una tasa desmesurada aunque solo empeora las de La Rioja, Navarra y la CAV, y más de 27.000 familias que se ven obligadas a recurrir a las ‘colas del hambre’ para poder llenar sus neveras, asuntos como la decadencia demográfica, con pérdidas de población en más de tres cuartas partes de los municipios aragoneses en la última década, pasan a un segundo plano.


En este especial toda la información del 28M en Aragón.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies