Alberto Cubero: "Hace falta ilusión y esperanza, es una necesidad la construcción, desde la base, de una izquierda verdaderamente alternativa y rupturista"

Una vez reposado lo sucedido en el Congreso del PCE, conversamos con Alberto Cubero en una entrevista en la que hace balance del ciclo político actual, y en la que también hablamos de la unidad de la izquierda, de Aragón, antifascismo, de las cloacas del estado y de los poderes políticos y económicos. Reflexión y propuestas.

Alberto Cubero, en el despacho del grupo municipal de Zaragoza en Común. Foto: MC

Militante desde muy joven, Alberto Cubero (Zaragoza, 1981) comenzó su implicación en el movimiento estudiantil a los 16 años afiliándose a la Juventud Comunista (UJCE Aragón). Desde entonces ha participado en distintas luchas sociales de Zaragoza. En 1999, ingresó en el PCE. Ese mismo año, entró en Izquierda Unida Aragón. Desde 2014 ocupa el cargo de secretario político del PCE Aragón y, desde 2015, también el de concejal con Zaragoza en Común en el Ayuntamiento de la capital aragonesa.

En abril de este año, dio un paso al frente para encabezar la candidatura del sector crítico en el XXI Congreso del Partido Comunista de España. Un Congreso en el que Enrique Santiago fue reelegido como secretario general con un ajustado resultado: 54% de apoyo, frente al 46% cosechado por la propuesta alternativa representada por Alberto Cubero.

Tres semanas después, conversamos largo y tendido con Cubero sobre el presente y futuro del PCE -un partido con 100 años de historia-, el ciclo político actual y la unidad de la izquierda, en una entrevista en la que también hablamos de antifascismo, nos sumergimos en las cloacas del estado y escarbamos en los poderes políticos y económicos.

Tras concluir el Congreso del PCE afirmaste estar “orgulloso del resultado”. ¿Por qué?

Un 46% de apoyo en una propuesta alternativa en el Congreso de un partido es para estar orgulloso. La propuesta alternativa que lanzamos en forma de documento, en todo lo que fue el proceso del Congreso del PCE, fue apoyada por la mayoría de los territorios, 12 de 18, incluida la Juventud Comunista. Por lo tanto, es para estar orgullosos y satisfechos de los resultados. Pero, además, lo que ha ocurrido en el Congreso del partido es que por primera vez en una organización de la izquierda política se ha hecho una valoración autocrítica de lo que ha sido el ciclo político y se ha presentado una alternativa de cómo debería hacerse a partir de ahora. Eso ha ocurrido en el Congreso del PCE y esa alternativa no ha sido minoritaria, hemos tenido un 46% de respaldo. No solo estamos orgullosos, estamos esperanzados de que esto sea el comienzo de un proceso de reflexión que debe abordar el Partido Comunista, pero que debe abordar también el conjunto de la izquierda sobre qué hacer en este momento político en el que nos encontramos, y una valoración, como no puede ser de otra manera, autocrítica de lo que ha ocurrido en este último ciclo político.

Algunos de tus compañeros en Aragón comentaron que la presentación de la candidatura del sector crítico que encabezabas, “Un futuro con Partido”, ha sido “el inicio real de la reconstrucción del PCE”. 

No se si el inicio, pero ha sido un paso de gigante en la reconstrucción del partido. En los últimos cuatro años en el Partido Comunista se ha sufrido, como en el conjunto de la izquierda, enormes contradicciones con el desarrollo de este ciclo. En ocasiones ha habido desorientación sobre el qué hacer, había hasta cierto desánimo. Y terminado el Congreso la realidad es que hay una sensación de ilusión y esperanza en el Partido, yo así lo percibo. Y no solo hace falta esa ilusión y esperanza, ha habido un proceso de construcción colectiva de lo que ha sido el documento alternativo, y, sobre todo, hay ilusión por continuar el trabajo en el futuro. Por lo tanto, el inicio es, quizás, difícil de certificar pero sí que ha sido, creo, un paso de gigante en la construcción de esta alternativa para la reconstrucción del conjunto del Partido.

Al menos desde fuera, se visibilizaron dos formas distintas de encarar el nuevo ciclo político, dos formas que, además, parecen enfrentadas. Incluso, voces del sector crítico habéis hablado de trampas. ¿Qué pasó en el Congreso del PCE en Madrid?

Estas cuestiones deben hablarse y aclararse dentro del Partido. Hacia afuera no hacen más que daño al conjunto del Partido. Yo me reafirmo en lo que dije en el plenario del XXI Congreso sobre este asunto. Semanas después lo sigo pensando, y, además, creo que sería fácil aclarar la situación, y creo que se debe aclarar, pero hasta aquí puedo leer sobre este asunto.

Entonces, ¿cuál es el futuro cercano del PCE tras el Congreso? 

Lo que debemos hacer el conjunto del Partido es una lectura de lo que ha sido el Congreso y reconocer la realidad política que ha salido de allí. Dos posturas con un apoyo porcentual a cada una de ellas y lo que toca ahora es hacer una dirección integradora en base a estos resultados. Una dirección integradora que no solo es en responsabilidades en la nueva dirección, también en un marco de acuerdos políticos y metodológicos para que estas dos alternativas puedan trabajar de manera conjunta. Desgraciadamente, a día de hoy, todavía no hemos recibido ningún tipo de llamada ni contacto que, entendemos, le correspondería a la otra parte, encabezada por Enrique Santiago. Las cuestiones que han ido sucediendo desde entonces no apuntan en esta dirección. En el Congreso, no solo se eligió a Enrique como secretario general del PCE, si no que se eligió también la presidencia, que es la segunda responsabilidad del Partido, sin tener en cuenta a esta parte [la del sector crítico]. El pasado fin de semana tuvimos el primer Comité Central y lo que se decidió es, de manera temporal, en funciones, elegir una dirección que es absolutamente monocolor, del 54%. Por tanto, es verdad que, de momento, los hechos que han acontecido desde el final del Congreso no apuntan en esta dirección, pero no dudo, y espero, que haya esa altura política para hacer una dirección integradora en base a los resultados del Congreso.

"En este ciclo político la izquierda ha tenido una hipótesis, gobernar en coalición con el PSOE como objetivo último. El tiempo nos ha enseñado que era errónea o, al menos, insuficiente"

En una de tus intervenciones en el Congreso, afirmaste que el Partido Comunista “se ha insertado en estos cuatro últimos años en la salida reformista a la crisis del régimen del 78”. También aseguraste que "algunos”, entre ellos tú, “no vamos a abandonar el objetivo fundacional del PCE". 

En este ciclo político, la izquierda ha tenido una hipótesis, un plan, gobernar en coalición con el PSOE como objetivo último, entendiendo que así se podrían colmatar las esperanzas de lo que fue el inicio de este ciclo de movilizaciones sociales de hace diez años. En esta hipótesis ha estado insertado también el Partido Comunista de España. Lo que nos ha enseñado este ciclo es que esta hipótesis era errónea o, al menos, insuficiente. Considerar que solo desde los gobiernos se van a poder conquistar derechos y libertades de la clase trabajadora se ha aventurado falso. Una vez más diría yo, porque esto es la historia viva del movimiento obrero desde su fundación. Nosotros lo que consideramos, y así lo trasladamos en la propuesta política, es que el Partido Comunista, y todos los partidos comunistas del mundo, tiene un objetivo fundacional que es la transformación revolucionaria de la sociedad, entendiendo, como ocurrió hace ya más de 100 años, que el marxismo había abandonado ese carácter revolucionario y que la esperanza que supuso la Revolución rusa hizo volver a recuperar el carácter revolucionario del marxismo.

En los días previos al Congreso, decías que para “afrontar los retos futuros, primero hay que realizar una profunda autocrítica”. ¿Ha faltado en esta última etapa del PCE?

En este ciclo político ha faltado autocrítica, es cierto. No solo al Partido Comunista, al conjunto de la izquierda. Este ciclo ha sido muy vertiginoso, pero siempre cada uno de los escenarios se ha abordado o bien desde falsos dilemas del estilo “ahora o nunca”, que se decía al inicio de la movilización, o “Unidas Podemos o nada”, o “gobernamos con el PSOE o vendrá la ultraderecha”. Falsos dilemas que anulan la cantidad de matices y alternativas que debería de haber en un debate. Y luego, cuando las decisiones se han tomado se ha pecado de cierto triunfalismo propagandista que impedía ver las cuestiones negativas que tienen todas las decisiones. Así hemos funcionado en este ciclo político donde eso ha limitado el debate, la capacidad de autocrítica y la capacidad de planteamiento de alternativas políticas. Nosotros ahí hacemos una crítica fundamental que es la que comentábamos antes, la hipótesis sobre la que ha trabajado la izquierda en este ciclo político se ha demostrado errónea o insuficiente, a día de hoy lo podríamos certificar. Es cierto que en el gobierno se pueden conseguir cosas pero es cierto que después la dinámica del desarrollo del capitalismo tira al traste todo esto y más. Todas las medidas que se han podido conseguir del denominado “escudo social”, viene un 10% de inflación y se acabaron todas. Es cierto que hace falta algo más que el Gobierno, que es, quizás, el principal error de la izquierda política durante este ciclo, que ha abandonado la calle, el ciclo de movilización, para bascular al Gobierno. Y eso ha llevado a que las organizaciones políticas de izquierda hayan perdido debate, hayan perdido fortaleza militante y hayan perdido lo que debe de ser el cemento de los proyectos políticos que es una cuestión programática y estratégica. Esto para nosotros son, y así lo planteábamos en el documento, los principales errores que hemos cometido, y lo situamos en primera persona del plural porque ahí nosotros somos el Partido Comunista de España y somos parte de lo que ha sido la izquierda política de este país.

Siguiendo con la política estatal, recientemente finalizó el debate sobre política general en el Congreso español. Allí Pedro Sánchez prometió un paquete de medidas económicas, como los impuestos temporales a la banca y a las grandes energéticas, y otro de medidas sociales. ¿Cómo valoras esta batería de anuncios?

A mí lo que me preocupa que esos anuncios de Pedro Sánchez sean causa efecto del resultado de las elecciones andaluzas. Pedro Sánchez hay veces que se levanta de izquierdas pero otro día te manda armas a Ucrania. No sabes cuales son las razones que le llevan a unas decisiones y otras, y parece que puedan ser artificios electorales. Las medidas, a nosotros la música nos suena bien. Hacer pagar impuestos a las grandes fortunas suena bien. Pero también el PSOE nos ha enseñado a esperar que las cosas sucedan porque una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Estamos hablando de un anuncio en el marco de un debate del estado de la nación. Veremos como se concreta. Ahora bien, los impuestos a las grandes fortunas deben de ser permanentes mientras existan esas grandes fortunas y esos grandes beneficios, y no temporales como planteaba el presidente del Gobierno. Y no solo las energéticas y la banca son sectores que tienen grandes beneficios, también todas las grandes empresas de este país. El Ibex 35 en el último año marcó 60.000 millones de beneficios, y ahí no solo hay energéticas y banca, hay sectores económicos que también deberían de tener impuestos a las grandes fortunas. Por tanto, primero hay que ver si realmente se concreta lo que se dice, pero esas medidas deberían de ser permanentes. Pero aquí no estamos hablando más que de aplicar el artículo 31 constitucional que habla de la progresividad fiscal. Si Pedro Sánchez se anima a aplicar artículos sociales de la Constitución yo también le recordaría el 128, que habla de que la riqueza de un país tiene que estar al servicio del interés general y que se puede y se debe intervenir la economía cuando esté en peligro ese interés general. Quizás sería ahora el momento, como acaba de hacer Francia, de nacionalizar sectores energéticos, sectores estratégicos. No se puede permitir que haya esa pobreza energética en invierno, y ahora en verano que están falleciendo 500 personas, y la gran mayoría están falleciendo porque no tienen aire acondicionado o no tienen capacidad económica para encenderlo, o están trabajando, como ocurrió con el barrendero de Madrid, incumpliendo las normativas de prevención y salud. Por tanto, debería de ser ambicioso en la aplicación de la Constitución en este sentido.

Sobre el Gobierno de coalición. Esta semana Enrique Santiago fue destituido del cargo de secretario de Estado para la Agenda 2030. Un cargo que ahora ocupa la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge.

Lo que ha comentado Enrique es que en este caso no ha sido una decisión acordada, ha sido voluntad de la ministra [de Derechos Sociales, Ione Belarra]. Cuando los proyectos políticos no se sustentan sobre una organización militante y unos debates amplios de toma de decisiones, suele ocurrir que al final se toman decisiones de manera unilateral. Es cierto que la responsabilidad de Enrique, como la de antes de las elecciones andaluzas de Amanda Meyer [miembro del PCE y de IU, jefa de gabinete de Irene Montero] que también ha sido destituida [por la ministra de Igualdad], eran cargos de confianza. Entiendo que lo que ha ocurrido es que han perdido la confianza, ¿no? Igual que cuando lo nombras tienes confianza, cuando lo destituyes, entiendo, que has perdido la confianza. Pero es que los proyectos políticos de la izquierda en las unidades, en este caso electorales, no se pueden basar en la confianza o desconfianza entre las personas. Se tienen que basar en un programa político y en unas decisiones que tienen que tomarse más allá de los grupos parlamentarios de las decisiones unilaterales de ministros. Se tiene que construir una base social para tener fortaleza en la calle pero también para que sean los verdaderos competentes en la toma de decisiones.

"Estos últimos cuatro años nos han enseñado lo que preveíamos que iba a ser un gobierno de derechas con el apoyo de la ultraderecha. En el 2023 tenemos que evitar que esto se repita"

Un momento de la entrevista con Alberto Cubero. Foto: Chorche Tricas (AraInfo)

Hablemos de “unidad”. Has sido crítico también con el proyecto Sumar de Yolanda Díaz del que has dicho que ha empezado “construyendo la casa por el tejado”.

Del proyecto de Yolanda lo que hay es una persona que tiene una buena valoración en las encuestas electorales. De momento, solo tenemos eso. Creo que está llegando el tiempo de que eso se materialice en el algo más que una figura de hiperliderazgo de un proyecto político. Los proyectos políticos no pueden basarse única y exclusivamente en el hiperliderazgo de una persona. Es el momento de que el proyecto Sumar, ese proceso de escucha, sea también un proceso de construcción colectiva. Que esos actos no sean actos sin más, si no que se construya como se construyó en los inicios de las candidaturas municipalistas, desde la base, creando organización social. Si se va a quedar en el liderazgo de una persona, este proyecto puede ser muy volátil por todo lo que ocurre con las campañas de desinformación que generan y destruyen hiperliderazgos. Lo hemos visto en la izquierda en este ciclo, lo que ha ocurrido con Pablo Iglesias. Llega el tiempo de definir programáticamente que va a ser el proyecto Sumar. De momento no sabemos mucho de esta cuestión, lo único que se intuye, y también es preocupante, es que se sigue apostando precisamente por esa hipótesis que ha trabajado la izquierda los últimos diez años y se ha demostrado que es insuficiente. Lo que se intuye por ahora es que la apuesta es el gobierno permanente con el PSOE. Y eso es un error, lo haga Unidas Podemos o lo haga el proyecto de Yolanda. Creo que la izquierda tenemos que sacar la lección de este ciclo político de que con el gobierno solo no es suficiente. Hay que construir más allá del gobierno y eso se construye haciendo proyectos políticos que tengan una base social.

Al hilo de esto. En un artículo publicado en AraInfo, decías que se percibe la unidad electoral de la izquierda “como si fuera el bálsamo que cura todos los males”.

Sí. Cuando tu planteas los proyectos políticos, como se han planteado, en clave electoral la unidad siempre ha sido como el objetivo último. Es cierto que la unidad es necesaria pero no suficiente. Ha habido unidad en Andalucía y no creo que los resultados sean satisfactorios. Hubo unidad en Castilla y León, de la izquierda realmente existente que es Izquierda Unida y Podemos, y los resultados no han sido satisfactorios. Hace falta algo más que la unidad única y exclusivamente a la hora de construir. La unidad es imprescindible pero hace falta algo más. Lo que estábamos comentando antes, hace falta tener un programa político claro y definido, netamente de izquierdas, hace falta construir esa unidad desde la base, unir a las militancias de las organizaciones políticas, pero también unir a la gente que no tiene una adscripción política para que ese proyecto tenga la fortaleza social de tener militancia de base inserta en los espacios de socialización, en los sindicatos, en las asociaciones vecinales, en los colectivos sociales, y que no sea solo el grupo parlamentario o un grupo municipal. Eso hace falta para la unidad. La unidad en sí, si no se define para qué y cómo, ha demostrado ser insuficiente.

Entonces, ¿es necesaria una izquierda fuerte, a la izquierda del PSOE, en las instituciones?

Cómo articular una izquierda fuerte a la izquierda del PSOE. Primero no pareciéndote al PSOE. Si quieres construir una alternativa al PSOE tienes que tener un proyecto político diferenciado del PSOE. Que aspire a algo más. Cuando tu objetivo es el gobierno permanente con el PSOE, a veces, pueden confundirte con el PSOE. Para construir una izquierda fuerte, primero habría que definir qué se entiende por “fuerte”. Hay gente que entiende por fuerte que cuantos más diputados, cuantos más votos, más fuerte. Eso no es cierto. Una izquierda fuerte no se define por los diputados o los votos que tengas. Una izquierda fuerte se define también por su capacidad organizativa, su capacidad ideológica y por su capacidad militante. Yo prefiero un proyecto de izquierdas que tenga 25 diputados pero una base militante con capacidad de dirección política e insertado en los espacios de socialización de la clase, que un proyecto político con 35 diputados y nada de esto. Hay que tener el proyecto alternativo al PSOE pero también tener claro que significa “fuerte”.

Recuperando las declaraciones de Enrique Santiago en una entrevista con AraInfo en 2018, cuando fue elegido secretario general del PCE: “Hay que tener mucho cuidado de no perderte en el laberinto institucional y abandonar la calle”. Tú ya has dicho que los partidos de la izquierda han abandonado la calle...

Que se ha abandonado la calle es algo obvio y evidente viendo el nivel de movilización que teníamos en los años 2011, 2012, 2013 y 2014. Ahora, con perspectiva histórica, podemos valorar que es el mayor ciclo de movilización desde la transición a la llamada democracia. Recordad que hubo cuatro huelgas generales, incluyendo la de CGT, los movimientos de Stop Desahucios, las mareas, las marchas de la dignidad… Hubo uno de los mayores ciclos de movilización en este país frente a la realidad que tenemos desde el 2014 hasta ahora. ¿Quién tiene la mayor responsabilidad en esto? Es difícil determinarlo, pero está claro que hubo un movimiento pendular de la calle a la institución, como diciendo “aquí no estamos consiguiendo los objetivos políticos, vamos a las instituciones”, que fue el fenómeno Podemos, y no solo Podemos, también todo lo que ha sido el resto de fuerzas políticas, incluso las preexistentes, que han tenido esa determinación de ir al gobierno. Claro que se ha abandonado la calle, pero no solo se ha abandonado, también se ha tenido, en ocasiones, una gestión del gobierno que ha dificultado reactivar la calle. Cuando tu tienes una actitud muy triunfalista sobre lo que es la capacidad del gobierno parece que estás hablando de la nula necesidad de la movilización social. A veces, también suele ocurrir cuando estás en los gobiernos que entiendes la movilización como algo frente a ti en vez de como una oportunidad para poder conseguir más cosas y como tu fortaleza real. Los poderes económicos tienen su fortaleza, que es la que les da su capacidad económica de influencia en todas las estructuras de poder. La izquierda necesitamos nuestra fortaleza que es la movilización y la presión social. Y eso, no se debe entender como un ataque a los gobiernos de los que formamos parte si no como una oportunidad. Estoy seguro de que si hubiéramos mantenido el ciclo de movilización de la década del 2010, en estos momentos se estarían consiguiendo muchas más cosas. Seguramente la reforma laboral se habría derogado mucho más, algunas medidas hubieran ido más allá de lo que han ido, o incluso los gobiernos municipalistas si hubiéramos tenido la plaza del Pilar llena de tiendas de campaña, como ocurrió aquellos años, igual se hubiera podido remunicipalizar algún servicio. Igual hubiera habido una presión social que hubiera ejercido influencia sobre el PSOE o Chunta Aragonesista. Cuando pierdes tu única capacidad de fortaleza estás jugando una correlación de debilidades.

"No creo que haya muchas diferencias entre Lambán y Azcón. La gestión del Gobierno de Aragón está siendo catastrófica: entregar toda la capacidad económica al expolio de las grandes empresas"

Hablemos de Zaragoza. En 2015, ZeC llega al Ayuntamiento con un resultado histórico. En 2019, en el segundo ciclo, pasáis a la oposición. ¿Cómo ves el reto de cara a las próximas municipales del 2023?

Estos últimos cuatro años nos han enseñado lo que preveíamos que iba a ser un gobierno de derechas [PP y Ciudadanos] con el apoyo de la ultraderecha [Vox]. Creo que en el 2023 tenemos que evitar que esto se repita. Para ello, la izquierda tenemos que hacer un análisis de lo sucedido hasta ahora. El 2019 fue muy traumático. La ruptura del espacio [ZeC] con la salida de Podemos hizo que se perdiera capacidad, numérica incluso. Esto es jugar con la bola de cristal, pero seguramente si se hubiera repetido la coalición de Zaragoza en Común de 2015 se podría haber obtenido el sexto concejal, que sumado a esa aritmética tan ajustada que hay siempre en este Ayuntamiento -16/15 izquierda derecha- pues no hubiera estado gobernando Jorge Azcón. Pero esto es jugar con la bola de cristal. Creo que tenemos que tender a recuperar, sabiendo que no estamos en el mismo momento político, lo que fue el 2015. Recuperar esa candidatura de unidad de toda la izquierda a la izquierda del PSOE. La clave es la que fue en 2015, un proceso desde la base, con una construcción colectiva, una fortaleza organizativa, pero teniendo claro que no estamos en el 2015 y que no se va a dar con la misma potencia, y construir esa alternativa política. Es cierto que tenemos diferencias, es evidente entre lo que es ahora Zaragoza en Común y Podemos en la gestión municipal, pero esas diferencias que se puedan tener, frente a lo que ha hecho la derecha y la ultraderecha en esta ciudad, quedan como nimiedades. Todo eso se puede pulir y tenemos que tender a construir un proyecto político unitario desde la base.

¿Chunta Aragonesista entraría en ese proyecto que planteas?

Por nuestra parte por supuesto. El llamamiento que se hizo desde Izquierda Unida y desde el PCE fue a toda la izquierda a la izquierda del PSOE. Pero creo que Chunta Aragonesista ha sido siempre claro en esta cuestión. Ha dicho que no está dispuesta a buscar la unidad ni en el marco aragonés ni en el local, que solo la trabaja en el marco estatal. Yo creo que es un error, pero es una decisión absolutamente respetable por parte de Chunta.

Hablemos también de Aragón. ¿Azcón presidente?

No creo que vaya a ser muy diferente de Javier Lambán. No creo que haya muchas diferencias. Creo que no será presidente de Aragón el señor Azcón. Creo que Lambán repetirá como candidato, y creo que tiene muchos socios fáciles para seguir siendo el presidente del Gobierno de Aragón. No solo los que ya mantiene, si no seguramente nuevas opciones políticas como Aragón Existe podrían formar parte del Gobierno de Aragón. Creo que la gestión del Gobierno de Aragón está siendo catastrófica en esta tierra. La apuesta por el modelo económico de macrogranjas, Amazon, todo lo que son las plantas fotovoltaicas, es un modelo de desarrollo de entregar toda la capacidad económica que tiene esta tierra al expolio de las grandes empresas. No aborda ninguno de los problemas sociales que tenemos el pueblo aragonés, absolutamente ninguno. Y Lambán lo está haciendo con absoluta impunidad. Única y exclusivamente, un diputado de Izquierda Unida [Álvaro Sanz] está trasladando muchas de las cuestiones que son demandas sociales. Muchas de estas cuestiones, es verdad que no todas, tienen una única voz en las Cortes. Estamos en un momento político de los de mayor debilidad de la izquierda política en el marco aragonés. Además, Lambán sabe explotar muy bien determinados bajos instintos del anticatalanismo, cuestiones como la crítica al mundo ecologistas, los toros, que le está permitiendo generar una hegemonía en la derecha, seamos sinceros. Por eso tampoco considero que haya mucha diferencia, ni que Azcón vaya a disputarle al señor Lambán el Gobierno de Aragón, porque no tiene nada que disputarle. No tiene una alternativa a Lambán que ofrecer, porque Lambán es más de derechas que el pomo de la puerta. Pero creo que en el marco aragonés también hay que ser optimistas, en el marco aragonés y en el estatal. La sensación de la necesidad de una alternativa que también hay en Aragón se está agolpando. La clave es tener las decisiones acertadas para construirla, y creo que se va a agrandar el marco de construir una alternativa de izquierdas en Aragón. Hay que contar con lo que existe, y hay que contar con lo venidero.

Desde el PCE... ¿Cuáles serían esos ejes que aportaríais para la construcción de esa alternativa de la izquierda que comentas?

En cuanto a lo programático en Aragón hace falta un modelo de desarrollo que tenga como ejes centrales los derechos de la clase trabajadora, la defensa del territorio, ambientalmente y también en la vertebración del territorio, un modelo de desarrollo económico que vertebre el territorio. Y creo que hace falta un proyecto político que aglutine al conjunto de la pluralidad de la izquierda política en Aragón. Nuestra apuesta es Izquierda Unida. Desde Izquierda Unida se puede construir, junto con más gente, un proyecto político de izquierda alternativa y rupturista en Aragón que plantee un modelo distinto con la potencialidad que se tiene. Se ha intentado en otras ocasiones, como en el ciclo de 2015, pero nunca ha terminado de cuajar. Creo que hay sectores políticos, fuerzas de la izquierda, que tendrían predisposición a trabajar programática y políticamente ese proceso. Quizás no sea en 2023 porque en muchas ocasiones cuando tratamos de construir proyectos políticos lo hacemos encorsetados en los ciclos electorales. Pienso que este proyecto político en Aragón no debería de tener los ritmos electorales, deberían de sentarse las organizaciones de la izquierda política real en esta tierra y comenzar a hablar sin la fecha de 2023 y, seguramente, sin la fecha de 2027. Pero comenzar a hablar de cómo construir este proceso vertebrado en el conjunto del territorio, no solo en Zaragoza.

"Hay una estrategia clara de eliminar a determinados cargos públicos de la izquierda por la vía judicial"

Cambiamos de tema. En septiembre está previsto el juicio al que te ha llevado una querella del ultraderechista Vox en su afán de judicializar todo. Te enfrentas a penas de entre dos y cinco años de prisión y la inhabilitación por un supuesto "delito de odio". ¿Cómo afrontas esto?

Con el mismo orgullo que el Congreso del PCE. Diferente orgullo pero con igual intensidad. Siempre lo hemos dicho, que la ultraderecha te vea como un enemigo y trate de querellarse contra ti es señal de que estamos en el lado correcto de la historia. Vox muestra su verdadera naturaleza, pero permite también que otras estructuras de poder muestren su verdadera naturaleza, como la judicatura que en esta ocasión y en mucha otras parece que van de la mano: la ultraderecha política con la ultraderecha que reside en la judicatura y en otras estructuras del Estado. Además no es un caso aislado. Hemos visto cargos públicos en este ciclo que han sido también objeto de querellas de la ultraderecha o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como el caso del diputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez, o de Isa Serra [exdiputada y portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid]. Hay una estrategia clara de eliminar a determinados cargos públicos de la izquierda por la vía judicial. Ese es el objetivo que persiguen, la inhabilitación como cargo público.

Hablando de la judicatura. El mismo juez que ha dado crédito a las acusaciones de la ultraderecha contra ti, es el que condenó a altas penas de prisión a los seis de Zaragoza. ¿Hasta qué punto está la judicatura politizada?

Hasta grados insospechados por la mayoría de la población. La judicatura no hizo la transición, ni las comisarías, ni en muchas estructuras de poder se ha hecho la transición. De un día para otro el Tribunal de Orden Público se convierte en la Audiencia Nacional y todos sus jueces en democráticos. La familia Lasala es un ejemplo de eso en Zaragoza. El padre, juez durante la dictadura franquista. El abuelo partícipe del golpe de estado por la rama carlista. Y los dos hijos, jueces. Es la típica familia de apellidos que siempre han estado en el poder, en un grado o en otro. Creo que hay una enorme connivencia entre la ultraderecha y determinados jueces que en sus sentencias procesan la misma ideología. La familia Lasala es una familia a la que siempre le caen determinados casos de la izquierda política. No solo es mi caso, está el caso de los seis de Zaragoza, el caso de Brahim Gali [presidente de la República Árabe Saharaui Democrática y secretario general del Frente Polisario]. Es evidente que la justicia no hizo la transición en este país.

En una entrevista en Koiné TV, advertías que con esta estrategia Vox busca amedrentar a los cargos públicos de la izquierda. ¿Van a conseguirlo?

Por nuestra parte desde luego que no. Ni creo que vayan a amedrentar a otros cargos públicos contra los que se han querellado, al menos por lo hablado tanto con Alberto como con Isa. No lo van a conseguir. Es verdad que hay gente en la izquierda política y en otros cargos públicos que puede ser que se corten un poco a la hora de intervenir. He conocido compañeros, concejales de otros pueblos de aquí de Aragón, que también tienen a la ultraderecha en sus ayuntamientos y te dicen “creo que al de Vox habría que decirle tal, pero mira lo que te ha pasado a ti”. Esto es verdad que ocurre, y que el objetivo de Vox en parte se cumple, el de amedrentar para que no se denuncie en las instituciones a la ultraderecha como lo que es. Pero creo que no debe de vencer el miedo. Hay que mantener la cabeza alta, el orgullo de que sabes que haces lo correcto, y seguir señalando a Vox y a la ultraderecha como lo que son. Al final estas querellas tendrán el recorrido que tengan, pero la historia nos acabará dando la razón en este sentido. Hay que mantener la firmeza de denunciar lo que es la ultraderecha.

Hemos hablado de la judicatura, pero también podríamos hablar de los medios de comunicación. Hace unos días estalló el enésimo escándalo de las cloacas del Estado, este con Villarejo y Ferreras como protagonistas confeccionando información falsa contra Podemos. ¿Son casos aislados o es la forma de actuar del régimen del 78?

Evidentemente no son casos aislados. Ni siquiera son departamentos estanco la guerra sucia mediática con la guerra sucia judicial o la guerra sucia policial. Forma todo parte de un entramado en el que a veces se usa a los jueces, a veces a los medios de comunicación, y a veces se combinan ambas metodologías. En ocasiones en la izquierda somos demasiado adanistas. Este caso es muy grave. Pero en este país, en los últimos 40 años, han ocurrido cosas igual de graves o más. No nos olvidemos que este es el país del GAL, del terrorismo de estado, donde se han ilegalizado a partidos políticos, se han cerrado medios de comunicación como Egunkaria. Todo esto ha pasado en 40 años de democracia. Ha habido guerra sucia, y no solo contra la izquierda abertzale. Guerra sucia mediática contra la Izquierda Unida de Julio Anguita, o contra cualquier proyecto político que ha tratado de impugnar desde cierta posición de fortaleza lo que son las estructuras del régimen 78. Han recibido guerra sucia de cualquier tipo, mediática, judicial, policial o terrorista como el GAL. Por lo tanto, no es un caso aislado. Hay un gran hilo conductor desde la represión franquista del 39 hasta lo que es Villarejo. Y hay que poner ese hilo conductor, que pasa por cada uno de estos casos. Ahora bien, hay otro error y es considerar que el problema son los “Villarejo”, que es un “garbanzo negro” de un sistema impoluto. No solo no es el primer caso, ha habido otros mucho más graves en la historia, si no que no es el único en el Estado español. En el Estado español hay guerra sucia. En Zaragoza tenemos el caso de los seis. Y otros casos, que no solo es a organizaciones políticas representadas en las instituciones. La izquierda social está sufriendo la represión política, la judicialización y la guerra mediática a todos los niveles. Todos los movimientos sociales. El movimiento antifascista, el movimiento okupa, cualquier movimiento social ha sufrido y sufre una guerra sucia por parte del Estado. Es que hemos sido once veces condenados por los tribunales europeos por encubrir torturas en este país. Y seis de esas once, el juez que instruía el caso era Fernando Grande-Marlaska, el actual ministro del Interior. Un juez al que le va a declarar Unai Romano con la cara reventada, y dice que pase el siguiente que aquí no ha pasado nada. Y ese juez es ministro del Interior. Lo digo también por la estrategia de gobernar con el PSOE, por luego sorprendernos y llevarnos las manos a la cabeza porque ocurran casos como el de Villarejo. Pero que no solo es represión política a la izquierda social de este país. Es que ha pasado en la valla de Melilla, donde se ha asesinado a decenas de personas en connivencia con la policía marroquí. En connivencia con el Ministerio del Interior que lo dirige un encubridor de torturas. Esto está pasando en el Estado español. Y eso hay que denunciarlo. Y esto ocurre también, volviendo a lo anterior, cuando optas por determinadas tácticas de manera triunfalista hay mensajes, fundamentales como estos, que acaban sin ser denunciados. Y cuando no acabas denunciando esto desde la raíz es insertarte en determinadas estrategias reformistas del régimen del 78.

Otra de las “grandes familias” en Aragón es la familia Yarza, que encabeza el oligopolio mediático que padecemos, controlando muchos resortes del poder político y económico. ¿Cómo defines el panorama de los medios de comunicación en Aragón?

De auténtico oligopolio. Al final el dueño de la imprenta es el que manda. Y la familia Yarza es la dueña de la imprenta de Aragón. No solo desde el Heraldo, esto lo sabéis mejor que yo. La subcontrata de la televisión pública aragonesa es prácticamente del Grupo Henneo. La familia Yarza ya sabemos a qué intereses cumple y obedece. No hay más que ver el tratamiento mediático que ha tenido en unos casos y en otros. El tratamiento que está teniendo el Gobierno de Azcón [PP-Cs y Vox] y el que tuvimos el Gobierno de Zaragoza en Común de Pedro Santisteve. Es la noche y el día. Hay unos intereses económicos que son los que prevalecen en la comunicación en Aragón. Ahí, AraInfo tenéis una responsabilidad histórica y un papelón absolutamente fundamental. Siempre he sido muy consciente de la necesidad de un medio soberano de información, pero cuando me ha tocado ser cargo público he sido consciente de manera firme, del papel que juega Heraldo y el papel que juega AraInfo, de la necesidad de tener soberanía informativa como hacéis AraInfo. Así que felicitaros por ese trabajo que estáis haciendo aquí.

"Cada día estoy más convencido y dispuesto para lo que haga falta"

Alberto Cubero. Foto: Chorche Tricas (AraInfo)

En lo personal, que también es político, llevas desde los 16 años en la militancia. ¿Cuál va a ser el próximo paso que de Alberto Cubero?

El paso que voy a dar es del mismo camino en el que llevo desde los 16 años. La construcción de un proyecto de izquierdas rupturista en este país. Y creo que el Partido Comunista va a ser y debe ser el impulsor y el eje vertebrador de este proyecto. Y en eso llevo trabajando desde los 16 años, y en eso voy a continuar trabajando. A veces te ha tocado ocupar unas responsabilidades u otras. Creo que en esta ocasión, después del resultado del último Congreso del PCE, entiendo que habrá esa altura política de la que hablamos y me tocará asumir responsabilidades en la dirección central del Partido. Y desde ahí, creo que es el mejor sitio para trabajar por ese objetivo, la construcción de un proyecto de izquierdas rupturista en este país donde el Partido Comunista será sin duda eje vertebrador. Lo comentabais antes, en alguna otra pregunta sobre el papel del PCE. Siempre ha sido el Partido un intelectual colectivo que en momentos de zozobra y desorientación ha abierto debates y ha planteado propuestas políticas necesarias y reflexionadas. Considero que en este momento tan claro y fundamental que estamos viviendo en este país, el PCE tiene esa tarea. La tarea, al menos, de abrir un debate en el conjunto de la izquierda política de “dónde venimos” y “hacia dónde vamos”. Y ahí, es donde voy a trabajar lo que me queda. Creo que construir ese proyecto de izquierdas rupturista pasa por abrir este debate. El PCE lo ha hecho en momentos más trágicos de la historia de este país, propuestas como pudo ser la construcción de Comisiones Obreras, de Izquierda Unida, o del Frente Popular. Toca que el Partido tenga la ambición de construir ese proyecto político que pasa por la apertura de ese debate, sin apriorismos, sin intenciones vengativas de echarnos responsabilidades de unos a otros, pero sin falsos dilemas. Hablando a tumba abierta, creo que la izquierda política tiene que sacar una lección de lo que ha ocurrido en este ciclo y trabajar con una perspectiva que es la construcción de un proyecto de izquierdas rupturista en este país.

De hecho, otra de tus valoraciones tras finalizar el Congreso fue: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo y ha llegado el tiempo del PCE”.

Y así lo consideramos. Nosotros tenemos la sensación de que el planteamiento político que hicimos en el Congreso del Partido Comunista es un planteamiento político al que la historia le acabará dando la razón. Que la vía reformista del gobierno permanente en coalición con el PSOE es una vía muerta, lo sabemos desde hace muchísimos años. Y que las contradicciones que se están agolpando por el propio desarrollo del capitalismo van a situar a la clase trabajadora y a las capas populares de este país en una situación tan dramática como la que tuvimos en el 2008, eso se está empezando a cuajar. El 10% del IPC con una subida salarial media de 1,3, media por que hay millones de trabajadoras y trabajadores que tienen el sueldo congelado, con sueldos precarios que elevan poco de 1.000 euros, esa situación sostenida en el tiempo genera unas condiciones objetivas similares a las de 2008. El Euribor, los tipos de interés, está subiendo. Hay gente que se le va a poner la hipoteca 200€ más cara. Esa realidad, por muchos escudos sociales que nosotros hayamos construido, está generando unas condiciones objetivas para poder construir un nuevo ciclo de movilización social. Estas son las cuestiones que hay que poner encima de la mesa, las realidades objetivas sin paños calientes, y comenzar a construir desde ahí. Y hay marcos de construcción muy potentes en este ciclo que viene. Por eso creo que la idea que se estaba planteando en este XXI Congreso del Partido Comunista es una idea imparable, porque está siendo una necesidad la construcción de una izquierda verdaderamente alternativa y rupturista. Es una idea a la que el tiempo le dará razón, pero veremos quien está gestionando esa razón en el futuro y cuando será. Pero la verdad es imparable.

En este sentido, hablas de una alternativa rupturista al régimen del 78, pero los estados burgueses, los estados nación que componen la Unión Europea, tiene una soberanía limitada. ¿También desde el PCE os planteáis líneas programáticas de ruptura con lo que conocemos hoy como Unión Europea?

Pues este fue uno de los debates centrales de las diferencias políticas entre ambos documentos en el Congreso [el del sector oficialista de Enrique Santiago y el del sector crítico de Alberto Cubero], el papel de la Unión Europea. En este ciclo político si que hemos visto cierto blanqueamiento de la Unión Europea. Así como en el ciclo de movilización social si que se tenía esa concepción de la Unión Europea como una estructura que limitaba la soberanía de este país, en estos cuatro años, sobre todo a raíz de los fondos europeos, se ha tenido ese mensaje, también por parte de la izquierda a la izquierda del PSOE, de que Europa había cambiado, de que Europa había aprendido la lección y que ahora era una Europa social. Yo creo que Europa, la Unión Europea como estructura política y económica, es una estructura de dominación para encorsetar a todos los países dentro de una estrategia imperialista occidental de EEUU y la Unión Europea. Ahora bien, la ruptura con el régimen del 78 implica inexorablemente la ruptura con el marco de la Unión Europea como proyecto político, eso es así. Una de las visiones que nosotros damos de la Unión Europea es que es el cerrojazo del régimen del 78, y no hay posibilidad de ruptura sin plantearse una alternativa al marco de la Unión Europea. Pero en ocasiones, muchas veces, el hacer impensable ese marco de ruptura lleva a posiciones de negación de esa ruptura. Nosotros siempre consideramos que, aunque hoy en día parezca impensable ese cambio político, los cambios que ha habido a lo largo de la historia no han tenido siempre en mente o no han tenido siempre estructurado el paso siguiente del cambio. La ruptura con el régimen del 78 implica la ruptura con el marco de la Unión Europea, y la Unión Europea es un proyecto irreformable, seamos sinceros, porque no se fundó. Su objetivo fundacional, igual que el del Partido Comunista es la transformación revolucionaria, el de la Unión Europea es encorsetar a todos los estados de aquella Europa en una estrategia imperialista occidental. Por lo tanto, como en el plano de construcción nacional tiene que estar el plano internacional y el cambio de relaciones internacionales, como la salida, por supuesto, de la OTAN y la búsqueda de otro marco de relaciones, que veremos cuales son, todo está por construir. Cuando se vieron los procesos en América Latina nadie pensaba en el ALBA, se fueron dando los procesos en Cuba, más tarde en Venezuela, y luego se construyó una alternativa regional. Quizás en Europa se tenga que construir una alternativa regional, y quizás los cambios en España tengan que ir acompañados en otros países de la Unión Europea. Eso no sabemos como será. Pero, desde luego, el cuestionamiento del régimen del 78 lleva implícito el cuestionamiento del marco de la Unión Europea.

Para terminar. ¿Te veremos algún día siendo el primer aragonés en convertirse en secretario general del Partido Comunista de España?

En esta ocasión me ha tocado a mi representar esa alternativa en el Partido Comunista, que ha tenido un 46% de respaldo. Lo que si que tengo claro, como he dicho antes, es que a esta alternativa la historia le acabará dando la razón. No se si será dentro de cuatro años, en uno o en ocho. ¿Quién encabezará esa alternativa? No lo se. Yo desde luego, desde lo 16, hasta hoy, y hasta que me muera, voy a estar dispuesto para lo que haga falta, eso tenerlo claro. También es verdad que en estos 24 años siempre me ha tocado encabezar, secretario político de la Juventud Comunista, luego del Partido. A veces también se agradece, en lo personal, estar apoyando alternativas en un segundo plano. Pero siempre lo he dicho, cada día estoy más convencido y dispuesto para lo que haga falta.

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