El Estatuto de Aragón cumple 40 años en segunda división

Hasta el mismísimo Javier Lambán asegura que “el autogobierno le ha sentado a Aragón de maravilla”. Cierto. El autogobierno es el fertilizante -natural- del desarrollo económico y social de nuestro país. Ahora imaginen si tuviéramos un Estatuto de primera división para competir, al menos, en igualdad de oportunidades.

Estatuto de Aragón cumple 40 años

Fue el 10 de agosto de 1982 cuando se aprobó formalmente el Estatuto de Aragón. Aunque la primera referencia histórica a un Estatuto de autogobierno para Aragón data de 1936, pero entonces el golpe de estado fascista contra la legalidad democrática impidió, por apenas unas semanas, su tramitación legal.

El contexto histórico tiene su importancia, pues en el paso de la dictadura franquista a la monarquía borbónica -La Transición- el hecho de no haber aprobado ese Estatuto en 1936 fue la excusa del españolismo para relegar a Aragón a la vía lenta -estatutos de 2ª división-, la de aquellas autonomías que carecían de un marcado carácter histórico, entonces los mil años de historia de Aragón no computaban, solo accedieron a la vía rápida -estatutos de 1ª división- los territorios que habían aprobado su estatuto antes del golpe de estado de Franco: fueron entonces sólo el País Vasco, Catalunya y Galiza.

Cabe recordar que los diputados españolistas habían establecido por ley que solo aquellos territorios con “elementos históricos, culturales y territoriales comunes, los territorios insulares, y las provincias con entidad regional histórica”, accedían a los Estatutos de 1ª división, y por lo visto, a juicio de la ceguera histórica de estos buenos señores, Aragón debió comenzar a existir en 1978, o cerca.

Así, Aragón lleva ‘compitiendo’ 40 años con una herramienta legal de segunda división en un escenario de champions, rodeado de cuatro de los nacionalismos más intensos de Europa: el español, el vasco, el francés, y el catalán, que frecuentemente ningunean, cuando no expolian, a Aragón.

Y, a pesar de todo ello, efectivamente, como usted apunta señor Lambán, el autogobierno, aún en pequeñas dosis, “le ha sentado a Aragón de maravilla”, gracias al esfuerzo de la ciudadanía aragonesa. Lambán también ha señalado que “han sido 40 años de éxito indiscutible después de siglos en los cuales nuestros hombres, nuestras mujeres y nuestros recursos, estaban a merced de designios políticos y económicos que no eran los nuestros”, que igual no me he enterado y por fin tenemos soberanía política, el Estado español ha saldado su deuda histórica, contamos con Hacienda Foral propia, hemos nacionalizado las empresas de energía y telecomunicaciones, y tenemos soberanía también -autogobierno, autonomía, o como lo quieran llamar- en materias como asuntos exteriores, defensa, o política monetaria, que sé yo, el que sabe es el doctor en Historia.

El presidente Lambán también ha destacado desde Uesca que “en esa fecha, tomamos en nuestras manos las riendas de nuestro devenir, las riendas de nuestro futuro, liberamos todas nuestras energías y 40 años después podemos decir, con mucho orgullo, que el autogobierno nos ha sentado de maravilla: hemos crecido, hemos diversificado nuestra economía, hemos dado rienda suelta a nuestro talento y a nuestra creatividad y a pesar de las dificultades que en este momento vive el mundo y que también vivimos nosotros, podemos decir que el futuro para Aragón se presenta radiante”, sí, es evidente que en estos cuarenta años la sociedad aragonesa ha mejorado social y económicamente, gracias al esfuerzo de la sociedad aragonesa por convertir las pequeñas dosis de autogobierno en mejoras para la vida cotidiana. Pero, no sé Rick, parece falso. Por qué si es un españolista confeso y orgulloso como Javier Lamban quien debe potenciar nuestro autogobierno, ese que nos sienta de maravilla, pues igual no es la persona indicada.

Merece la pena también reflexionar sobre que entiende Lambán por eso de “diversificar nuestra economía”, pues está sometiendo a Aragón a un grave proceso de concentración económica en tan sólo cuatro vectores: los tocinos, los molinos, destrozar el medio natural, y la colaboración público-privada.

Finalmente Lambán ha insistido en que el futuro “se presenta con muchas posibilidades, con muchas oportunidades, siempre y cuando seamos capaces de hacer lo que hicieron nuestros antepasados políticos, urdidores del estatuto, siempre y cuando seamos capaces de grandes consensos sociales, económicos y políticos, porque, el camino del éxito, consiste, ni más ni menos, en entender Aragón como un proyecto común, como un proyecto en el que no sobra nadie, en el que somos necesarios todos: la izquierda, la derecha, los empresarios, los trabajadores,..”, pues mire, aquí sí vamos a estar de acuerdo, en Aragón no sobra nadie, y recogiendo su guante, le emplazo pues a que comience a elaborar como “hicieron nuestros antepasados políticos, urdidores del estatuto” una reforma legal con “grandes consensos sociales, económicos y políticos” que permita a Aragón dotarse de una norma legal de 1ª división -ya sea Estatuto o Constitución-, en el que el autogobierno sea el fertilizante -natural- del desarrollo económico y social de nuestro país.

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