Apenas pasó una hora entre el anuncio de la condena de 99,5 años por sedición a las y los presos independentistas y la movilización ciudadana. Por la mañana las universidades catalanas fueron clausuradas y las y los estudiantes tomaron las calles. Se cortaron carreteras, se ocuparon plazas y se impidió la circulación de trenes.
Era algo previsible. Sin embargo, el tiempo de reacción fue récord y tomó desprevenidos a los cuerpos policiales conformados por los Mossos d’Esquadra -1.600 agentes de la BRIMO- más los 1.800 del Cuerpo Nacional de Policía.
A media mañana, cuando todavía no habían comparecido los políticos independentistas para comentar la sentencia, se difundió a través de Telegram una nueva consigna: había que ocupar la Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona. Las y los estudiantes que se habían dirigido en columnas hacia la plaça de Catalunya –centro neurálgico de la mayoría de protestas en la capital catalana- empezaron su marcha por la Gran Vía –la principal arteria de la Ciudad Condal- hacia el Prat en una ruta que supone más de 10 kilómetros a pie.
La consigna había sido difundida mediante el grupo de Telegram “Tsunami Democràtic”, un espacio virtual que congrega actualmente a casi 240.000 personas y del que poco se sabe. Todo un hito de reunión online si tenemos en cuenta que algunos de los grupos de la aplicación de mensajería más notables en las protestas de Hong Kong se sitúan en las 150.000 personas usuarias.

Este martes todos los medios de comunicación intentaban explicar qué o quién está detrás del nuevo fenómeno online. Sucede como cuando esos mismos medios intentaban explicar qué eran los CDR y como cuando entonces intentaban relatar ese movimiento con análisis totalmente obsoletos. La ausencia de cabecillas, la ausencia de políticos o el desconocimiento de los nodos de comunicación que operan en este grupo lo hace de lo más imprevisible.
Lo cierto es que el lunes, Tsunami Democràtic solo dio dos consignas: ocupar el aeropuerto y las calles. Con eso ya fue suficiente para que Barcelona entera colapsara. Es por esto que cabe señalar que Tsunami Democràtic es en realidad el continente de una protesta y una rabia que se hubiese expresado del mismo modo. O quizás de un modo más caótico pero igualmente contundente, pues el grupo de Telegram fue indispensable para marcar los tempos de la protesta y para dar información crucial a las y los manifestantes.
El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha tardado poco tiempo en anunciar que ya se está investigando quién está detrás de este grupo de Telegram. De nuevo el Gobierno español intenta señalar a los cabecillas de un movimiento social para poder reprimirlo, sino no se explica la presteza de Marlaska. A lo sumo, el ministro podrá detener a Pep Guardiola que a las 21.20 horas del lunes leía un comunicado internacional poniendo voz a Tsunami Democràtic y apelando al diálogo.
Lo que queda claro es que el movimiento no sería nada sin las miles de personas que decidieron acudir a la T1 y cancelaron más de 100 vuelos.
Del 1-O al 14-O
El 3 de octubre de 2017 miles de personas colapsaron Catalunya tras la dura represión del referéndum por parte del Gobierno de Mariano Rajoy. Como en el referéndum, en la huelga de país era frecuente encontrar a personas que afirmaban no ser independentistas, pero que creían que había que salir a las calles para expresar la indignación causada por el recorte de libertades en el Estado español. También se movilizaron miles de personas en todo el territorio del Estado dando fe de la llamada solidaridad entre pueblos.
Este lunes, se volvió a vivir ese espíritu que aúna el independentismo con otras ideologías contestatarias y que dota a la protesta de mayor fuerza e impacto. Ese mismo espíritu que interpela a aquellas personas equidistantes y que desenmascara a la progresía unionista.
Del mismo modo, la jornada del 14 de octubre sirvió para escenificar de nuevo el poder popular. Las inmediaciones del aeropuerto estaban este lunes totalmente colapsadas y la presión sobre esta infraestructura clave para Catalunya y el Estado español, vació Barcelona de la mayoría de policías. Lo curioso del caso es que pese a las espectaculares imágenes de la Terminal 1 totalmente inundada de personas, 10.000 según el Departamento de Interior, el colapso se produjo sobre todo en las vías de acceso al aeropuerto: carreteras y trenes. El ir y venir de gente desde las estaciones de tren y metro o por la carretera andando ya fue suficiente para importunar la actividad del Prat.

Por otro lado, la ocupación de la Terminal 1 demostró las dificultades que tiene la policía para desalojar el emplazamiento. En el recinto aeroportuario se respiró a última hora de la tarde, momento en el que se produjo mayor violencia, una calma tensa. Mossos d’Esquadra, Guardia Civil y Policía Nacional hubiesen tenido muchas dificultades para enfrentarse a las personas que se manifestaban en caso de enfrentamiento directo con todas ellas y en caso de que Tsunami Democràtic no hubiese dada por concluida la ocupación a las 21.55 horas.
La violencia policial
En total 131 personas heridas, de las cuales 115 lo fueron en la Terminal 1 del aeropuerto del Prat. Lamentablemente uno de ellos, un joven de 22 años, ha perdido un ojo y desde el hospital de Bellvitge, en el que lo intervinieron, no descartan que la lesión fuese producido por una bala de goma. Este tipo de proyectiles están prohibidos en Catalunya por lo cual los Mossos d’Esquadra no pueden emplearlos y utilizan balas de foam. Sí que lo hizo la Policía Nacional que ha reconocido que disparó al menos 14 balas de goma en El Prat. ¿Puede la Policía Nacional no respetar las leyes de Catalunya?
Según Alerta Solidària, otra persona sufrió graves golpes que le hicieron perder masa testicular y a las 12.00 horas se encontraría en reanimación.
Asimismo, desde colectivos de defensa de los derechos humanos denuncian que se dieron golpes de porra en la cabeza y que se agredió a periodistas pese a estar perfectamente identificados. La entidad pro-derechos humanos Iridia ha informado de que al menos siete de las 131 personas heridas en las intervenciones policiales de este lunes lo fueron por impacto de proyectiles de precisión de foam o de pelotas de goma.
Sorprende que Quim Torra, tan vehemente cuando ataca al Estado español por reprimir a sus compañeros políticos, sea el mismo que, mediante su conseller d’Interior, Miquel Buch, envíe a reprimir las manifestaciones populares en la T1. Quim Torra, el mismo que da las gracias a los manifestantes por movilizarse.
Por su parte, según informa Naiz, el Defensor del Pueblo catalán (Síndic de Greuges), Rafael Ribó, ha abierto una actuación de oficio en la que se analizará el uso de balas de goma por parte de la Policía española durante las manifestaciones de protesta contra la sentencia del Supremo.
El turismo
Durante la protesta de este lunes, las y los manifestantes se confundían con frecuencia con los turistas. Con el cierre de la estación de metro que llega a la Terminal 1, muchas personas que estaban de vacaciones en Barcelona o de viaje de negocios tuvieron que acarrear durante seis kilómetros sus maletas por carreteras y caminos de tierra desde la Terminal 2 hasta el lugar ocupado. Durante parte de la tarde estuvo lloviendo.
Resulta obvio que en esta manifestación estaba inscrito –de un modo leve- otro de los grandes problemas que sufre la capital catalana y todo el sur de Europa: la insostenible situación a la que ha llevado el turismo.
Más allá de este hecho interpretativo, lo cierto es que la ocupación de la T1 sirvió para externalizar la protesta internacionalmente y para atacar una de las infraestructuras claves de Catalunya y el Estado español. Se demostró así que para ejecutar un cambio sustancial hay que incidir en donde más le duele al sistema.

Las próximas movilizaciones
Durante este martes se han producido corte de carreteras en numerosos puntos del territorio catalán así como concentraciones delante de los juzgados de Girona por la detención de manifestantes.
Los próximos días en Catalunya se prevén cargados de acciones. De momento, este miércoles se iniciarán la Marxes de la Llibertat desde cinco puntos de la geografía catalana hasta Barcelona: Tàrrega, Tarragona, Berga, Vic y Girona. Recorrerán 100 kilómetros y se espera que lleguen el viernes coincidiendo con la huelga general convocada para ese día.
Además, el 26 de octubre de 2019 entidades y sindicatos preparan una gran manifestación en Barcelona. Entres los colectivos Òmnium Cultural, CCOO, Intersindical-CSC, En Peu de Pau, UGT, SOS Racisme, UFEC, USOC, Stop Mare Mortum, Plataforma per la Llengua y SEPC.
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