El libro ‘La Rosalía. Ensayos sobre el buen querer’ (Errata Naturae) solo es una excusa. Cuando acabamos el libro y decidimos escribir este artículo nos prometimos que no íbamos a hablar de Rosalía, de hecho, esta será la última vez que leas su nombre.
Empezar el artículo con el libro que lleva su nombre solo es, entonces, una excusa (más) para hablar de música, feminismo y contradicciones. En una especie de homenaje/copia a nuestra querida Berta Jiménez Luesma, colaboradora de AraInfo y autora del último capítulo del libro, hemos elaborado una lista de la con(fusión), de la música que nos evoca cada capítulo del libro. Lo dicho, una excusa más para jugar a ser DJs y periodistas, la fusión que nadie esperaba.
🎵 Si prefieres escuchar las canciones en una lista, también es posible.
Si hablamos de alguien que subió a Los Ángeles para luego bajar hasta el infierno esa es Britney Spears. La princesa del pop que aprendió que el malquerer puede encarnarse en tu novio, tu ex, tu padre, tu manager o tu hermano, o todos a la vez. Ahora, atrapada en 2007, su historia ha salido a la luz y visitar su Instagram, es como explican en el primer capítulo, juntar lo clásico y lo viral.
Ya nadie baila como lo hacíamos en 2007 pero Britney sigue desde la prisión que es su casa, revisitando cada día su pasado, subiendo vídeos con las coreografías que enamoraron al mundo, vistiendo outfits que, por desgracia como todo, volverán y cada día con más sed de venganza.
Se ha convertido en una mártir, en un ejemplo de lo que te puede pasar si no eres la mujer que el show business quiere que seas, de cómo convertirte en un fenómeno global puede ser también el final de tu carrera. Aún con todo, Britney Spears es rica, blanca, cis y hetero, probablemente por eso se ha hecho viral su historia…
En el libro se habla mucho, pero mucho, sobre la apropiación cultural, sobre las raíces del flamenco y sobre cuánto de verdad y autenticidad hay en una artista. Se habla tanto de flamenco, que apenas se habla de apropiación ni de los éxitos y desgracias que durante décadas nos han perseguido a todas las personas bajo el paraguas de “hispanas”.
Un término que ni siquiera encaja porque no tiene sentido hablar de hispanohablantes cuando Cher canta ‘Dov’e L’amore’ vestida de flamenca con un chihuahua mientras un grupo de personas baila tango con una capa de torero, y por qué no, un poco zíngaras también. Como dice Orojondo, Cher inventó el apropiacionismo en 1998.
Más de diez años antes, en 1986, Madonna se hacía hueco en el mercado latino con su “Isla bonita”, otra perla del apropiacionismo, cuarenta años antes de la protagonista del libro, la reina del pop aparecía vestida de flamenca bailando y rezando ante un altar.
Sobre toda la apología católica/flamenca/mariachi que llegó al cine se puede escribir otro artículo, nos quedamos con ‘Tu mirá’ de Lole y Manuel en Kill Bill. Beatrix Kiddo llegando a una finca mexicana en la selva a golpe de cajón se ha convertido en una de las escenas de culto del flamenco en el cine.
A veces nos cuesta abandonar la cultura pop pero si vamos a hablar de mezcla de estilos, de juntar lo viejo con lo nuevo, lo tradicional con lo electrónico, entonces tenemos que bajar al barro y al barrio, a las escenas locales y rurales. Así, en Aragón tenemos (o tuvimos) una mezcla perfecta, quienes pudimos disfrutar de un directo de Maut ya sabemos de lo que hablamos, imposibles de catalogar, ni lo suficientes tradicionales para los festivales de folk ni lo suficientes electrónicos para los de techno.
Una batalla difícil de librar, una pena para quienes vivimos atravesadas entre las raíces de la tierra y el 5G (y vacunadas).
Al otro lado de la península, en Sevilla, está la cuadrilla de Califato ¾ haciendo su “folclore futurista”, este grupo ha roto ahora después de que sus integrantes habitaran muchos lugares del panorama musical, el punk, el folklore andaluz, la electrónica y el mamarrachismo absoluto. Su directo es brutal, especial dedicación a la voz y los abanicos de Rosana Pappalardo, aquí os dejamos con uno de sus temas.
Si queremos hablar de artistas que dieron el salto desde lo local hasta lo global, entonces nos quedamos con artistas como la actriz y cupletista turiasonense Raquel Meller. Durante las décadas de 1920 y 1930 fue la artista del Estado español de mayor éxito internacional.
Ella fue la que popularizó y llevó a lo más alto la canción de “La Violetera” y para variar un hombre sería el encargado de invisibilizar su éxito. En este caso fue Charles Chaplin el encargado de utilizar la melodía que había creado José Padilla y cantado Meller, omitiendo tanto la autoría de uno como el éxito de la otra. La icónica ‘Luces de la ciudad’ se convirtió en el paso del director al cine sonoro y siempre será reconocida por esa mítica cantinela, mientras, Raquel Meller acabaría por no ver paradójicamente “ni un real” de la película. No podemos terminar esta historia sin decir que Charles Chaplin la persiguió para que apareciera en sus películas, ella le dijo que no y él decidió vengarse robando la canción y asegurando que la había compuesto él. ¿Os suena de algo?
En lo que se refiere a la industria discográfica se podría decir que la banca siempre gana, sus dinámicas extractivistas y ultraliberales nos han dado por desgracia varios ejemplos de cómo se puede morir de éxito. Así, tenemos a Don Omar que en 2019 publicaba un vídeo en Youtube en el que relataba cómo fue estafado por la discográfica, su salida de aquella espiral de violencia fue dejar de hacer música.
Otro de los casos más dolorosos de la industria estadounidense es el de Kesha, al margen de lo que nos pueda gustar o no su música. En 2014 la cantante pop denunció por violación y abusos psicológicos a su productor, Dr. Luke. La respuesta de su discográfica fue demandarla por difamación e incumplimiento de contrato. Sony la obligó a continuar con el contrato discográfico y seguir trabajando con el que había sido su violador hasta 2017 cuando Luke dejó de ser consejero delegado de Kemosabe Records. Adele, Miley Cyrus, Demi Lovato, Ariana Grande, Lorde y Kelly Clarkson son algunas de las artistas que han apoyado a la artista. Tras perder el juicio contra la discográfica Taylor Swift llegó a donarle el dinero necesario para pagar la indemnización a la discográfica, unos 250.000 dólares, y Lady Gaga testificó a su favor en el juicio.
La irlandesa Sinead O’Connor ha publicado este 2021 su autobiografía, ‘Remembranzas’, en ella cuenta algunas de las grandes verdades sobre su vida, su frágil salud mental y los abusos que sufrió tanto de su madre como de artistas como Prince. Además, relata punto por punto su batalla contra la industria musical y cómo romper la foto del Papa Juan Pablo II en prime time la salvó de convertirse en una diva. Sí, ella era inestable e ingobernable pero lo que hizo que estallara su carrera por los aires fue denunciar en el Saturday Night Live los abusos sexuales de la Iglesia que 27 años después hasta el Papa Francisco admitiría.
Si pensamos en performance nos viene a la cabeza Björk, seguramente a cada persona por una razón en particular (imposible quedarse con una). ¿Sus looks imposibles acompañados con su cara infantil? ¿Su reconocible voz mezclada en géneros dispares? O quizás cuando se lía a leches con los fotógrafos cuando no quiere que nadie se le acerque, cosa que no sabemos cómo no pasa más a menudo sabiendo como sabemos ahora cómo funciona esta trampa de la fama. Su actuación con el guitarrista Raimundo Amador puede no ser su espectáculo más emblemático pero sin duda sabes que lo que estás escuchando es una ruptura en directo.
Y de la misma manera que existe la performance del artista, existen artistas que rompen esa performance. Quebrantan las leyes de lo que desde la música se puede hacer cuando se llega a la fama: Lauryn Hill fue solemne ejemplo de ello. Su éxito le llegó muy pronto, sobre los 25 años. Al poco, se quedó embarazada y su discográfica le aconsejó abortar para no parar su carrera. Hill los desoyó y no solo eso, si no que decidió que iba a ser ella la que tomaría sus decisiones. No iba a ser otra más, no así. Eso le costó abucheos y devoción en sus conciertos después de su segundo disco en solitario pero demostró que cuando afirmas lo que ocurre desde dentro, te quedas fuera.
Otro tema recurrente del libro es acerca del nail art, de las uñas como metáfora del poderío femenino. El libro no ahonda sobre la genealogía de mujeres que han honrado este arte en la industria musical y es que la lista es larguísima.
Os dejamos con un tema de Lil Kim, entre todas las vidas que ha vivido esta artista que llegó a pasar por la cárcel para defender a su banda, nos quedamos con ser una de las primeras raperas que rompió con la barrera invisible de la hipermasculinidad en la escena del rap. Un género, como muchos otros, donde la tendencia era que para ser respetada como rapera debías “parecer uno de ellos”. Lil Kim rompe el techo de cristal del rap con sus uñas, sus pelucas y su feminidad explosiva.
No queríamos hablar de “ellos” pero a veces es necesario e imprescindible. Y no es cualquiera. Yung Beef no destaca ante un público adulto por ser un representante de la moda y más de uno se habrá reído de él por su manera de vestir (¿no se reían también de los rockeros hace años?) pero hay que recordar que el treintañero participó como modelo en la Semana de la Moda (masculina) de París para Pigalle y Hood By Air. Más tarde, también pondría su cuerpo, junto con Frank Ocean, para la marca Calvin Klein. Más de uno estará rabiando pero estos crossover entre música y moda no hacen si no acercar las artes, en este caso desde la polémica.
Durante el libro se menciona en muchas ocasiones las influencias lorquianas y hernianas en el flamenco, de los malos augurios, de los lamentos y que tanto reflejo tiene en la historia cada vez menos reciente de nuestros pueblos y ciudades. En ese gran abanico resuenan muchos nombres como el de Silvia Pérez Cruz o el de María José Llergo, tanto una como la otra no olvidan. Así Silvia Pérez Cruz tiene su versión de ‘Gallo rojo, gallo negro’, un relato de la Guerra Civil y un himno de la resistencia durante la Dictadura.
En otra clave, la millenial, María José Llergo te atrapa con sus ritmos electrónicos y los samples del productor Skyhook sin perder su conciencia de clase, su disco ‘Sanación’ arranca al ritmo de una azada hundiéndose en la tierra.
Por supuesto en este ensayo sobre este fenómeno de masas, también hay hueco para hablar sobre qué es lo natural, lo original y qué es artificial o una réplica. En este vergel no vamos a entrar y tampoco estamos en la posición para entrar, pero os dejamos a una que sí es única, la original, la que empezó todo, la que acabaría invisibilizada por decenas de señores que se autonombraron reyes, príncipes y dioses del rock and roll.
Aquí la que empezó todo fue Sister Rosetta Thorpe, la "Original soul sister" o "la Madrina de Rock & Roll”. No importa como la llames pero llámala, ella es la pionera del rock and roll, una auténtica estrella de los años 30 que se casó tres veces con tres hombres pero según la autora de su biografía ‘¡Shout, sister, shout!’ tuvo relaciones tanto con mujeres como con hombres: “¿Creo que la hermana Rosetta Tharpe se sentía atraída y tenía relaciones sexuales con las mujeres? Sí,”, dijo Wald. "Pero no sé si usó alguna palabra para identificarse". Por lo tanto, no solo es un referente para incorporar a nuestra genealogía musical sino también la bisexual.
Autodestructiva e infravalorada. Así era otra de las divas que rompieron muros, a su modo. Contraria la historia de la protagonista que nos acoje, la hermosa Nico empezó como modelo. No era simpática y, de hecho, se esforzaba mucho en no serlo. Fue Jim Morrison el que la empujó a empezar su carrera musical y Andy Warhol el que le presentó a The Velvet Underground, Lou Reed y John Cale, con los que hizo solo tres canciones pero qué canciones. A Nico, sorda de un oído, poco le duró la dicha, ya que Warhol se desentiende de ella en sus memorias con la frase: “Engordó y se hizo yonqui”. Tampoco esperábamos más de la diana de tiro de Valerie Solanas. Participó en diferentes películas, a cual más experimental que la siguiente, y los Sex Pistols la reconocieron como gran influencia cuando sus giras eran prácticamente una versión low cost de que fueron sus inicios. Nico murió en Ibiza, años después de dejar la heroína, adicción que compartía con su hijo.
Por otra parte, no queremos olvidarnos de algunos de los debates que han azotado los últimos años. A “la-que-no-puede-ser-nombrada” se le acusa en algunas ocasiones de no ser feminista o no de ser lo suficientemente feminista. Nunca ha dicho que lo sea y creemos que no es necesario. Que su segundo disco haya sido la salida de una mujer de una relación de violencia creemos que habla por sí sola pero tampoco hay que olvidar a las artistas que se posicionan segundo a segundo. Rebeca Lane, Sara Hebe, Anita Tijoux y un largo etcétera (no es casualidad que las primeras que nos vienen a la cabeza sean latinoamericanas) son raperas que han trabajado para ser reconocidas entre los mejores. Abiertamente feministas, antirracistas, anticoloniales, antifascistas... son conscientes de que esas etiquetas les cierran muchas puertas pero es la única forma en la que pueden hablar. Puede que, con tanto ahínco en que sus letras sean coherentes, se pierda un poco el ritmo, que no acaba de calar, no acaba de pegar como sí lo hacen otras, no tan reivindicativas, como Bad Gyal o Ms Nina. Feministas a su manera, por otra parte.
Chandal, oro y mantilla en la época del trap pero, ¿cómo olvidarse de las primeras y más icónicas? Quizás lo del chándal no se les puede aplicar, ya que ellas eran más de pantalones altos, brillantes, de campana y muy muy ajustados, con un top de topos muy corto. Hablamos de Las Grecas. Si hay un grupo de mujeres que se hicieron hueco por narices en la música popular fueron ellas, y hoy se las asocia con la cultura kinki. La historia de este grupo fue rápida pero intensa. Según dicen, a Tina le diagnosticaron esquizofrenia paranoide, a la que no ayudaron las drogas. Tuvo cinco hijas, dos fuera del matrimonio, lo que en la época ya era arriesgado y valiente. Por si esto fuera poco, contrajo VIH y murió a los 37 años. Una historia difícil de olvidar pero un recuerdo necesario en esas noches en las que cantas “Te estoy amando locamenti” con tus amigas. Por Tina.
No nos olvidamos de por quién escribimos el artículo. Y no nos referimos a Rosalía (¡ups! Perdón, dijimos que no la íbamos a nombrar y lo hemos hecho), si no a nuestra compañera y colaboradora habitual de AraInfo, Berta J. Luesma. Su glosario de artistas contemporáneas es una hoja de ruta por la música más excitante que necesitas para lo que queda de verano o para el inicio de curso. Esperamos que la nuestra, más humilde, también os sirva para conocer y reconocer a artistas y sus historias que son importantes por lo que han hecho y significan.
Nos vamos con una de las mejores, la primera en el Estado en hacer trap, una mujer que no ha tenido dudas en reconocer sus problemas de salud mental en diferentes entrevistas y actuaciones. Porque sin ella no estarían La Zowi, Bea Pelea o Albany. Somadamantina no es para todo el mundo y el mundo, a veces, tampoco es para Somadamantina, pero en sus canciones invita a sentirse poderosas y tirar para adelante, como las gatas que no hablan.