La maldición del viento, extractivismo energético verde
Acciona, Endesa, Green Capital, Forestalia, Siemens, Gamesa, o empresas pantalla como Energías Alternativas de Teruel, Molinos del Ebro, Desarrollo Eólico Las Majas, Energías eólicas y ecológicas, son algunas de las que han presentado proyectos de construcción de parques eólicos en una decena de comarcas de Teruel. Decenas de proyectos de 48 o 49 MW de potencia, para evitar pasar por el Ministerio de Transición Ecológica y acelerar así los trámites en la gestión autonómica de los mismos [1]. Decenas de proyectos con una evaluación de impacto ambiental que deja mucho que desear. Que no consideran la presencia de diferentes especies de fauna y flora, ni las áreas protegidas por la Red Natura 2000, en los emplazamientos seleccionados [2]. Que no dan importancia alguna a los desmontes realizados sobre sobre un territorio de alto valor natural y paisajístico.
Este aluvión de proyectos sobre las comarcas de Teruel responde al interés económico de estas empresas, y poco tiene que ver con un cambio en el modelo energético hacia sistemas más sostenibles. Y es que la cantidad de aerogeneradores proyectada ahora mismo sobre Teruel sería capaz de producir electricidad para cubrir más de diez veces el consumo de las comarcas[3]. Como dudamos de que esto se deba a una previsión de explosión demográfica en Teruel, no nos queda más que interpretarlo como una continuación del mismo modelo de extractivismo energético que tanto hemos sufrido en esta tierra.
Necesitamos abandonar los combustibles fósiles y producir energía a partir de fuentes renovables, sí, pero no cualquier método nos vale para ello. Nos van a encontrar enfrente de un modelo de grandes parques eólicos y fotovoltaicos repartidos por aquellas regiones más deshabitadas de nuestro territorio, lo que supondrá una vuelta de tuerca más a un modelo de territorio que desprecia a sus gentes y enriquece a los señoritos. No es casualidad que los actores presentes en el juego sean antiguos conocidos.
La familia Samper, una de las grandes fortunas aragonesas, amasó su imperio en el sector del porcino. Macrogranjas y macromataderos. Sí, ese modelo de ganadería tan sostenible y respetuoso con el territorio. Sí, ese modelo que hace que ahora mismo se críen 13 cerdos por habitante de Aragón, que circulen cientos de trenes de soja por nuestras vías y que pueblos enteros se queden sin agua potable por la contaminación de los purines. Los dos hermanos de la familia se dividieron el negocio y actualmente el Grupo Jorge y Forestalia pisan fuerte en el sector de las energías renovables [4]. Un lógico trasvase de capital de una actividad que destroza el territorio a otra que cosecha los frutos de haber logrado cada vez más despoblación.
Porque tiene mucho que ver la continua crisis en la que se encuentra el sector agroganadero con la expansión de este tipo de proyectos. Cuando cada vez te pagan menos por las cosechas, cuando cada vez hay menos hueco para una ganadería sostenible y cuando cada vez necesitas más maquinaria para poder cultivar con menos gente, lo lógico, es que, si te ofrecen unos 1.000 euros al año por hectárea para instalar placas solares o aerogeneradores, tú lo cojas sin dudar.
Este es el pasto seco sobre el que saltan las chispas de esta ola expansiva de renovables en manos de grandes empresas. Interesa que haya poca gente, ¡claro que interesa! Menos problemas, menos conflictividad social.
Un modelo energético renovable de mega-infraestructuras no ayuda a asentar población en el territorio pues apenas crea empleo. En todo caso, crea empleo en la construcción de los parques, claro, pero no puestos fijos a largo plazo. Además, la escala resulta determinante. Según un estudio de ANPIER, la diferencia entre instalar la misma potencia mediante pequeños parques fotovoltaicos de 5 MW, en lugar de mediante megaparques de 100 MW, supondría la creación de diez veces más empleos fijos en operación y mantenimiento durante 30 años [5].
Por otra parte, la imposición de estos proyectos de grandes dimensiones impide llevar a cabo proyectos de menor tamaño: son excluyentes. Principalmente, por dos motivos. En primer lugar, porque lo que hace el modelo de megainfraestructuras es acaparar las inversiones. Son capaces de ofrecer una mayor rentabilidad, y a la hora de lograr financiación se imponen frente a los proyectos de menor tamaño [6]. En segundo lugar, porque estas plantas de producción de electricidad renovable necesitan transportar dicha electricidad y para ello, se necesitan subestaciones que aumenten la tensión de la corriente y puntos de conexión a red. En una zona como Teruel, la cantidad de electricidad que se puede evacuar por las redes de distribución y transporte es limitada. En definitiva, las grandes plantas también acaparan estos puntos de conexión a red, lo que lleva a su saturación y a que se denieguen permisos de conexión a otros proyectos de menor tamaño [7].
No se trata, por tanto, de diferentes paradigmas que puedan convivir y desarrollarse libremente, sino que la imposición del modelo a gran escala anula las posibilidades de avanzar hacia otro tipo de transición energética con plantas renovables de menor tamaño, más distribuidas y con una gestión democrática de las mismas.
Una red eléctrica faraónica y que se cae a cachos a partes iguales
La guinda de este pastel se coloca en el norte, con la continua amenaza de la autopista eléctrica del Pirineo. El eterno retorno de la electrificación de alta tensión a los valles del Pirineo es una amenaza que ha acompañado a la lucha ecologista de esta región durante las últimas décadas. En 1991 el conflicto llegó hasta lo alto de la Torre Eiffel en París, con una acción llevada a cabo por el colectivo “ecofontaneros” para denunciar el proyecto de interconexión Aragón-Cazaril.
Y aunque este proyecto fue paralizado unilateralmente por Francia por su severo impacto ambiental, actualmente REE vuelve a la carga con otros nuevos, como la recientemente autorizada repotenciación de la línea de alta tensión Foradada del Toscar-Escalona, o la recuperación, una vez más, del proyecto de la línea a 400 kV Peñalba-Arnero-Isona, heredera de la Aragón-Cazaril [8]. Es más, esta vez, con apoyo y fuertes subvenciones de la UE, Red Eléctrica de España vuelve a la carga por varios frentes, como el cable submarino a través del Golfo de Bizkaia o los proyectos de interconexión por el Pirineo navarro y aragonés, que, junto con sus líneas de refuerzo, electrificarían la cordillera desde Samianigo, al Pallars Jussà, pasando por La Ribagorza. Pero ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de interconexiones y autopistas eléctricas?
Estos proyectos pretenden aumentar la interconexión entre la red eléctrica del estado español y la red eléctrica de Francia. Se trata de cables de gran potencia capaces de transportar electricidad a gran distancia en ambos sentidos, pero que no dejarán su luz en los territorios que atraviesan. Sin embargo, esta interconexión ya existe, y, de hecho, se encuentra infrautilizada. Concretamente, su utilización en estos últimos años ha venido siendo de un 52% de la capacidad total en sentido Francia-España y de un 12% en el sentido España-Francia [9]. No obstante, lo que se ha aprobado desde la Comisión Europea es alcanzar una tasa de interconexión de un 10%, una cifra arbitraria que, además, se calcula a partir de la potencia instalada y no de la demanda. Lo que esto representa en el caso del estado español se resume en un sinsentido (pues nuestro sistema eléctrico tiene una enorme sobrecapacidad de generación, 2,4 veces superior al consumo máximo), y una estafa (pues se pretenden construir hasta tres interconexiones más, con costes elevadísimos, cuando las actuales están infrautilizadas).
Los motivos y las intenciones que hay detrás de estos proyectos son aumentar los beneficios de REE, empresa que cuenta con un 80% de accionariado privado. ¿Cómo aumenta sus ingresos REE? Pues construyendo líneas de alta tensión cuyos peajes pagamos a través de la factura de la luz. Por tanto, estos proyectos, además de innecesarios, nocivos y ruinosos, van en la misma dirección de un modelo energético de grandes infraestructuras que poco tiene que ver con la transición ecológica que necesitamos.
Estos proyectos conectan las grandes potencias del centro de Europa con las periferias del sur de Europa, que tienen mayor disponibilidad de recursos renovables, como el sol y el viento. Así, para impulsar este nuevo caso de extractivismo energético, se aprueban planes como los “Proyectos de Interés Común”, en los cuales se incluyen generosos paquetes de financiación con dinero público, mediante el mecanismo “Connecting Europe Facility”, o la simplificación de trámites administrativos para proyectos de gasoductos de gas natural o líneas de muy alta tensión. De esta forma, se da la sangrante situación de que la ciudadanía acabará pagando por triplicado proyectos como los de la autopista eléctrica del Pirineo: en primer lugar, con el dinero de fondos europeos; en segundo lugar, con un aumento de los términos fijos de la factura eléctrica, y, en tercer lugar, con el deterioro y la ocupación de nuestro territorio.
La insistencia de REE en aumentar la potencia de las grandes líneas de transporte eléctrico y en construir nuevas de muy alta tensión contrasta con la situación en la que se encuentra la red eléctrica que da luz a nuestros pueblos en aquellos mismos lugares que son atravesados por esas grandes líneas. Los mini-apagones son algo frecuente y común en estas zonas rurales. Nos encontramos, así, con una red de distribución (en este caso, gestionada por Endesa) en un estado deficiente. ¿Qué tipo de modelo energético construye líneas eléctricas faraónicas mientras no garantiza un mantenimiento mínimo de aquellas que llegan a las casas de las vecinas de esos territorios? Desde luego, se trata de uno que mira únicamente por el máximo beneficio económico.
Por una transición ecosocial para la mayoría social en Aragón
De nada nos vale producir la electricidad que llega a nuestras casas a partir de fuentes renovables si cuando una persona sin recursos no puede pagar la factura sufre un corte de luz. De nada nos vale cambiar las tecnologías si mantenemos el mismo modelo energético profundamente injusto, depredador y antidemocrático. De nada nos sirve una transición ecológica que concentra todos los impactos sobre el territorio en aquellas periferias que han sido menospreciadas y vaciadas durante las décadas de bonanza y opulencia de combustibles fósiles. De nada nos vale una transición energética que se establece en lógicas de expolio sobre nuestro país.
La crisis ecológica y el cambio climático nos obligan a abordar cambios estructurales en nuestra sociedad. Debemos abandonar los combustibles fósiles y disminuir el consumo de energía, pero, mientras la electricidad sea considerada como una mercancía y se prime el beneficio económico, no seremos capaces de lograr un decrecimiento justo y democrático en su utilización. Mientras la red de distribución sea gestionada por Endesa, no podremos acabar con una pobreza energética que se va a acentuar en esta dura crisis que se avecina, ni asegurar un correcto mantenimiento de las líneas. Mientras REE busque maximizar los dividendos de sus accionistas privados, no lograremos paralizar unos proyectos faraónicos que nada aportan al territorio, salvo sus graves afecciones. Mientras sean grandes empresas privadas y fondos de inversión quienes decidan dónde, cómo y cuándo instalar las nuevas plantas de generación renovable, no tendremos un nuevo modelo energético realmente justo.
Frente a sus lógicas de extractivismo energético, debemos luchar por lograr soberanías. Soberanía energética, soberanía alimentaria y soberanía de las clases populares frente a las élites. Defendemos un modelo energético renovable, distribuido y democrático que acerque la producción de electricidad a su consumo. Un modelo de propiedad público-comunitaria en la que sean las propias vecinas y vecinos de cada comarca quienes decidan qué tecnologías instalar, en qué dimensiones, en qué ubicaciones. Defendemos un fomento decidido del autoconsumo. Un autoconsumo realmente democrático, accesible para todas las personas, no solo para aquellas con más recursos. Defendemos invertir todo aquel dinero que nos ahorraríamos evitando la construcción de grandes infraestructuras inútiles e impuestas en medidas de eficiencia energética, como la rehabilitación de edificios, acompañadas de limitaciones al consumo que garanticen un decrecimiento energético. Defendemos un modelo de redes eléctricas de baja y media tensión, así como la remunicipalización de la red de distribución. Defendemos una agricultura con técnicas agroecológicas, que realice un uso eficiente y sostenible del agua, no dependiente de fertilizantes ni herbicidas, no dependiente de toneladas de petróleo en la producción, transporte y distribución de los alimentos. Defendemos acabar con las macrogranjas de la ganadería industrial y proteger la biodiversidad de nuestro medio natural, el mejor seguro para evitar nuevas pandemias y para aumentar la resiliencia de los ecosistemas.
Soberanías, en definitiva, para afrontar el cambio climático y la crisis ecológica con transformaciones profundas en favor de una mayoría social. Con una reducción del consumo y de la producción, pero una reducción apegada a lo local. Producir desde los territorios lo suficiente para cubrir las necesidades reales de sus habitantes. Garantizar a todas las personas el acceso a aquella energía necesaria para una vida digna. Decidir qué modelo de territorio queremos construir, cómo distribuimos el trabajo y quién debe asumir los costes.
Para lograr esto, vamos a tener enfrente a las empresas y élites económicas con más recursos y poder. Por ello, alcanzar nuestros objetivos solo será posible organizando una respuesta popular, de clase, y decidida a defender nuestro territorio. Solo será posible exigiendo con fuerza Que Paguen Los Ricos [10]. Impidiendo que se perpetúe un modelo energético y de territorio injusto que derrocha dinero público y energía para el beneficio de un puñado de señoritos. Esta debe ser una lucha que sea capaz de agrupar y aglutinar demandas de diferentes sectores movilizados de la sociedad. Pues una victoria de empresas como Endesa, Forestalia o REE, sería una derrota para las clases populares. Si estas empresas adquieren en este momento más poder, la batalla del futuro será más dura.
El conflicto político de la crisis ecológica se muestra de forma cada vez más clara. Sus beneficios son nuestra ruina, a todos los niveles. Solo los intereses de la clase trabajadora coinciden con el rumbo que debe tomar una verdadera transición ecológica. El caso de Aragón no es una excepción. Si no queremos volver a vivir las experiencias del pasado y ver cómo esta vez inundan nuestras tierras bajo purines, líneas eléctricas de alta tensión, placas fotovoltaicas y aerogeneradores, debemos enfrentarnos a los intereses que hay detrás. Porque el enemigo tiene nombre y apellidos. Y porque somos capaces de construir un futuro en común realmente sostenible, realmente justo y realmente democrático.
Referencias:
[1] Para instalaciones de una potencia de 50 MW o menor, la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental es responsabilidad de la comunidad autónoma correspondiente. La autorización de las instalaciones eléctricas de generación de potencia eléctrica superior a 50 MW corresponde al Ministerio para Transición Ecológica el Reto Demográfico. Esto ha sido aprovechado por las empresas energéticas, fraccionando proyectos de gran tamaño en parques de menos de 50 MW, para agilizar los trámites de la autorización. Esta práctica, además de cuestionable, implica unas evaluaciones del impacto ambiental que no tienen en cuenta las afecciones reales que supone la suma de los diferentes parques que conforman el proyecto de gran tamaño.
[2] AraInfo Redacción (29/02/2020). “Los proyectos de Parques Eólicos del Maestrazgo y Matarranya afectan a zonas de alto valor ambiental” AraInfo. Recuperado de: https://arainfo.org/los-proyectos-de-parques-eolicos-del-maestrazgo-y-matarranya-afectan-a-zonas-de-alto-valor-ambiental/
[3] Según los datos recopilados por la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel, actualmente estarían sobre la mesa un conjunto de proyectos eólicos con una potencia instalada total de unos 3.500 MW. Esto supondría una electricidad producida anualmente de 8.700.000 MWh. Tomando el dato medio de consumo eléctrico anual por persona de 5721 kWh y el conjunto de habitantes de la provincia de Teruel, llegamos a la producción de electricidad 11 veces superior a la requerida para cubrir la demanda del territorio. Si consideramos únicamente el consumo eléctrico en hogares, la cifra aumenta hasta 57 veces superior.
[4] Rafael Méndez (17/01/2016). “De reyes del porcino a lores del viento: cómo los Samper arrasaron en la subasta eólica”. El Confidencial. Recuperado de: https://www.elconfidencial.com/empresas/2016-01-17/de-reyes-del-porcino-a-lores-del-viento-asi-arrasaron-los-hermanos-samper-en-la-puja-eolica_1136388/
[5] Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER). “Anpier advierte que las renovables solo movilizarán empleo estable y dejarán riqueza en los territorios si se dimensionan adecuadamente”. ANPIER. Recuperado de: https://anpier.org/2020/07/28/anpier-advierte-que-las-renovables-solo-movilizaran-empleo-estable-y-dejaran-riqueza-en-los-territorios-si-se-dimensionan-adecuadamente/
[6] Xarxa per la sobirania energètica (2018) “¡Tenemos energía! Retos de la transición hacia la soberanía energética”. Capítulo V: “La financiación para la transición hacia la soberanía energética. Un reto en mayúsculas”. Disponible en: https://xse.cat/wp-content/uploads/2019/04/tenemos-energia.pdf
[7] Iván Fernández (08/10/2019). “La especulación en las renovables toca techo: así están de colapsados los puntos de acceso a la red eléctrica”. El Diario. Recuperado de: https://www.eldiario.es/economia/especulacion-renovables-colapsados-electrica-espanola_1_1470996.html
[8] Blog de la Plataforma unitaria contra la autopista eléctrica Monzón-Isona: http://autopistaelectricano.blogspot.com/
[9] RED de Apoyo Mutuo en Respuesta a los Megaproyectos Energéticos (12/2018). “La estafa de las interconexiones eléctricas. Fake News y manipulaciones de Red Eléctrica de España”. Incluído en el informe “Voces expertas para la transición ecológica”. Disponible en: https://www.ecologistasenaccion.org/112081/voces-expertas-para-la-transicion-ecologica/
[10] Anticapitalistas (2020). Campaña “Que paguen los ricos”. Disponible en: https://www.anticapitalistas.org/que-paguen-los-ricos/