Crear espacios mediados por el arte con los que mejorar el bienestar emocional comunitario. Ese es el objetivo de BienestARTE, un proyecto puesto en marcha por AFDA (Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón) y la Asociación Cultural Mediáticas, que celebra su tercera edición.
El proyecto nació en los meses más duros de la pandemia con el objetivo de aterrizar las recomendaciones que la OMS hacía en 2019 en materia arte y salud comunitaria, y que instaban a Gobiernos, instituciones y entidades a establecer protocolos de actuación que favoreciesen la relación entre los sistemas sanitarios y los entornos artísticos en el abordaje de la salud mental, anímica y emocional de las poblaciones.
Con este punto de partida, ambas entidades comenzaron a diseñar en 2020 intervenciones artísticas comunitarias diseñadas de manera conjunta por artistas locales y profesionales de la salud mental, con el fin de generar herramientas psicoeducativas colectivas para la prevención de padecimientos mentales, pero también de fomentar una gestión saludable de las emociones que incidan en un mayor bienestar social y una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía.
Así, desde entonces, el equipo terapéutico de AFDA ha trabajado codo con codo con artistas y colectivos como Cayo Otiko, Las Bórax, Alejandra Bañuelos, Mai Ibargüen, Javier Roche, Marta PCampos, Amor de Primas, Josele, 48Cube (Yaguar y Edu Cortina), Carmen Escario, Carlos Carnicer, Nieves Arilla o Imaquinaria, creando experiencias artísticas comunitarias en las que se han abordado - desde procesos creativos colectivos en disciplinas tan variadas como la fotografía, el arte urbano, la pintura, el videomapping o la cerámica - cuestiones como la autoestima, la relación con nuestros cuerpos, los determinantes de género en salud mental, la elaboración del duelo o los tabúes a los que se enfrentan las personas con trastornos mentales en nuestra sociedad.
Ana Quintana, la técnico sociocultural que lleva adelante el proyecto explica que intenta que sean los y las artistas quienes propongan un tema que por alguna razón les atraviese, “tenemos un tejido artístico en la ciudad que tiene mucho compromiso con la sociedad y que esto lo viven como parte de su trabajo”.

Arrecifes, memes, cómics y holografías
Para esta tercera edición de BienestARTE - que dio comienzo en septiembre con la creación, junto a Recreando Estudio y la psicóloga Samara Sáez, de un arrecife de coral a partir de materiales reciclados con el que conmemorar el Día Mundial para la Prevención del Suicidio -, ha contado con la artista especializada en comunicación María del Castillo o el dibujante de comics Álvaro Ortiz. La próxima sesión estará a cargo del artista new media Néstor Lizalde.
Así, el miércoles 9 de noviembre, se celebró en Etopia “Agoramemes”, una sesión colectiva de creación de memes diseñada por María del Castillo y la psicóloga Jara Vergara, en la que se partió del humor como aliado para empatizar y abordar los procesos de agorafobia y estrés ambiental.
Por su parte, el 30 de noviembre, en el Centro Joaquín Roncal CAI, Álvaro Ortiz y el psicólogo Jonatan Badán facilitaron “Rumiantes”, un proceso colectivo de creación de viñetas con el que comprender la preocupación y la rumia mental.
¿Qué es y coómo afrontar la rumia mental?
En este sentido, la técnico sociocultural Ana Quintana, explica como ejemplo del trabajo que se hace lo ocurrido en la última sesión: “Lo que planteamos es que con la misma estructura que tiene el cómic (introducción, nudo y desenlace) ver cómo aparece la preocupación, la rumia, que al final no es más que todos esos pensamientos que pueden ser de algo que sucedió hace 10 años o que pueden ser todos los peores posibles en los que me puedo poner en el futuro”.
Después de identificar la rumia mental en la que como explica Quintana, “nos atrapa muchas veces, e invertimos un montón de recursos de energía” procedieron al nudo que se materializó en algo que suele pasar: Son las 12.00 horas de la noche y te acuerdas de una situación vergonzosa que viviste hace cinco años.
“El nudo sería como nos afecta, nos desvela durante un montón de horas o nos anticipa a cosas que van a salir mal cuando quizá no van a salir”, según la técnico sociocultural estas situaciones nos pueden llegar a bloquear o agotar mentalmente e impedirnos hacer otras cosas.
Para solucionarlo, durante esta sesión también trataron el desenlace: “Lo que hicimos fue pensar en estrategias para afrontar y convivir con esa preocupación”. Como apunta, esto no es otra cosa que una estrategia humana: “Tenemos esa capacidad de imaginar y de planificar, no dejan de ser lo que nos ha hecho evolucionar como especie”.
Por ello, durante esta sesión y a través de una conversación positiva entre quienes participaron lograron entender que la rumia en realidad es muy útil si aprendemos a convivir con ella y no entramos en bucle.

Salud mental comunitaria
Una de las claves de este proyecto es poner en valor la salud mental comunitaria que no es otra cosa que echar mano de quienes nos rodean para aliviar o tratar de mejorar tanto a pacientes como a aquellas personas que sientan preocupación por algún tema en concreto.
Quintana lo explica así: “Es poner en contacto artistas locales, a instituciones culturales como museos o centros de creación como Etopía o La Harinera, espacios culturales de la ciudad y profesionales de la salud mental y luego a la gente que va a participar”. Y subraya, estas actividades son tanto para pacientes que están en tratamiento por ansiedad o depresión como personas que simplemente les apetece participar en la actividad o quieren trabajar estos temas de una manera, más lúdica, más distendida o más creativa que sentarte a hablar directamente.
Espacios seguros
Además, explica que estas actividades son accesibles para todo el mundo que quiera participar. Esto le lleva a recordar otro aspecto fundamental: la seguridad en los espacios.
“Todos los espacios que creamos están muy cuidados, por eso siempre vamos dos profesionales de la salud mental a cada uno de los espacios para que en cualquier momento si hay que sostener porque la conversación afecta a las personas, lo podamos sostener. Intentamos crear espacios muy seguros y muy libres para que la gente pueda expresar lo que quiera”.
Esta edición llega a su fin el 14 de diciembre con Néstor Lizalde y la psicóloga Lara Barahona, en la sesión “Defusión”, en la que los juegos visuales de la obra de Lizalde y la creación de imágenes holográficas servirán como disparador para aprender a distanciarnos y poner en cuestión nuestros pensamientos.
Estas actividades, financiadas por el Ayuntamiento de Zaragoza, son gratuitas y abiertas a la participación de cualquier persona interesada. Por suerte para todas en 2023 este programa continúa con más actividades.