La obra de teatro basada en el caso Altsasu cierra el Ciclo de Teatro Rebelde

El escenario del Teatro de las Esquinas de Zaragoza acoge este miércoles la propuesta escénica de La Dramática Errante. Una "aproximación rigurosa y honesta al mediático caso" que llevó a ocho jóvenes a ser condenados a prisión por la Audiencia Nacional por una trifulca de bar con dos guardias civiles de paisano.

cuatro personas en un escenario para recrear altsasu
'Altsasu'.

Este miércoles, 22 de febrero, la compañía La Dramática Errante llega a Zaragoza para cerrar el Ciclo de Teatro Rebelde con su obra ‘Altsasu’. El escenario del Teatro de las Esquinas acogerá, a las 20.00 horas, esta propuesta escénica creada y dirigida por María Goiricelaya y basada en lo ocurrido en la localidad navarra en 2016.

"Aunque Altsasu es una aproximación rigurosa y honesta al mediático caso, estamos ante una obra de ficción y, como tal, ha precisado de una labor de adaptación al género dramático. No obstante, se ha incorporado fielmente a la trama transcripciones de algunos de los testimonios del juicio, así como recortes de prensa, medios de comunicación y contenidos de redes sociales", explican desde la compañía. "Una obra que busca ir más allá de denunciar la injusticia de lo que pasó, al proponer un ejercicio de empatía hacia ambas partes: acusadores y acusados", señala la crónica de Naiz.

La obra 'Altsasu', a la que dan vida Egoitz Sánchez, Ane Pikaza, Nagore González y Aitor Borobia, nace dentro del proyecto "CICATRIZAR", una propuesta internacional de creación dramatúrgica dirigida por José Sanchís Sinisterra y Carlos José Reyes y desarrollado en el Nuevo Teatro Fronterizo, laboratorio de dramaturgia cuyo objetivo es promover el conocimiento y la reflexión sobre el pasado reciente. La obra cuenta con dos candidaturas en los XXVI Premios Max: Mejor espectáculo de teatro y Mejor autoría teatral. También está recomendada por la RED Española de Teatros.

Cartel de la obra 'Altsasu', creada y dirigida por María Goiricelaya.

El caso Altsasu

En la madrugada del 15 de octubre, se produce a las puertas del bar Koxka un altercado en el que se vieron implicados varios vecinos del pueblo de Altsasu, dos agentes de la Guardia Civil y las parejas de estos. El resultado fue de dos personas detenidas y un tobillo, el del teniente, roto.

Pero en menos de 24 horas Altsasu se convierte en un plató de televisión y el caso en un asunto de Estado. El giro de este espectáculo se produce cuando el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) denuncia los hechos ante la Audiencia Nacional (AN) española, a pesar de que la investigación seguía ya su curso en los juzgados de Nafarroa. COVITE introduce la acusación de terrorismo y una macrooperación policial se pone en marcha el 14 de noviembre. Nueve jóvenes son detenidos. A la vista oral, que comienza el 16 de abril de 2018, se llega con peticiones fiscales de entre 62 y 12 años de prisión para cada una de las personas sentadas en el banquillo, 375 años en total.

El juicio es seguido con expectación por lo que puede significar de cara al recorte de las libertades, al abuso de la expresión "terrorista" y la vulneración del derecho a un juicio justo. La AN condenó a ocho vecinos del pueblo a penas de dos hasta los 13 años de prisión. Después, el Supremo rebajó las condenas levemente, de un año y medio a nueve años y medio de cárcel. Tras meses de lucha de las familias, con un pueblo y una mayoría social volcada, en 2021, las defensas presentaron una demanda en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que no fue admitida. "Frente al desamparo de todas las instituciones judiciales, queda una sociedad que lo ha entendido perfectamente", afirmaron entonces.

Plagado de puntos negros, irregularidades y falto de garantías, constituye uno de los procesos judiciales más desconcertantes de los últimos tiempos. El caso Altsasu, denunciado por miles y miles de voces diversas, queda perfectamente documentado en el trabajo audiovisual 'Altsasu (Gau Hura)', un documental para quien quiera conocer la verdad. Los ocho jóvenes encarcelados han podido volver a sus casas con permisos. Los últimos en 2020, tras cuatro años de pesadilla. Pese a todo, sus condenas no finalizarán hasta 2025.

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