"Turquía, miembro de la OTAN, está asesinando constantemente a civiles y vulnerando los derechos humanos en Rojava"

Hablamos con María Recreo y Ferran Domènech. Junto a Sherin Hassan, acaban de estrenar ‘Naharina. Resistencia comunitaria en el Kurdistán sirio’. Este documental, rodado en noviembre de 2023 en Rojava, se proyectó en Zaragoza el pasado fin de semana y podrá verse durante los próximos meses en una treintena de ciudades. “Quién trabaje por esta tierra es objetivo del Estado turco”, advierte uno de sus protagonistas ante un atronador silencio de la comunidad internacional.

Ferran Domènech y María Recreo en la presentación de 'Naharina' en Zaragoza | Foto: Iker G. Izagirre / AraInfo

Rojava es el mejor lugar del mundo, aunque haya guerra y sufrimiento. Estas palabras podrían resumir en un titular lo conseguido por el proceso revolucionario iniciado el 19 de julio de 2012 en el Kurdistán sirio y a lo que se enfrenta en su día a día la conocida como Administración Autónoma y Democrática del Norte y Este de Siria (AADNES). El testimonio aparece en los primeros minutos de ‘Naharina’ en voz del padre de Delil Doxan, uno de los protagonistas del documental realizado por María Recreo, Ferran Domènech y Sherin Hassan.

Esta pieza audiovisual, producida por La Directa y Setembre en colaboración con Komîna Film a Rojava, muestra con una mirada local la resistencia comunitaria en el Kurdistán sirio, o mejor dicho Rojava —“Occidente” en kurdo—, poniendo en valor el trabajo que realizan las comunas, las cooperativas y las casas de mujeres. También se adentra en el funcionamiento de las Fuerzas de Seguridad Interna —Asayish—. ‘Naharina’ fue rodada en Rojava en noviembre de 2023. Trece meses antes de los acontecimientos que el pasado diciembre sacudieron, una vez más, a Siria. La caída de Bashar al-Ásad y la toma del poder por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) —rama siria de Al-Qaeda, antes conocida como Frente al-Nusra—.

La situación no es mejor ahora para quienes habitan Rojava, que se ve sumergida en la incertidumbre. En su lucha contra el fascismo, este pueblo ha perdido por el camino más de 12.000 vidas. Vidas sesgadas en los combates contra el Daesh y por la virulencia del Estado turco, enemigos acérrimos del proceso revolucionario kurdo. Hoy en día, Rojava y su administración autónoma siguen sin ser reconocidas por la comunidad internacional. Tampoco por la “nueva Siria” de HTS y de los mercenarios del Ejército Nacional Sirio —las milicias proturcas—. Rojava representa lo que más odian. Un modelo de gobierno basado en la democracia asamblearia alejado de élites estatales. Cimentado en la coexistencia étnica y la tolerancia religiosa, en el feminismo y el ecologismo, gestionado desde lo comunal y lo cooperativo, y en el que “las tradiciones inútiles han desaparecido”. Lo que se conoce como confederalismo democrático, término acuñado en 2005 por el político, escritor, activista e intelectual kurdo Abdullah Öcalan —detenido el 15 de febrero de 1999 y recluido desde entonces en una prisión turca de máxima seguridad—. El temor de sus opresores es que esta “esperanza para la humanidad” se extienda a otras zonas.

“Quién trabaje por esta tierra es objetivo del Estado turco”, afirma otro de los protagonistas de ‘Naharina’. Esta palabra, que significa “la gente del río”, se atribuía a los pueblos de Mesopotamia que habitaban cerca del Éufrates y el Jabur hace miles de años. Pero ya no hay río. Tampoco árboles. El pueblo del río, sin río porque el régimen de Erdogan lo ha secado.

Dos niños en bici en una zona desertificada del río, en un fotograma de 'Naharina'.

El documental se estrenó el 24 de enero en el cinema cooperatiu Zumzeig de Barcelona. Y el pasado fin de semana llegó a Aragón. Concretamente a la Sala Venecia del barrio de Torrero en Zaragoza, de la mano de Acción Libertaria. Allí pudimos hablar con María Recreo y Ferran Domènech, responsables, junto a Sherin Hassan, de ‘Naharina’. “La acogida está siendo brutal. Está viniendo muchísima gente a las proyecciones. Nos agradecen este trabajo porque se han difundido muchas cosas del Kurdistán, hay muchos libros, pero a nivel audiovisual había una especie de vacío. La gente agradece poder verlo y tener una imagen clara de lo que significa una comuna, una cooperativa o una casa de mujeres en Rojava”.

Un buen recibimiento como atestiguó su pase en Zaragoza. Fueron unas 150 las personas que llenaron el antiguo cine de Torrero en un acto en el que, tras visionar el documental de 52 minutos, se generó un interesante debate. ‘Naharina’ podrá verse durante los próximos meses en unas 30 ciudades, la mayoría en Països Catalans pero también está prevista su proyección en Bilbo, Madrid o Galiza. En abril lo presentan en Alemania, en la segunda edición del Festival de Cine Kurdo de Düsseldorf. Y después, intentarán que llegue a alguna plataforma para facilitar su visionado.

Ferrán estuvo viviendo dos años en Rojava, apunta cuando le preguntamos por el mensaje de ‘Naharina’. “Hicimos un primer documental, ‘Kobanê, aixecar-se’ (‘Kobanê, levantarse’) que hablaba de la cotidianidad de la gente, de cómo es vivir en un contexto de guerra y a la vez de revolución. Y quedaron algunas cosas pendientes. Adentrarse más en cómo es esta revolución y que cambios han hecho. Este documental, ‘Naharina’, es la profundización que faltaba”, detalla.

“La situación en Rojava de los últimos cuatro años antes de este invierno, que ha habido muchos cambios, era de un clima de guerra de baja intensidad. Los frentes seguían estancados. Seguía habiendo tiroteos pero sin moverse mucho. Turquía continuaba bombardeando a la población local. Drones turcos sobrevolaban sobre nuestras cabezas constantemente. No era una guerra total, pero si había mucha tensión. Pasaban muchas cositas cada día muy cerca de ti. Es una tensión con la que el pueblo kurdo vive cada día”, rememoran María y Ferrán acerca de su experiencia durante el rodaje que definen como “un aprendizaje increíble”. “Poder aprender de esta gente, después del proceso revolucionario que han hecho, poder vivirlo en nuestra piel ha sido muy positivo”.

La casa de las mujeres, un punto central para la liberación de la mujer de Rojava.

Preguntados por los retos a los que se enfrenta ahora Rojava, los realizadores de ‘Naharina’ afirman: “Es una situación muy difícil. El actual presidente de Siria pertenece al HTS. Son los mismos que atacaron y siguen atacando al pueblo kurdo. Y aunque ahora digan que quieren un estado para todos, lo que hacen es lo contrario. Lo que importa son los hechos. Y lo que están haciendo es seguir oprimiendo. Supongo que para presionar al pueblo kurdo, forzarles a un acuerdo que no les sea muy favorable. Pero realmente, a lo que se enfrentan ahora es a conseguir su encaje dentro esta nueva Siria. Una Siria con HTS al frente que prácticamente está bajo el mando de Turquía o con vínculos muy importantes con el MIT —Millî İstihbarat Teşkilatı, agencia estatal de inteligencia turca—”. Y es que “el régimen de Erdogan ha desembarcado toda su estrategia diplomática y económica, aprovechándose de esta nueva Siria que se va a desarrollar”.

Sobre la violencia ejercida por Turquía contra la comunidad de la AADNES, el Tribunal Permanente de los Pueblos ha confirmado recientemente algo que ya se sabía: el estado turco está cometiendo crímenes contra la humanidad en Rojava desde 2018 hasta la fecha. Ferrán y María explican que esta institución, nacida en 1979, “es una estrategia más del pueblo kurdo para intentar mediatizar el conflicto. Intentar visibilizar en más medios lo que está pasando porque se encuentran con que no se está hablando. No está saliendo prácticamente nada en las noticias del mundo lo que sucede en esta parte de Siria, en Rojava. Solo se habla de que los ‘rebeldes’ han tomado el poder en Siria, y ya está”. Con este tribunal “se quiere seguir denunciando que Turquía, un país miembro de la OTAN, está asesinando constantemente a civiles, atacando infraestructura vital y vulnerando los derechos humanos”.

Un actor principal para un proceso de paz que haga posible una solución política justa y democrática a la centenaria cuestión kurda de Turquía, es sin duda Abdullah Öcalan. El cofundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) es considerado por millones de personas kurdas como su representante político. En las últimas semanas se ha especulado con que el aislamiento de Öcalan, que se prolonga desde hace 26 años, podría estar llegando a su fin. En este sentido, Ferrán y María son cautos al mostrar sus dudas: “No sabemos qué va a pasar, hasta qué punto es verdad”. Desde la campaña ‘Libertad para Öcalan’, que une a movimientos sociales, partidos políticos, comunidades, sindicatos, activistas e intelectuales de todo el mundo, advierten: “Se habla de una posible ‘solución’ a la cuestión kurda, pero al mismo tiempo Ankara está intensificando una estrategia basada en la guerra, la ocupación y la represión sistemática”. Mientras tanto, “ninguna institución internacional, ningún país, ha condenado los ataques turcos a Rojava”, recuerda otra de las voces que aparece en ‘Naharina’.

La obra audiovisual de María Recreo, Ferran Domènech y Sherin Hassan ha sabido unir arte y revolución. A este respecto, manifiestan que “el arte debe de estar el servicio de la revolución. Cualquier expresión artística puede ser usada como propaganda y difusión del mensaje. Un arte sin contexto social es arte burgués, con lo cual no está transformando nada. Pero el arte solo por sí mismo tampoco va a hacer la revolución. Es decir, no puede cumplir el objetivo final que es organizar a las clases populares. El arte tiene que estar al servicio del mensaje revolucionario pero no puede considerarse per se un acto revolucionario”. En este caso, María y Ferrán sostienen que “el formato audiovisual cumple unas condiciones artísticas, estéticas, en la composición de los planos, en la luz, en el tipo de montaje”, y también “es un medio narrativo que sirve para construir un relato y va un poco más allá que otras formas de arte. Es capaz de aglutinar muchas expresiones artísticas en una sola pieza”. Y ‘Naharina’ tiene todas las cualidades para definirse como arte revolucionario. Un documental necesario.

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