El 8M responde a las acusaciones de la ultraderecha madrileña: “Ante el ruido, seguir defendiendo lo esencial”

Desde la Comisión del 8M Madrid han asegurado que “algunas de nosotras hemos sufrido prácticas que se saltan las garantías de un estado de derecho. Se nos ha presionado para que fuésemos a hacer declaraciones policiales en pleno estado de alarma. Se nos ha señalado con nombres y apellidos”

8M
Noche morada en Zaragoza durante este 8 de marzo. Foto: Iker G. Izagirre

Las crisis ponen de manifiesto lo que estaba latente, debajo de la alfombra. Tras las acusaciones de la ultraderecha señalando a la manifestación del 8M en Madrid como el único responsable de la pandemia mundial, la comisión de la ciudad ha enviado un comunicado a los medios para recordar que “nos organizamos, nos manifestamos e hicimos huelgas feministas precisamente para eso: para poner en el centro que lo que pasaba dentro de cada casa, en cada vida”.

“Una mujer que cuida a diario a su padre enfermo. Una mujer que se ocupa del trabajo doméstico de otra familia sin tener derecho al paro. Una mujer a la que se le niega sistemáticamente la asistencia sanitaria. Una trabajadora de residencia, de hospital, de supermercado, que no llega a fin de mes. Queríamos visibilizar lo que no se veía: el trabajo de cuidados, las precariedades que nos atraviesan según nuestra identidad, origen o condiciones materiales. Mostrar que no eran problemas personales, sino colectivos. Esta crisis ha demostrado que, efectivamente, eso que era invisible era lo esencial”, una clara alusión al mantra de esta emergencia sanitaria en torno a los sectores que no han podido parar durante el confinamiento.

Para el 8M lo esencial es, como así lo han manifestado durante todo el confinamiento otros movimientos, “una sanidad pública, universal y gratuita; una educación que dé iguales oportunidades a todas las personas; un acceso garantizado a los bienes básicos. Derechos laborales para todas, también para las que cuidamos, limpiamos, damos de comer. Lo esencial: aquello de lo que no podemos prescindir. Lo que no puede parar, ni siquiera cuando se para el mundo”.

“Es evidente – continúan en el comunicado -que el 8M se ha convertido en la excusa para un discurso reaccionario que trata de opacar tanto lo que ya era invisible como cualquier posibilidad de debatir sobre ello”. Esos ataques “no sonsolo simbólicos” señalan para denunciar que durante las últimas semanas este movimiento ha sufrido el acoso “de quienes estaban intentando manipular la realidad con informes falsos y maniobras políticas”. Incluso, llegan a asegurar que “algunas de nosotras hemos sufrido prácticas que se saltan las garantías de un estado de derecho. Se nos ha presionado para que fuésemos a hacer declaraciones policiales en pleno estado de alarma. Se nos ha señalado con nombres y apellidos”. Pero desde la Comisión del 8M Madrid señalan que “no somos parte de ese juego. No queremos serlo. Y no vamos a entrar en él”.

“Quienes han puesto el 8m en la diana ni siquiera entienden qué es el 8m. El 8m no somos solo las mujeres que ponen sus nombres y sus firmas para comunicar una manifestación que es de todas” y añaden, “es difícil entenderlo para quien solo entiende el mundo en clave de jerarquías y divisiones: somos mujeres comunes organizándonos para luchar por lo común. Somos un movimiento social, horizontal, asambleario. Somos tú y yo, somos nosotras”.

Y, sobre todo, avisan, “no salimos a la calle solo el 8 de marzo. Y esto es, quizá, lo que más les asusta”. Este 8M recuerda que “estamos acostumbradas a que se nos criminalice. También sabemos que, cuando se empieza a criminalizar las luchas sociales, ese camino no tiene fin. En un momento como este, salvaguardar los derechos fundamentales también es la garantía de que podamos seguir hablando de lo esencial, y trabajando por ello”.

Mientras el debate político se enfanga, mientras algunos medios contribuyen a la confusión, “muchas de las feministas que hicimos huelgas, que participamos en las manifestaciones, que somos el 8m, hoy estamos en las despensas de nuestros barrios, en los grupos de cuidados, en las redes de apoyo vecinales”. Una denuncia que recuerda que el feminismo no solo es un día al año y que quienes se sienten feministas y pasearon por las calles el 8 de marzo, ahora también están contribuyendo para hacer que durante esta crisis nadie se quede atrás, en definitiva siguen construyendo y trabajando por “una realidad que, de tan urgente, no puede esperar a que se acalle el fango”.

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