Conducir y pagar

Se ha descolgado el Gobierno con una medida que está haciendo correr ríos de tinta y enfureciendo al personal como es el pagar peaje por circular por las autovías e incluso por carreteras convencionales. Para que nadie albergue dudas tengo clarísimo que conducir un coche particular tiene que costar dinero en forma de impuestos, aunque sea un vehículo eléctrico. Cuanto más contaminante más dinero. Y en el espacio urbano, más que congestionado, un extra. Al mismo tiempo creo que el transporte público debería ser de propiedad pública. Barato, extenso e intenso. La desaparición del ferrocarril convencional y la progresiva falta …

diésel

Se ha descolgado el Gobierno con una medida que está haciendo correr ríos de tinta y enfureciendo al personal como es el pagar peaje por circular por las autovías e incluso por carreteras convencionales.

Para que nadie albergue dudas tengo clarísimo que conducir un coche particular tiene que costar dinero en forma de impuestos, aunque sea un vehículo eléctrico. Cuanto más contaminante más dinero. Y en el espacio urbano, más que congestionado, un extra.

Al mismo tiempo creo que el transporte público debería ser de propiedad pública. Barato, extenso e intenso. La desaparición del ferrocarril convencional y la progresiva falta de comunicaciones de cada vez áreas rurales más extensas es lamentable. En todo el interior de la península son cientos los pueblos que no tienen transporte diario o que, con suerte, tienen un bus al día en el horario que convenga a la concesionaria.

Pero la medida de los peajes redunda una vez más en pensamiento centralista. Otra madrileñada. Cada vez vivimos más gente grandes ciudades y su conurbación, pero no penalizamos su congestión sino la circulación entre poblaciones cuando, en el interior de la península, a menudo no hay alternativa.

En un principio la medida está pensada para las autovías. Pienso en la gente que conozco en núcleos rurales, que no es poca. Su única alternativa para acudir a trabajar, hacer la compra o ir al especialista es coger el coche y salir a la autovía para llegar a las capitales de provincia o a lugares como Sabiñánigo, Calamocha, Calatayud, Cariñena... Todos ellos a pie de autovía.

Todas estas personas van a ser grandes paganos de la medida a no ser que se hile muy fino y se bonifique a las residentes en el rural.

Lo que casi parece ya una broma de mal gusto es cuando se plantea que la medida se extienda a las carreteras convencionales. En el caso aragonés se puede plantear que paguen los foranos en plan deporte de aventura: Teruel-Cuenca o Calamocha-Guadalajara en invierno. Una experiencia límite. Vamos, pagar bien por un pésimo servicio ¿A que me suena eso? Ah sí, a los ferrocarriles que recorren nuestra tierra.

¿Quiero decir con esto que haya que apoyar la movilidad privada? Todo lo contrario. En varias ocasiones he escrito que las subvenciones por la compra de coches me parecen algo absurdo. No solo porque se sigue apoyando la contaminación (directa o indirectamente porque producir electricidad tampoco es inocuo) sino porque se favorece la congestión del espacio urbano y el modelo de ciudad extensa dependiente del coche.

Puestos a recaudar igual sería fácil plantear una tasa de congestión como la que existe en otras ciudades europeas. Es simple: si no vives en Zaragoza, Barcelona, Valencia o Madrid, por poner ejemplos, que se penalice llegar en vehículo privado a estas ciudades. Y lo que he dicho ya unas cuantas veces, si vives en lo que se llama las áreas metropolitanas asume que no vives en la ciudad y que tiene un coste económico. Eso o coges el transporte público. De perogrullo: si vives en Cuarte o La Muela no vives en Zaragoza, aunque las urbanizaciones ejerzan de barrio de la capital.

Por otro lado, está el tema de los impuestos como el mal llamado de circulación o los que se aplican al combustible.

Aunque es causa común hablar de lo caros que son estos impuestos lo cierto es que lo que se paga por tener un vehículo (que básicamente va en función de su cilindrada) así como por matriculación es una cifra bastante baja habida cuenta del coste del bien en sí y de las consecuencias que tiene su uso.

Una comparativa con nuestro entorno inmediato nos rebela que las tasas a vehículos de tracción mecánica son considerablemente más caras. Y que ya no es sólo cuánto se paga sino en qué conceptos.

En muchos países no sólo se paga por cilindrada sino que la matriculación puede llegar a los 18.000€ de Holanda o se sobretasa la baja ocupación del vehículo y el peso del mismo hasta llegar a los 1.500€ anuales de Dinamarca o los más de 1.000€ de algunos länder alemanes. En Francia no existe el impuesto de circulación, pero a cambio el de matriculación es prohibitivo (hasta 50.000€ un deportivo) y tiene una tasa a los combustibles mucho más alta que la que tenemos a este lado de la frontera.

Porque ¿Pagamos muchos impuestos por los combustibles? Si miramos el precio de mercado, que se referencia diariamente en lugares como cargopedia, tanto en gasolina como diésel el español es uno de los estados más baratos para repostar. Si ni tan siquiera se está penalizando la compra de vehículos contaminantes tampoco se está penalizando sus combustibles.

Concluyendo y volviendo al principio: Pagar por tener vehículo sí, así como por las emisiones que genera. Penalizar al usuario responsable o que no tiene alternativa: no. El café para todos suele ser una pésima solución.

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