La formación de Susana Díaz ha cosechado el peor resultado de su historia con 1.009.243 de votos frente a los 1.409.042 de 2015. El hundimiento del PSOE, que se ha quedado por debajo de la barrera del 30% de los votos por primera vez desde 1982 en unas elecciones andaluzas, abre un nuevo escenario en Andalucía que podría desembocar en un cambio de ciclo político, tras 37 años de gobierno socialista.
La segunda fuerza más votada ha sido el PP de Juan Manuel Moreno, que también ha sufrido un retroceso al bajar siete escaños con respecto a 2015 consiguiendo 25 frente a los 33 de las pasadas elecciones, y el 20,75% de los votos. 749.275 personas han votado en esta cita al partido de Pablo Casado frente a las 1.064.168 de 2015.
El otro gran beneficiado de estas elecciones ha sido Ciudadanos, el único partido -además de Vox- que sube. La formación encabezada en Andalucía por Juan Marín ha obtenido 21 escaños en el Parlamento andaluz, 12 más que los nueve conseguidos en 2015, y un respaldo del 18,27% del electorado. En 2015, 368.988 personas votaron al partido de Albert Rivera, este domingo 659.631.
Andalucía Adelante, encabezada por Teresa Rodríguez (Podemos) y Antonio Maíllo (IU), obtiene 17 escaños con un apoyo del 16,18% frente a los 20 escaños que sumaron por separado en 2015 Podemos e IU, que en esta cita han concurrido en coalición junto a los partidos Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza. En esta ocasión, la coalición de izquierdas ha tenido 584.040 votos frente a los 863.938 que consiguieron IU y Podemos en 2015.
Uno de los datos importantes para analizar el avance de la extrema derecha y la derecha es el de la participación. Según datos de la Junta de Andalucía, en estas elecciones han votado 3.691.859 de personas, es decir el 58,65% del censo electoral, 3,74 puntos menos que en 2015. Para encontrar unos datos más bajos de participación hay que viajar hasta 1990 cuando se registró un 55,32%. Este domingo 2.602.546 de personas se han abstenido, 56.916 han votado en blanco y 81.133 votos han sido nulos.
Alerta ultra: Vox
Partiendo de un análisis matemático simple se puede observar claramente que los votos perdidos por el PP, 314.893, han ido directamente a las manos de la formación de extrema derecha Vox. El partido ultra liderado por Santiago Abascal ha roto las encuestas al obtener 12 escaños y el 10,97% de los apoyos, lo que representan 395.978 votos. En 2015, Vox obtuvo 18.017 votos (0,45%).
El número 1 de Vox y candidato a presidir la Junta de Andalucía es Francisco Serrano, juez de familia inhabilitado en 2011 por el Tribunal Supremo tras ser condenado por prevaricación dolosa por alargar de forma ilegal las vacaciones de un niño con su padre, en contra del criterio de la madre y sin ni siquiera escuchar sus argumentos, para que pudiese ir a una procesión de Semana Santa. Entre sus principales cruzadas está luchar contra lo que él denomina “hembrismo y feminismo radical”. "Vox va a propiciar el cambio, la mejoría y la reconquista", afirmó en su discurso tras conocer los resultados de las elecciones de este domingo.
La entrada de Vox en el Parlamento andaluz, el mismo que quieren liquidar según su programa de 100 puntos -el único presentado en campaña y que no marca ninguna política concreta para Andalucía-, tiene una clave clara en la política estatal: "Vox es un instrumento al servicio de España, por eso no pedimos papeletas verdes, sino rojigualdas", manifestó en la noche electoral un exaltado Abascal.
El programa de los 100 puntos de Vox se podría resumir en una peligrosa mezcla de franquismo, Trumperización, antifeminismo y defensa de patriarcado, ultranacionalismo, catolicismo a ultranza, racismo, xenofobia y autoritarismo. Es decir: odio, extrema derecha pura y dura con olor a rancio.
Entre sus medidas Vox pretende la "suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo", la "ilegalización de los partidos, asociaciones u ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la nación y de su soberanía", “dotar de la máxima protección jurídica a los símbolos de la nación, especialmente la bandera, el himno y la corona" y un "agravamiento de las penas por las ofensas y ultrajes a España y sus símbolos o emblemas". "Ninguna afrenta a ellos debe quedar impune", proclaman.
Su programa refleja la eliminación de la Ley de Violencia de Género, así como un ataque claro al colectivo LGBTIQ, además de suprimir en la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas de cambio de género y el aborto.
Otras de sus medidas son la “derogación inmediata de la Ley de Memoria Histórica" para que miles de personas asesinadas por el fascismo y enterradas en cunetas sigan en el olvido, la "deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen" y la "deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos". También la eliminación del "acceso gratuito a la sanidad para inmigrantes ilegales y copago para todos los residentes legales que no tengan un mínimo de 10 años de permanencia en nuestro suelo".
Como fiel reflejo de las políticas franquistas, quieren implantar un "amplio sistema de beneficios fiscales para las familias numerosas", crear "un Ministerio de Familia" y promulgar una ley orgánica de protección de la "familia natural".
Sus "propuestas" de cultura son básicamente "impulsar una ley de protección de la tauromaquia" y proteger la caza "como actividad necesaria y tradicional". Por último, y no menos alarmante, prometen promulgar "leyes antiokupacion y anti usura" por las que "los españoles podrán hacer uso de la fuerza proporcional para defender su hogar", para ello "se ampliará el concepto de legítima defensa".
Entre los amigos de Vox se encuentra la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, hija de Jean Marie Le Pen -presidente del Frente Nacional de 1972 a 2011-, que fue la primera en felicitar al partido de Santiago Abascal por los resultados.
Vox también ha sido protagonista este domingo por causar los dos únicos incidentes destacables de la jornada electoral. Dos apoderados de la formación ultra increparon a la candidata socialista, Susana Díaz, cuando ha ido a votar: "Cuarenta años robando”, “Susanita se te acaba el chollo” y “Susana, al paro”, la dijeron. Además, el partido de extrema derecha impidió la entrada en su sede durante la noche electoral del domingo a los medios CTXT y La Sexta. La propia revista CTXT explicó en su cuenta de Twitter que fueron expulsados de la sede de Vox con guardias de seguridad escoltándoles hasta la salida.