Vacunas, picaresca, y una UE ausente en Europa y en el mundo

La gestión público-privada en Europa de la investigación, desarrollo, fabricación y distribución de vacunas contra la COVID-19 está permitiendo el triunfo de la picaresca, de particulares, pero sobre todo de las empresas multinacionales farmacéuticas.

Foto: Daniel Schludi (Unsplash)

Dejar en manos de las empresas privadas la salud, individual o colectiva, siempre acaba conllevando graves problemas económicos y sanitarios. La UE, y con ella sus 27 estados miembros, y por tanto 446 millones de personas, ha confiado exclusivamente en las multinacionales del sector farmacéutico el desarrollo, producción y distribución de diferentes vacunas contra el COVID-19, previo pago de 2.700 millones de euros para financiar a las farmacéuticas, y ahora se ve sometida a la tiranía-picaresca de estas empresas privadas que incumplen sus compromisos.

La clamorosa ausencia de la UE en la gestión de la pandemia por COVID-19 se produce desde el mismo inicio de la crisis sanitaria. Sin un protocolo común, ni medidas sanitarias compartidas, y aún menos con solidaridad entre sus sistemas sanitarios, parece que en Bruselas la consigna no fue “de está saldremos juntas y mejor” sino “sálvese quien pueda”, recalcando que ese ‘quien pueda’ se refiere al más rico: con perricas, chufletes, en forma de vacuna. Por ello, durante este año, en el que la UE ha abandonado a cada estado miembro a su suerte, hemos asistido al desmadre de medidas inconexas e ineficaces en todo el territorio europeo.

Además, durante décadas las políticas neoliberales europeas han potenciado, casi en exclusiva, al sector sanitario privado, adelgazando el sector público hasta su asfixia, y ahora, cuando vienen mal dadas, la dependencia de las multinacionales privadas deja a la UE vendida ante las golferías de estas empresas, sobre todo de Pfizer-BioNtech, Moderna y Oxford-AstraZeneca , que incumpliendo sus compromisos están vendiendo sus vacunas al mejor postor: es el mercado amiguis, y así lo reflejaba públicamente la Presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen: “Europa ha invertido miles de millones para ayudar a desarrollar las primeras vacunas contra el COVID-19 del mundo y crear un bien común global. Ahora las empresas deben cumplir con honor sus compromisos”.

De la rusa Sputnik V, a la china Sinopharm, pasando por la cubana Soberana 02

Mientras Europa ni está, ni se le espera, Rusia y China -los USA decidieron make great again su número de muertos- continúan con su estrategia diplomática comercial ‘blanda’, y sus vacunas -Sputnik V o Sinopharm, entre las ya ‘autorizadas’- ya se están distribuyendo e inyectando -además, obviamente de en las propias Rusia y China- en países como Argentina, Surafrica, México, Serbia, Brasil, Perú, Chile, Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Emiratos Árabes Unidos, Hungría, Palestina, Paraguay, Pakistán, Serbia, Turkmenistán, o Venezuela.

Mención especial es el caso de Cuba que, a pesar del bloqueo de EEUU a la isla, cuenta ya con cuatro proyectos propios de vacuna contra el COVID-19. El país caribeño ha anunciado que producirá durante el presente año 100.000.000 de dosis de su propia vacuna, lo cual cubriría la inmunización del total de la población cubana (11,2 millones) y posibilitaría la exportación a terceros países. Soberana 02, como así se llama, estaría lista para marzo y el objetivo es vacunar a toda la población cubana, incluso a las y los turistas que quieran, antes de finalizar 2021, según ha informado el director general del Instituto Finlay de Vacunas, Vicente Vérez. Además de Soberana 02, el Instituto ha desarrollado Soberana 01, y otros centros biotecnológicos cubanos crearon dos candidatos vacunales más, Abdalá y Mambisa. La intención es compartirla con otros países interesados, como India, Vietnam, Irán o Venezuela.

El 75% de las vacunas ya puestas contra el COVID-19 se concentra en sólo diez países

Por otra parte, la OMS alertaba este martes que “el 75% de las vacunas ya puestas contra el COVID-19 se concentra en sólo diez países”, como muestran los datos de la propia Organización Mundial de la Salud -OMS-, que reclama a Europa “que la campaña de vacunación sea igualitaria”. Así, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha explicado “que la vacuna contra el COVID se está administrando en 50 países de todo el mundo, casi todos ellos naciones ricas”.

Para Ghebreyesus “no sería correcto que los adultos más jóvenes y sanos de los países ricos se vacunen antes que los ancianos y trabajadores sanitarios de los países pobres. La situación se agrava por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han dado prioridad a la aprobación reglamentaria en los países ricos, en lugar de presentar expedientes completos a la OMS para el listado de emergencia”, ha denunciado, mostrándose preocupado por el "peligro real de que la vacuna sólo lleve esperanza a los países ricos mientras que buena parte del mundo se queda atrás”, y concluyó afirmando que “los acuerdos bilaterales entre compañías y países están provocando una carrera de precios”.

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