Un hito de la biodiversidad: el lobo europeo ensaya su mestizaje en Aragón

El Gobierno confirma en pleno debate sobre la protección de la especie que una pareja formada por una hembra ibérica y un macho alpino han establecido su territorio en el Baixo Aragón, en el primer contacto documentado de los dos grupos desde que los primeros ejemplares italianos llegaran al Pirineo catalán hace 23 años

El Gobierno de Aragón confirma la presencia de cuatro ejemplares de lobo en el país desde 2017 | Foto: Wikimedia

El lobo ibérico, que extiende sus territorios por el cuadrante noroeste de la península de la que toma el nombre, y el alpino, procedente del norte de Italia, han contactado en el Baixo Aragón casi un cuarto de siglo después de que los primeros ejemplares de este último grupo comenzaran a ser detectados de manera esporádica en el Pirineo catalán.

Se trata de un hito en la presencia de esa especie en la península que, por otro lado, se ha producido en un área alejada en cientos de kilómetros de la que cada uno de esos grupos habita de manera más habitual, en la meseta y en el Pirineo, algo que pone sobre la mesa la incógnita de que se esté produciendo la ‘muerte criptica’ de ejemplares en el valle del Ebro, que conecta esas dos áreas y en el que se ha detectado en al menos 27 ocasiones su presencia.

“En estos momentos hay constancia de una pareja en el entorno de Híjar/Alcañiz sin que haya habido reproducción”, explicaron fuentes de la Consejería de Medio Ambiente de Aragón, que confirmaron el establecimiento del núcleo en ese territorio.

Las mismas fuentes señalaron que, oficialmente, al Gobierno de Aragón le consta la presencia en el país de cuatro ejemplares desde la detección del primer ejemplar a comienzos de la primavera de 2017, hace ya seis años y medio.

Se trata de los dos de la zona noreste de Teruel, que se mueven por un área comprendida entre las comarcas del Bajo Martín, el Baixo Aragón, las Cuencas Mineras y el Maestrazgo, un espacio que encaja en las dimensiones de hasta 2.500 kilómetros cuadrados (50x50 km) que llegan a ocupar los grupos de esta especie; otro que “falleció atropellado en abril de 2023 en Alcañiz”, y al que algunas fuentes sitúan como miembro de un mismo grupo con la pareja anterior, uno más que “tuvo un paso fugaz por la comunidad en 2021 en la comarca de la Jacetania y no se volvió a saber de él”.

Cuatro lobos en Aragón en seis años y medio

“Desde 2017 hasta la fecha hay constancia de la presencia de cuatro ejemplares distintos en Aragón”, resumen las mismas fuentes, lo que excluye el ejemplar ‘catalán’ que algunas fuentes sitúan esporádicamente en el extremo noreste de Ribagorza oscense, junto al Parc Nacional d’Aigüestortes.

Ese dato, también vincula implícitamente con el tránsito de alguno de esos cuatro animales, probablemente el de los lobos italianos del Pirineo a Teruel, las presencias detectadas entre 2017 y 2021 en los municipios ribagorzanos de Laspaúles (10), Bisaurri (4), Benás (2) y Valle de Bardají (1) y, en el llano de Uesca y de Zaragoza, en Lecinyena (13), Tardienta (5), Zuera (5) y San Mateo (4).

Esta es la primera ocasión en la que el Gobierno de Aragón ofrece datos sobre el número, cuatro de los que quedan dos, y acerca de la ‘filiación’ de los ejemplares de lobo que han sido detectados en el país desde los primeros episodios de 2017.

“De los cuatro ejemplares, tres son machos y tienen origen itálico y el cuarto ejemplar es la hembra, que es de origen ibérico”, explicaron desde la consejería que dirige Manuel Blasco, que arranca su etapa con un ejercicio de transparencia inusitado en este ámbito de la biodiversidad, el de la conservación de los grandes carnívoros.

“Se dan todas las circunstancias para que haya reproducción”

En cualquier caso, lo que confirman los datos del Gobierno de Aragón es el asentamiento de carácter territorial y estable de una pareja de lobos mixta, de procedencia ibérica en el caso de la hembra y alpina en el del macho, pero sin que haya constancia de que haya habido un cruce o ‘contribución a la especie”. Lo que no quiere decir que eso no haya ocurrido.

“Los lobos suelen vivir en grupos familiares, y se dan todas las circunstancias para que haya reproducción, pero no hay evidencia de que eso haya sucedido”, explica el ambientólogo Jorge Echegaray, uno de los principales expertos en el lobo, quien matiza que “mientras no se confirme que ha habido reproducción lo que tenemos es una pareja territorial”.

¿Pudo haberla la pasada primavera? Por poder, podría; aunque los vagos indicios de que eso pudiera haber ocurrido no se han confirmado.

Así, por ejemplo, no hay constancia de que las imágenes de un ejemplar con el abdomen especialmente voluminoso captadas por una cámara de fototrampeo a mediados del pasado otoño fueran seguidas, unos meses después, por las de un ejemplar más escuálido y con las mamas desarrolladas. Y mucho menos se ha confirmado la detección de algún lobezno en el noreste de Teruel.

Las expectativas de un cruce el próximo invierno

Aunque tampoco puede descartarse que esa ausencia de datos sea en realidad una confirmación por pasiva de que, tras nacer, los lobeznos no hayan salido adelante.

Los lobos suelen aparearse entre enero y febrero y las hembras paren, normalmente de dos a cuatro cachorros, en mayo para iniciar una crianza en la que si falta el padre intervienen otros machos del grupo que les facilitan alimento a ellos y a la madre.

De haber nacido y subsistido, los lobeznos tendrían ahora cinco meses, presentarían una dentadura completamente formada y un aspecto similar al de los adultos, aunque de menor tamaño, y comenzarían a desplazarse de manera autónoma aunque sin independizarse del grupo, algo que tampoco han detectado los dispositivos de fototrampeo.

“Está tardando mucho tiempo” en darse esa ‘contribución a la especie’, anota Echegaray, quien considera que la pareja del noreste de Teruel tiene muchos números para llevarla a cabo el próximo invierno, algo que, de ocurrir, no supondría una alteración genética del linaje ibérico, ya que los descendientes del cruce mantendrían el ADN mitocondrial de la madre, sea italiana o ibérica, y el nuclear de ambos.

Ya existen linajes genéticos ibéricos compartidos con poblaciones europeas, lo que  hace que la exclusividad genética en este caso venga por la herencia alpina.

Un área con fauna silvestre suficiente

“Desde el punto de vista biológico ya es importante que se consolide la presencia territorial del grupo de dos ejemplares, aunque no conocemos su situación reproductiva”, añade el ambientólogo, que llama la atención sobre lo adecuado de la zona para el asentamiento del lobo por la disponibilidad de alimento.

La fauna silvestre, desde conejos a corzos pasando por jabalíes y ciervos, integran la base de la dieta del lobo, cuyos ataques al ganado en sus seis años y medio de presencia en Aragón arrojan, según los datos de la DGA, un balance de 254 reses muertas y 112 heridas: una víctima mortal cada semana y media y otra lesionada cada tres.

El volumen de ataques de lobos al ganado ya fue calificado de “anecdótico” frente a los de los perros, asilvestrados y domésticos, por el anterior ejecutivo, en un criterio que no ha cambiado con el actual: “no se disponen de estadísticas oficiales, ya que al ser su gestión una competencia municipal no se comunican habitualmente” a la consejería de Medio Ambiente, en la cual “solo se tiene constancia de ellos cuando son comunicados como potenciales ataques de lobo y, tras la necropsia, se identifican como ataque de perros”.

“Los ataques de los que tenemos conocimiento son solo una ínfima parte de los que se pueden estar produciendo”, añadieron.

La revisión de la UE y el pony de Von der Leyen

Estos datos, los referentes a los asentamientos, al número de ejemplares, a sus linajes y a los efectos de su presencia sobre la cabaña ganadera, se conocen cuando la UE mantiene abierto un proceso de revisión de su política sobre la conservación de los grandes carnívoros, el oso y el lobo, y su compatibilidad con las actividades agropecuarias.

El procedimiento, cuyo arranque tiene una incómoda coincidencia temporal con la muerte de Dolly, el pony que desde hace treinta años tenía como mascota Úrsula Von der Leyen y que un lobo mató a dentelladas hace ahora un año en su finca de Baja Sajonia, tiene, no obstante, una proyección incierta sobre el Estado español, cuya normativa sobre la protección del lobo es autóctona y no deriva de la comunitaria, aunque se inspira en esta en materia de gestión.

El Lespre, el Listado de Especies Silvestres de Protección Especial, “no emana de la normativa europea sino de la propia. El lobo seguiría en el Lespre si España dejara de formar parte de la UE”, anota el ambientólogo.

“En las Comunidades Autónomas con mayor presencia de manadas (Asturias, Cantabria, Galicia, Castilla y León y La Rioja), se han registrado 2.338 ataques más en 2022 que en el mismo periodo del año anterior; de 10.560 a 12.898”, sostiene la organización agraria COAG, partidaria de “flexibilizar” su protección en línea con la UE, que considera que “la concentración de manadas de lobos en algunas regiones europeas se ha convertido en un verdadero peligro para el ganado y potencialmente también para los seres humanos”.

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