En un comunicado SOS Ribagorza apunta: "Para los que no lo sepan, las macrogranjas son instalaciones ganaderas intensivas. La ganadería intensiva busca la productividad y el rendimiento económico, sacrificando para ello factores tan importantes como son el bienestar animal o el impacto ambiental". Por contra, la ganadería extensiva "implica un mejor equilibrio ambiental, sostenibilidad y aprovechamiento de recursos". Aunque no hay una definición oficial que delimite cuántos animales puede haber en este tipo de ganadería industrial, los incluidos en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes son instalaciones que tienen al menos 2.000 cerdos de más de 30 kilos y/o 750 cerdas reproductivas.
Todas las granjas que exceden estas cifras deben comunicar sus emisiones de metano al Ministerio. "El metano es un gas de efecto invernadero muy poderoso. Cada kilo de este gas calienta la atmósfera 84 veces más que un kilo de dióxido de carbono (CO2), a pesar de permanecer en la atmósfera menos tiempo, entre 10 y 12 años", advierte SOS Ribagorza. Se estima que cada animal emite al año aproximadamente 1,3 kilogramos de metano, y la gestión de su estiércol otros cinco kilogramos más por animal. "El impacto en la atmósfera del metano emitido por las macrogranjas es, por lo tanto, una cantidad del todo alarmante", subraya la asociación.
Otro de los contaminantes derivados de la gestión de estas explotaciones son los nitratos, compuestos químicos liberados al suelo y aguas subterráneas por el uso de los excrementos de la ganadería como fertilizante. "En Aragón, hogar de aproximadamente siete cerdos por habitante, una reciente investigación descubrió que casi 50 municipios habían registrado niveles peligrosamente altos de nitratos en el agua potable en algún momento entre 2016 y 2020. La presencia de nitratos en las aguas está aumentando por encima de niveles seguros por el aumento de las explotaciones de ganadería intensiva, un vínculo detectado en el Estado español, pero que en Aragón es cada vez mas alarmante", alertan desde SOS Ribagorza.
"Se deberían hacer políticas para reducir la cabaña de cerdo de macrogranjas a menos de la mitad para 2030 y mas teniendo en cuenta que gran parte del porcino de macrogranja es para la exportación a terceros países sobre todo asiáticos por el impacto de la peste porcina en estos países. De lo contrario, los impactos en los acuíferos y la salud humana del amoniaco producto de los purines irán más allá. Se trata de reducir la cabaña. Y se trata de reducir su impacto", añade la asociación en su comunicado.
SOS Ribagorza hace referencia a un informe reciente del sindicato agrícola Unió de Pagesos de Catalunya, en el que se comentan dos amenazas que "pueden sacudir, además, la viabilidad de los cerdos de macrogranjas". Por un lado, "el aumento del 17% anual en el precio de la alimentación", por otro, "la llegada a Europa de enfermedades como la peste africana porcina, mas factible y peligrosa en macrogranjas".
En este sentido, la asociación califica de "del todo injustificable" que "se sigan aprobando ampliaciones de macrogranjas y nuevas explotaciones de este tipo en Aragón, y en especial en comarcas como la nuestra, la Ribagorza". "Es injustificable que las alegaciones y recursos a estas instalaciones ganaderas que se presentan desde las organizaciones sociales, como es el caso de SOS Ribagorza, sigan sin aceptarse y siendo negadas por unas administraciones que tienen el deber de velar por toda la población y no solo por un tejido ganadero industrial que deja sin futuro al pueblo y territorio aragonés", concluyen.