Este 30 de marzo de 2022, se cumplen seis años de la sentencia firme de los Hermanos Lapeña en la que se reconocía el derecho de la familia a recuperar los restos óseos de Manuel y Ramiro.
“Seis años de reuniones, de palabras vacías y de mentiras. Tenemos la sensación de que han jugado con nosotros y con el resto de las Familias de Republicanos inhumados ilegalmente en el Valle de los Caídos”, aseguran su nieta Purificación Lapeña y su marido Miguel Ángel Capapé Garro.
Han aprovechado esta fecha para denunciar que “como al Estado español y a los políticos no les interesa meterse en ese lío, aquí seguimos, esperando”. Además, recuerdan la rapidez con la que el Gobierno de Sánchez exhumó los restos del dictador Francisco Franco: “Algo que nadie les había pedido, y con todos los problemas que parecía que iban a tener, en un plis plas para fuera, y no pasó nada”.
Durante estos seis años han sido muchas las familias que han reclamado la salida de los restos de sus familiares de Cuelgamuros, 105 hasta la fecha, y hasta se les ha notificado el reconocimiento del derecho a exhumar. “Un papel sin valor, porque tampoco ha servido para nada”, lamentan Purificación y Miguel Ángel que añaden, “no sabemos muy bien a qué están esperando”.

Esta familia supone que las administraciones esperan a un momento propicio “que no les moleste mucho políticamente”. Una circunstancia que para Purificación y Miguel Ángel solo hace que poner en cuestión la utilidad de una sentencia firme en el Estado español: “¿Para qué sirve una sentencia firme en este país? ¿es culpa de la justicia o de la política? ¿o de las dos?”.
Su critica va mucho más y apuntan a que como dice Mercedes Abril, de 89 años e hija de Rafael Abril Avo, “están esperando a que nos muramos”.

En estos años han fallecido muchas hijas e hijos que no podrán ver cumplidos sus sueños, uno de ellos es Manuel Lapeña Lapeña, hijo de Manuel Lapeña Altabás, quien, a sus 97 años no pudo esperar más y murió el pasado 12 de septiembre.
Ahora, su familia señala con rabia que “casi seis años estuvo el hombre esperando, y mientras tanto, palabras huecas de esperanza de unos hombres sin conciencia, reuniones, visitas, palabras sin cumplir, mentiras durante seis años. Malditos seáis”.