Desde la Asociación Río Aragón consideran inadmisible y “falta de todo espíritu democrático” la actitud del presidente de la Comisión del Agua, el consejero Joaquín Olona, que anunció la no admisión de la explicación de voto de la entidad haciendo “una torticera interpretación del reglamento e intentando evitar el debate sobre el dictamen que se sometía a votación para institucionalizar el Pacto del Agua”.
Las sucesivas intervenciones de participantes en la Comisión, dejaron patente para esta asociación que la intención del consejero estaba “falta de todo rigor y que la importancia de lo que se debía debatir estaba en las antípodas del oscurantismo y el mero trámite de simple votación que el Consejero pretendía”.
Por ello, explican tuvo que rectificar, pero “mal vamos si quien debe presidir organismos nacidos para buscar consensos, manifiestan tan sectarios criterios hacia quienes nos oponemos a algunos grandes embalses que, entendemos, tienen alternativas y son sumamente dañinos para nuestros territorios”.
El voto de la Asociación Río Aragón fue negativo al dictamen y se fundamenta, entre otras cosas, en dos aspectos esenciales.
El primero tiene que ver con que según aseguran “el Pacto del Agua fue un nefasto acuerdo que se cimentó en la explotación de unos territorios, puestos al servicio de otros, la recopilación de demandas sin valoración rigurosa de su interés o no y la explotación de nuestros ríos desde criterios insostenibles y con reservas estratégicas y derechos impropios de una gestión racional y realmente sostenible de la Cuenca del Ebro”.
“Es un profundo error no buscar una nueva política hidráulica en Aragón desde criterios audaces, dimanante de la Directiva Marco del Agua y de verdad respetuosa con los territorios históricamente castigados por las obras de regulación”, añaden.
Pero, siendo lo anterior de suma importancia, mucho más lo es lo referente al recrecimiento de Yesa. La obra emblemática y buque insignia del Pacto del Agua permanece, según la opinión de esta asociación “incólume” y con la aprobación de dicho documento se le quiere volver a dar carta de naturaleza al afirmar “… abastecimiento de poblaciones, es el de la ciudad de Zaragoza y los municipios abastecidos de manera conjunta desde el embalse de Yesa. Al respecto se dictamina que, una vez puesto en explotación su recrecimiento, se suministren al 100% sus necesidades desde dicha fuente”.
Desde la asociación contraria al recrecimiento del embalse denuncian que “no se puede supeditar el abastecimiento de Zaragoza desde el río Aragón al recrecimiento de Yesa, contraviniendo la lógica de la prioridad de usos que debe darse, por ley, en todo sistema concesional”.
Además, añaden que el recrecimiento de Yesa es “irracional y parte de una inapropiada concepción para gestionar el río Aragón”, de acuerdo al interés de una moderna política de aguas y la justicia y seguridad para el territorio que habría de inundar esta obra. Se añade a ello que ha quedado más que probada su manifiesta inseguridad.
Sus dudas aumentan con la respuesta del pasado 24 de febrero al senador Carles Mulet donde se puede leer: “La gran complejidad técnica reside en la ciencia de la concepción ingenieril de las obras precisas para el recrecimiento de la presa de Yesa bajo criterios de eficacia para alcanzar el objetivo de satisfacción de unas necesidades de interés público, bajo criterios de seguridad garantistas”.
Por todo ello, en la mesa la entidad terminaba pidiendo que en cualquier nuevo dictamen sobre política hidráulica en Aragón, se determine la paralización de cualquier llenado previsto para un Yesa recrecido, se asegure por encima de todo la seguridad e integridad de la población y pueblos ribereños del Río Aragón y se analice, con rigor y criterios derivados de la DMA, si todavía existen posibilidades de extraer recursos de dicho río. “Desgraciadamente, hoy el reto queda pendiente”, concluyen desde la Asociación Río Aragón.