Nueve meses cerradas y 25.000 conciertos cancelados: las salas se preparan para ¿el último concierto?

Las salas de conciertos de todo el Estado incluidas las que conforman la plataforma de Aragón en Vivo lanzan esta campaña para visibilizar la situación insostenible en la que se encuentran. Este miércoles, a las 20.00 horas salas de todo Aragón han programado por streaming el que podría ser su último concierto.

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Las Armas de Zaragoza.

Las salas de conciertos de todo el Estado español se preparan para el que podría ser su último concierto. ¿Qué pasaría si el calor de bailar con tus amigas, la euforia de la primera fila y respirar el aire fresco a la salida del concierto se acabaran? Esta es la pregunta que las salas de conciertos de todo el Estado español nos plantean este 18 de noviembre.

Para denunciar la situación de abandono que sufren por parte de las instituciones, las salas de todo el Estado se han unido para hacer lo que mejor se le da, hacer vibrar los altavoces. A las 20.00 horas lanzarán una programación especial y a través de la página web creada para la ocasión se podrá elegir con qué directo podría ser nuestra despedida de las salas.

Respecto a qué artistas o grupos inundarán las pantallas, algunas salas como las aragonesas han preferido optar por el factor sorpresa y otras como la icónica RazzMatazz de Barcelona ya ha lanzado su programación. En Aragón han organizado conciertos Café Dpch Rock, la Sala López, la Ley Seca, la Casa del Loco, Sala Corleone, La Lata de Bombillas, Moliner 7, Sala Edén, Rock&Blues, la Sala Creedence, Sala Genius, la Sala Z, La Bóveda del Albergue y Las Armas. Patxi de Rock&Blues y portavoz de Aragón en Vivo recuerda que “seguramente puede que sea el último concierto que hagan muchas salas porque la situación está al límite y que se va informando poco a poco y que lo único que pedimos es que la gente esté pendiente”.

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La Lata de Bombillas en Zaragoza.

La desaparición de salas es ya una triste realidad, en Aragón espacios como el mítico Juan Sebastian Bar ya han echado la persiana para siempre. En el manifiesto de esta campaña advierten de que sí, la pandemia empezó todo pero “la falta de acción y voluntad política de la administración” ha sido determinantes para que las salas hayan llegado al punto de plantearse un futuro sin música en directo.

En cifras la crisis del sector suma más 120 millones de euros de pérdidas, 25.000 conciertos cancelados desde marzo hasta final de año y más de 5.000 trabajadores y trabajadoras directas afectadas.

Como explica Tomás de la Sala López de Zaragoza, llevan más de 9 meses cerrados sin registrar beneficios y hasta ahora las únicas ayudas que han recibido son las “ordinarias”, las que ya recibían todos los años cuando estaban abiertas las salas, “nada extraordinario”. Respecto a las últimas ayudas comunicadas por la DGA, asegura que recibir 3.000 euros después de tantos meses (y los que quedan) sin actividad “no da ni para pipas”.

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Sala López.

“Si no queremos encontrarnos con un empobrecimiento y la desertificación cultural de nuestro territorio que por desgracia puede ser irreversible”, es el momento de actuar, aseguran en el manifiesto que con la mayoría de salas cerradas advierten de que “el grado de incidencia de la pandemia en la actividad de este sector, en comparación con otros, es de los más elevados, algo que se contradice con la falta de capacidad para interlocutar con las administraciones y con la casi inexistente ayuda que recibe para tratar de paliar estos efectos”.

La gran mayoría de las salas no podrán sobrevivir en estas condiciones de endeudamiento progresivo más allá del 2020, a no ser que puedan recuperar la actividad en unas condiciones mínimas que no provoquen más pérdidas que las actuales, o que la administración “escuche las medidas de choque que se proponen para reducir los gastos mensuales y que asignen ayudas económicas para compensar las pérdidas adquiridas hasta el momento”.

Junto con los problemas para abrir en condiciones de seguridad, otro factor específico de este sector es que esta actividad está vinculada a una licencia municipal que por inactividad puede desaparecer debido a su caducidad, y recuerdan, "no se conceden nuevas licencias en la gran mayoría de municipios del Estado".

Además, desde las diferentes plataformas que han lanzado la campaña como Aragón en Vivo, reconocen que “nos gustaría que la administración entendiera que el trabajo de salas que ofrecen una programación artística y musical estable de proximidad durante todo el año, es un bien cultural del país y que poder disponer de espacios donde el baile y la música actúan como nexo que amalgama la capacidad de disfrutar, relacionarse y enriquecerse social y culturalmente, no solo es una necesidad que gran parte de la población tenemos en diferentes momentos de nuestra vida, sino un servicio que debemos ofrecer y un derecho esencial de la ciudadanía que debe ser garantizado”.

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Rock&Blues Café

Marta de la sala Moliner 7 de Zaragoza lamenta que desde las administraciones se encasille el ocio nocturno como “bares de copas” cuando los espacios pequeños como el suyo son fundamentales para apoyar y fomentar la producción cultural local: “Hemos estado trabajando muy bien con cosas pequeñas, nosotros no traemos grandes conciertos pero para los artistas de aquí es muy chulo que ellos tengan un sitio donde tocar. Eso también es lo que estamos peleando, que se den cuenta de que la cultura es necesaria”. Por ello, insiste en que Zaragoza es un referente por la cantidad de salas, grandes o pequeñas, y la programación cultural que ofrece y se resiste a pensar en que esto se puede acabar.

Patxi casi como un mantra repite que “la cultura es segura” y que las prohibiciones van más allá de salir de fiesta: “Se les ha prohibido poder disfrutar de la cultura y de la música en directo que hace muchos meses que nadie puede ir a una sala a descubrir un grupo”.

De una forma u otra el plan de este miércoles ya está decidido, acudir a la página web de El Último Concierto y entrar en un streaming o lo que es lo mismo apoyar a estas salas haciendo lo que más nos gusta hacer, disfrutar de un concierto aunque sea lejos del calor de tus amigas, de tu banda y de la sensación de haber bailado por encima de tus posibilidades.

Sí, los problemas de acabar con este sector cultural no solo afectarán a estas empresas, también nos afectará a la población, a la manera de relacionarnos y de divertirnos. ¿Qué pasará si no hay cultura que nos cure el alma? ¿Qué pasará si este es nuestro último concierto?

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