Reconoce que la ilusión por lo que representa Podemos se ha desinflado, entre otras cosas, porque les ha faltado explicar bien la utilidad de lo que están haciendo: “¿Qué pensabais que era asaltar los cielos?”, le pregunta a sus votantes, “era esto, pero es mucho más aburrido de lo que pensábamos”.
Firme defensora de una suma para las elecciones generales, critica los tiempos elegidos por Yolanda Díaz: “O te presentas a estas elecciones o no tocas la marca hasta después. Pero estas medias tintas generan ruido”.
¿Qué valoración hace de la legislatura y del cuatripartito?
Positiva. Frente a todos los que esperaban que reventara por los aires, un Gobierno que mira hacia su izquierda ha conseguido mantenerse durante cuatro años, algo que no ha pasado con los gobiernos de derechas en otras comunidades autónomas. Además, hemos logrado priorizar el interés general y los datos sobre Aragón avalan esa gestión: la segunda Comunidad con menor tasa de paro, la segunda en la que menos ha crecido la desigualdad. Aragón es un lugar mejor ahora que el que nos encontramos en 2019.
¿Cómo han logrado que las discrepancias no hayan salido demasiado a la luz pública?
Estaban muy bien tipificados los espacios de discusión. Nos hemos preocupado mucho por cómo resolvíamos las discrepancias. Esto ha hecho que tuviéramos muchas reuniones, a las que llamábamos cuatripartitos, para intentar que, cuando algo saliera, fuera porque ya se habían explorado todas las alternativas internas.
El tema de la unión de estaciones o el del agua eran temas que, cuando firmaron el acuerdo para el cuatripartito, sabían que en algún momento iban a salir
Este es el primer acuerdo de Gobierno que incluye una página sobre cómo se iban a negociar los desacuerdos. Y en temas como la nieve o el agua los hay. Lo que hemos hecho es comunicar nuestra posición y utilizar el Gobierno en beneficio de la misma. En el caso de Canal Roya de forma favorables para los que creíamos que no había que apostar por ese modelo.
¿El enfrentamiento por la unión de estaciones ha sido el momento más difícil de la legislatura?
Sin duda. Ha sido el caso más feo de todos. Primero, porque no se hizo de cara, se utilizó a la Diputación Provincial de Huesca. Hasta que llego a manos del Consejo de Gobierno, todas las negociaciones se habían hecho fuera de los espacios en los que estábamos José Luis Soro o yo. Fue una traición a la forma en la que hasta ese momento habíamos tratado las desavenencias. Además, presentamos informes que avalaban que se podía incurrir en ilegalidades. Se ha llegado al límite de que un Gobierno haya puesto sobre la mesa ilegalidades. Ha sido la situación más extrema en la que hemos trabajado.
¿Se han llegado a plantear una ruptura del cuatripartito por ese tema?
Siempre he defendido que, si las cartas nos eran más favorables dentro que fuera para poder pararlo, no debíamos renunciar a ellas. Salir fuera hubiera sido negligente, porque era renunciar a una vía de la batalla. El parón de los grandes pantanos por la sociedad civil ha costado 20 años, y esto uno. Eso demuestra que a veces desde dentro de los gobiernos se tiene más margen para ver las fisuras de los proyectos, explicitarlas y pararlos.
¿Le gustaría repetir fórmula?
Me gustaría que hubiera un Gobierno más progresista y audaz que el que hemos tenido. La pandemia y la crisis han hecho que no se haya podido innovar demasiado con las políticas que se ponían sobre la mesa. Me gustaría que en la siguiente legislatura el peso de Podemos fuera mayor y que el Gobierno fuera netamente progresista, para sacar adelante cuestiones en materia educativa o económica que se han quedado fuera.
En principio, el PAR era el miembro del cuatripartito más alejado ideológicamente de ustedes, pero ha reconocido que la relación ha sido muy buena.
Es que Lambán no necesita a Aliaga para hacer políticas de derechas, es la coartada, pero las hace porque se las cree. No es real que las políticas más conservadoras las propusiera el PAR, salían del PSOE, aquí y en Madrid. En campaña se vuelven todo lo progresistas que pueden, y cuando gobiernan tienen ciertas deudas con sectores económicos que intentan saldar.
Quizá ese perfil de Lambán es bueno para repetir Gobierno, porque cazará voto de derechas y la suma puede dar.
Eso es lo que está intentando. Yo no me imagino que nadie en su sano juicio pueda votar al PSOE después de haber votado a Albert Rivera. Creo que el votante está un poco más formado y sabe cuáles son las políticas de unos y otros. Pero está claro cuál es la estrategia de Lambán, y también que deja mucho hueco a su izquierda para ocupar.
Si ese papel que hacía el PAR, lo tiene que hacer Aragón Existe, ¿será bienvenido al cuatripartito?
Intento no afrontar la campaña ni con líneas rojas ni con trabas. Uno tiene que ser abierto de mente y hablar de problemas y políticas concretas. Me puedo encontrar con ellos si hablamos de Canal Roya, pero no si se abstienen en la ley de eutanasia. Hay que hablar de políticas concretas para ver si hay margen de acuerdo.
Hablando de cosas concretas, ¿qué hay que hacer para mejorar la sanidad pública?
Hay que ser justos con la coyuntura vivida. Nuestra sanidad pública venía de unos recortes tremendos en la crisis anterior, que la dejaron esquilmada. Por si fuera poco, llegó una pandemia que la tensionó muchísimo. En sanidad sí se ha hecho una política valiente, con el aumento del presupuesto y el plan de salud mental, por ejemplo. Creo que se ha ido en la buena dirección, pero hay que ir más allá: aumentar los presupuestos de Atención Primaria, diversificar las vías de entrada, que no sean sólo médicos, sino también personal de enfermería, fisios, odontólogos...
También se tienen que modernizar los equipamientos y, sobre todo, internalizar muchos servicios. Ya hemos visto que todo el problema del transporte sanitario se solucionaría bastante más rápido si se internalizara el servicio.
¿Y con la sequía?
Me preocupa mucho que la respuesta del PP y del PSOE sea hacer más pantanos, como si por eso fuera a llover más. Es como sacar a pasear a la virgen, no tiene sentido. El cambio climático ha hecho que nuestro territorio sea una zona desertificada, hay que adaptar el sector primario a la nueva situación, hacer una especie de escudo climático.
Y plantear usos más eficientes del agua, aunque eso suponga que haya gente que se enfade. No necesitamos pantanos, pero igual sí balsas laterales y regulación de aguas bajas. Y lo más importante es escuchar a la ciencia. En Aragón tenemos mucha investigación sobre cómo adaptar la agricultura al cambio climático, con nuevas especies, con adaptación floral a las nuevas temperaturas. Lo hemos visto en el almendro, pero lo podemos ver en la cebada o el trigo. Hay nuevas semillas y variantes, hay que apostar por la reutilización del suelo. Las políticas en el sector primario han estado de espaldas a la ciencia agroalimentaria.
Lambán apuesta mucho por la colaboración público-privada, ¿qué opina?
El problema no es la colaboración público-privada, sino para qué se hace, quién se beneficia y en qué servicio se aplica. El problema es cuando se mete a lo privado en un sector estratégico donde obtener beneficios es incompatible con dar un buen servicio. Me parece un escándalo ofrece este tipo de colaboración en la sanidad. Tampoco sería deseable en educación. Los derechos fundamentales son incompatibles con hacer negocio. Y eso de que lo público es menos rentable es mentira.
En esta legislatura han llegado muchas empresas, ¿se abusa de poner la alfombra roja?
Hay que incidir, no tanto en esa política de Bienvenido Mr. Marshall, y más en ser capaces de poner facilidades a las empresas que ya están aquí. Especialmente, autónomos y pequeñas empresas. Los empleos de un autónomo no son los 200 de una gran empresa, pero son los que vertebran el territorio y sostienen la economía. Creo que, en esta legislatura, salvo en la pandemia, no se les ha ayudado lo suficiente.
Hay que llevar a cabo políticas más audaces. Tenemos una maravillosa ley de autónomos, que salió a petición de Podemos, y está casi sin desarrollar.
¿Le gustaría repetir como consejera de Universidad?
Es un área que me gusta y que controlo. Hemos hecho muchas cosas y queda mucho por hacer. Pero también queda en otros muchos espacios, como en medioambiente, empleo o educación. Veremos a ver cuál es el resultado electoral y asumiré la Cartera que me corresponda.
¿Qué destacaría de su labor en Universidad?
Primero, la financiación de la Universidad. Veníamos de una época en la que la Universidad estaba abandonada. Hemos firmado el contrato-programa más grande de su historia, el más expansivo con 1.000 millones de euros, que contempla infraestructuras, nuevos equipamientos, subidas salariales, le hemos dado la vuelta como un calcetín.
También la financiación de la ciencia. Hemos subido un 55% el presupuesto en ciencia, lo que demuestra que la salida de la crisis no siempre pasa por recortar en ciencia. De hecho, si la apoyas puedes salir más rápido. Se ha creado un ecosistema que se va a transferir a la economía y tendremos un sistema mucho más estable y con valor añadido.
Y la tercera pata es en materia de conectividad y digitalización, estar a la vanguardia de lo que se está haciendo en España y en Europa. Por ejemplo, con la ley de inteligencia artificial, la ley cloud, el Plan Aragón Territorio Conectado. Todo esto también se va a ver en los próximos años con el aumento del peso del sector TIC en el PIB de la Comunidad.
¿Por qué no ha habido unión con Izquierda Unida?
Respeto que haya muchas formas de entender cuál es el papel que debe jugar la izquierda a la izquierda del PSOE en nuestro país. Hasta ahora, IU ha defendido que se puede hacer política sin entrar en los gobiernos y yo defiendo lo contrario: que nuestros votantes son tan legítimos como los del resto y que nos votan para gobernar. Nuestra presencia en el Gobierno de Aragón y el de España se ha notado, muchas veces por lo que se consigue, pero también por lo que se para. Respeto a IU, compartimos muchos aspectos programáticos, pero no la estrategia.
¿Pero ha habido intentos?
Nos hemos reunido y hemos conversado, pero es que la discrepancia estaba muy en el punto de partida.
Esa diversidad de opiniones acerca de entrar en el Gobierno, o no, también se ha dado en la interna de Podemos, ¿ahora hay unanimidad?
Hay unanimidad en Podemos Aragón y a nivel nacional. Somos una organización que viene de una cultura política en la que siempre nos habían dicho que al salón no entrábamos. Hemos tenido que empujar y, después de esta legislatura, nuestra militancia reconoce todo lo que hemos hecho. Nadie hubiera sacado la reforma laboral, ni la subida del Salario Mínimo Interprofesional, ni la Ley de Vivienda, ha habido muchos avances que demuestran que sirve. También hay que discutir, cabalgar contradicciones y a veces tragarte sapos, pero eso es mucho mejor que gritar mucho y no conseguir nada.
Presentan 19 candidaturas, que son menos que las de hace cuatro años, ¿por qué?
Si le preguntas a cualquier partido, de cualquier ideología, te trasladarán que ha habido dificultades para conseguir gente en los procesos municipales. Eso nos tiene que hacer reflexionar a todos sobre qué está pasando y qué imagen se está trasladando de la política, para que a la gente le dé miedo dar un paso adelante. Quizá el exceso de sobreexposición, cierta imagen denigrada de lo que es hacer política, hace que mucha gente que tiene su vida resuelta, o vive en un pueblo, sienta que dar un paso adelante le va a poner en el disparadero.
En el caso de Podemos, el lawfare y el acoso mediático hace que a mucha gente le dé miedo exponerse, y más en el medio rural. Ha sido difícil encontrar a estos valientes. Tenemos que intentar trasladar que puedes entrar en política y seguir haciendo tu vida con normalidad.
Es evidente que Podemos ha perdido fuerza e ilusión respecto a años atrás. ¿Ha faltado autocrítica?
El problema es que nuestra organización le prometió a la gente momentos muy épicos acompañados de gobernar, y gobernar tiene poco de épico. Se ha desinflado esa ilusión de forma natural. ¿Qué pensabais que era asaltar los cielos? Era esto, pero es mucho más aburrido de lo que pensábamos.
Nos falta explicar bien la utilidad de lo que estamos haciendo, de las pequeñas cosas concretas, que no movilizan tanto las tripas, pero ayudan a que la gente llegue a fin de mes, pague la hipoteca...
¿Cree que, sobre todo, en clave estatal, el partido se centra mucho en esa guerra mediática y poco en explicar, precisamente, esa gestión?
A veces es difícil, porque uno puede decidir lo que cuenta, pero no lo que otro cuenta. En Madrid se da un fenómeno perverso, que espero que nunca llegue aquí, y es que el que más insulta, sube el tono y entra al trapo, es el que consigue el minuto de gloria. Pero una propuesta o cierta medida no tiene tanto eco.
Dentro de la marejada que hay en Podemos en muchos territorios, da la sensación de que en Aragón ahora hay tranquilidad.
Estamos un poco más tranquilos, sí. Hemos tenido momentos mucho más convulsos, pero ahora afrontamos un periodo en el que todo el mundo defiende las mismas posiciones.
¿Qué va a pasar con Sumar?
Soy una firme defensora de llegar a un acuerdo, lo voy a defender a muerte. Creo que Yolanda Díaz tiene que ser la futura presidenta de nuestro país, pero tengo claro que no podrá serlo sin la estructura de Podemos detrás. No puedes llegar a la Moncloa de una tacada sin el territorio. Necesitas alcaldías, gobiernos autonómicos, gente en los pueblos. Por eso, para que le vaya bien a Yolanda en las generales le tiene que ir bien a Podemos en las autonómicas y municipales. Yo pido un poco de calma. Estamos en un proceso electoral, hay tensión y a veces esos enfrentamientos enturbian el trabajo que se está haciendo.
¿Se debería haber hecho un esfuerzo para que el proyecto de Sumar llegara a estas elecciones?
Habría que haber decidido una de las dos opciones. O presentarse a las autonómicas y municipales o no tocar la marca hasta después de estas. Estas medias tintas generan ruido, cuando el trabajo que se ha hecho, y no sólo en Aragón, ha sido brillante.
¿Afectará la disputa estatal a estas elecciones?
Espero que no, pero entiendo que todo lo que está pasando a la gente le genera incertidumbre y eso te hace no votar igual. Desde Podemos no podemos decir más veces que queremos un acuerdo, pero ahora nos la estamos jugando en las autonómicas y municipales, que son tan o más importantes que las generales.
¿Se debería implicar más Yolanda en estos comicios?, ¿le gustaría que, por ejemplo, estuviera en un mitin suyo?
Si ha decidido no presentarse y, además, los distintos espacios que conforman Sumar vamos separados, no le veo excesiva utilidad. Me gustaría que a partir del 1 de junio haya gobiernos de Podemos y hagamos ese refuerzo para las elecciones generales, pero ahora nos toca poner en valor lo que hemos hecho ya.