El programa Copernicus de la UE confirma que el pantano de Yesa podría causar una catástrofe

El programa de observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus confirma al 100% que las laderas del pantano de Yesa se mueven “y se están triturando”. Lluvias torrenciales y terremotos pueden confluir en Yesa con resultados catastróficos para las poblaciones aguas abajo, incluida Zaragoza, pero las obras del embalse siguen y el gobierno de coalición PP-Vox-PAR acordó el “desarrollo íntegro de todas las obras de regulación hidráulica”.

La Unión Europea confirma que el pantano de Yesa podría causar una catástrofe
"Yesa no se llena / Yesa no s'imple" I Encuentro Abierto de Afectados y Afectadas por el recrecimiento de Yesa en Zaragoza. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Las laderas de Yesa cada día que pasa son más inestables, hasta profundidades que superan los 100 metros, alejando definitivamente la posibilidad de conseguir factores de seguridad aceptables. Durante años las entidades de defensa del territorio, grupos de expertas, colectivos ecologistas o medios de comunicación han venido advirtiendo del riesgo catastrófico del pantano de Yesa para la población que vive aguas abajo de la presa. Desalojos de urbanizaciones enteras en la vecina Nafarroa, grietas en las carreteras de acceso al embalse o movimientos de las laderas de sujeción de la presa, no parecen suficientes indicios de peligrosidad para organismos como la CHE, que sigue enrronando cientos de millones de euros en hormigón, o como la DGA que, ahora liderada por Jorge Azcón en un gobierno de coalición PP-Vox-PAR, asegura en sus pactos que garantizará el “desarrollo íntegro de todas las obras de regulación hidráulica”, como ya venía haciendo irresponsablemente el ejecutivo anterior, presidido por Javier Lambán.

Ahora, es la Unión Europea quien confirma que el pantano de Yesa podría causar una catástrofe de proporciones colosales, pues su programa de observación de la Tierra Copernicus confirma al 100% que las laderas del pantano de Yesa se mueven “y se están triturando”. Lo ocurrido recientemente en la Península Ibérica, Grecia, Marruecos o Libia, con episodios de lluvias torrenciales con consecuencias terroríficas y miles de personas fallecidas, debiera abrirnos los ojos definitivamente y, apostando por el principio de precaución, derivar en la renuncia definitiva al recrecimiento del pantano de Yesa.

El programa de observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus, es una herramienta novedosa muy útil para observar procesos, dinámicas y tendencias en el comportamiento de la superficie terrestre, especialmente adecuado para la prevención de riesgos y la capacidad de adelantarnos a las catástrofes naturales o provocadas. El Servicio Europeo de Movimiento Terrestre (Copernicus) ofrece información gratuita y es de libre acceso para la ciudadanía o cualquier organización civil. Es una nueva y potente herramienta que “a diferencia de los parciales y sesgados informes que la CHE publica a conveniencia, brinda la oportunidad sin precedentes de estudiar los peligros geológicos y la deformación inducida por las actividades humanas como las que se están dando en las obras de recrecimiento de Yesa, de las que hace 22 años que se puso la primera piedra”, explican las entidades Asociación Río Aragón y Yesa + No.

En 2013 se produjo una grave crisis en las obras de recrecimiento. Ello conllevó sucesivos estudios que determinaron que el área y volumen total afectados por los deslizamientos principales que cabalgan unos sobre otros son: una superficie de 237.418 m² con una máxima profundidad de 117 metros y un volumen de 11.900.000 m³. Se sumó a otra de 2017 “que la CHE ocultó y tuvo que ser denunciada por medios de comunicación”, recuerdan.

Estudios posteriores del Gobierno de Nafarroa (GEOCONSULT), Ayuntamiento de Sangüesa (INGEOTYC) y Colegio de Ingenieros, Canales y Puertos han tenido que reconocer que “lejos de los reiterados anuncios de estabilidad, las laderas de Yesa se mueven con total certeza y nadie puede asegurar que a futuro estos movimientos, en episodios de lluvias intensas o sismos, puedan derivar en catastróficos”.

Ahora con la nueva herramienta Copérnicus “hemos podido saber que estos resultados se ven confirmados e incluso agravados. Con ella se corrobora que la masa deslizada se sigue deteriorando, debido principalmente a cuatro procesos simultáneos”, destacan las entidades de defensa del territorio:

  1. Rebote elástico (al haber quitado peso) en la zona alta con hundimiento en la parte baja.
  2. Se producen movimientos horizontales hacia el oeste aguas abajo y hacia el este aguas arriba.
  3. Los ciclos embalse-desembalse mueven el terreno arriba y abajo y con la pendiente reptan.
  4. Se van formando más zonas de fricción, tensión y fractura en el seno de la masa deslizada.

“La gravedad de lo señalado se incrementa considerablemente si tenemos en cuenta que, por ello, la estructura sobre la que se asienta la presa de Yesa es cada día más porosa para episodios de grandes lluvias, lo cual fue una de las causas de la desestabilización en la crisis de 2013”, recuerdan desde Río Aragón, además señalan que “en cuanto a la sismicidad, para calcular el riesgo potencial, la aceleración básica en Yesa se consideró de 0,04 g. Sin embargo, en 2012 el IGN publicó una actualización en la que se determinaba el valor de 0,09 g. Es especialmente relevante lo apuntado en 2019 por el profesor y especialista italiano Luciano Picarelli cuando en un informe escribía que “teniendo en cuenta el bajo factor de seguridad de la masa del suelo debido a la presencia de distintas superficies de corte, los efectos potenciales de un terremoto son un aspecto completamente diferente del problema para manejar con cuidado y habilidad”, enfatizan.

En el mismo sentido, las entidades aseguran que “la importancia de estos dos factores cobra una especial relevancia al contemplar lo ocurrido estos días en la Comunidad de Madrid, Grecia, Marruecos o Libia pero, lejos de ello, las obras de Yesa se pretenden continuar con el incalificable método de ‘Ensayo y Error’. Las 5.000 personas que veríamos como las vemos hoy en la ciudad libia de Derna, arrasada por la rotura de dos presas, parecen importar poco a los impulsores, contra viento, marea y racionalidad, de las obras de recrecimiento de Yesa”.

El pasado mes de abril un informe encargado por el Ayuntamiento de Sangüesa concluía que “mientras existan desplazamientos en la ladera derecha y dadas las limitaciones de la auscultación actual, con notables incertidumbres sobre la dinámica de detalle de la ladera y sobre el margen de seguridad necesario para prevenir los efectos de los seísmos o de otras circunstancias desfavorables, no es adecuado variar los niveles de agua en la zona y, por tanto, se recomienda que no se proceda al llenado del recrecimiento de la nueva presa de Yesa”.

“Es hora de hacer caso a la razón, el principio de precaución y la racionalidad en el uso de los recursos públicos. Por ello el recrecimiento de Yesa debe ser desestimado de forma definitiva”, concluyen.

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