El Consejo de Seguridad de la ONU (R242, 1967) y la CIJ (Rep 136, 2004) han afirmado y reafirmado la condición de Gaza como territorio ocupado.
Gaza es una franja de tierra bloqueada, sitiada y controlada por las FOI desde mucho antes de 2023: en 2006 ya cumplía todas las condiciones para ser considerada el mayor campo de concentración del planeta. La forma de confinamiento y asedio no dista de lo que los nazis hicieron a los judíos europeos, pero la destrucción absoluta del gueto gazatí supera con creces cualquier crimen equiparable. En términos proporcionales, con 41 kilómetros de largo y 6-12 de ancho, esta zona donde vivían hacinadas más de 2,3 millones de personas (la mitad niños y niñas) ha sido convertida en el mayor campo de exterminio de la historia moderna.
En los primeros días de septiembre de 2024, el ejército de ocupación ha ejecutado en Cisjordania los mismos métodos de invasión, destrucción, expulsión y asesinato, justo cuando el ministro sionista de asuntos exteriores llamaba a “la evacuación temporal de residentes”. Poco después, el ministro sionista de defensa (ése que habló de “animales humanos”) explicaba así el plan en Cisjordania: “ahora mismo estamos cortando el césped. Llegará el momento de arrancar de raíz”.
En 50 años, unos 800.000 palestinos han pasado por las cárceles del régimen sionista. En los últimos once meses, más de 700 personas han sido asesinadas por Israel en Cisjordania y más de 10.000 han sido encarceladas.
Repetimos las palabras de la relatora Francesca Albanese: el genocidio es inherente al colonialismo de asentamiento. En Gaza estamos viendo su expresión más infame, pero el crimen de crímenes seguirá extendiéndose a toda Palestina si los estados cómplices de Israel no abandonan ese abyecto colaboracionismo que les convierte, también a ellos, en violadores absolutos del derecho internacional.
La situación actual no comenzó el 7 de octubre sino en mayo de 1948
Es un hecho histórico constatado que la ocupación de tierras y el terror sionista empiezan años antes de 1948, comienzo de una Nakba permanente que no ha cesado hasta hoy.
Sin embargo, el relato impuesto por los ejecutores, promotores y colaboradores del genocidio en curso habla del 7-O como un acontecimiento súbito, sin contexto, surgido de la nada, sin más explicación que la condición diabólica de unos seres subhumanos que amenazan nuestra paz y nuestros “valores”, como podría deducirse de este surrealista (o no tanto) razonamiento:
Si hablamos de la mayor cárcel a cielo abierto del planeta, su población está presa, luego el 7-O fue un motín; si hablamos del mayor campo de concentración del mundo, su población está presa, luego el 7-O fue un motín; si hablamos de un campo de exterminio cuya población lleva años siendo sacrificada (con misiles o por asedio y bloqueo) en un matadero con muros, el 7-O fue un motín; si Palestina lleva décadas sufriendo una ocupación colonial, el 7-O fue una rebelión; si Palestina lleva décadas sufriendo políticas de apartheid, el 7-O fue una rebelión...
Conclusión: ¿qué pasó el 7-O? ¡Terrorismo!
¿Por qué? Pues porque “todo es terrorismo” menos si quien mata es el ocupante, aunque la masacre borre del mapa a la mitad de la población. Todo, incluida la guerra. Desde el 11-S de 2001, en el siglo XXI todas las guerras declaradas por la minoría “civilizada” del planeta se libran “contra el terrorismo”, “por la democracia”, “para proteger”, “por motivos humanitarios”...
Como muestra de ese pintoresco cambio de época, Nelson Mandela acabaría retirado de la lista de “terroristas” en 2008, 16 años después de finalizar el Apartheid sudafricano.
La franja de Gaza ha sobrevivido bajo asedio desde 2007, con Israel controlando todo lo que entra o sale de la franja y masacrando a su población cada dos o tres años. Cisjordania también vive sometida a un régimen de apartheid en el que las FOI y los grupos de colonos armados atacan e impiden el desarrollo de cualquier actividad cotidiana.
Insistimos: la ocupación, el robo de tierras, el desplazamiento forzoso, las detenciones y torturas, los asesinatos y la limpieza étnica comenzaron hace más de 76 años.
El antisionismo no es antisemitismo sino defensa de los derechos humanos
Antisemitismo significa prejuicio u odio hacia los “semitas”, personas que hablan hebreo, árabe u otras lenguas antiguas del Mediterráneo oriental. Israel y sus cómplices ignoran deliberadamente que los palestinos también son semitas, señalando como antisemita todo gesto de apoyo a la causa palestina y toda denuncia de los crímenes del estado sionista.
En el plano ideológico, el sionismo es esencialmente antisemita. Considera infrahumanos a los palestinos como los nazis consideraban a los no-arios. Defienden la eliminación física de los palestinos y consideran enemigos a todos los países que les rodean.
En la práctica, el sionismo no defiende al pueblo judío sino que emplea un discurso supremacista y xenófobo, predicando su superioridad por encima de cualquier otro pueblo, para luego practicar múltiples discriminaciones sobre “según qué judíos”. Su objeto es otro, orientado como proyecto por los intereses geopolíticos del colonialismo supremacista blanco en Oriente Próximo.
Para el sionismo, un judío que condene el holocausto palestino es tan enemigo como cualquier otro defensor del derecho internacional.
Conviene distinguir entre judaísmo como religión, sionismo como ideología y movimiento político e Israel como estado ocupante, de apartheid y genocida. Ni la mayoría de judíos del mundo apoya los crímenes sionistas ni la mayoría de sionistas profesa el judaísmo — el control de los lobbies en la política norteamericana es un ejemplo del ejercicio del poder político e intelectual ejercido por el sionismo.
El lema “Palestina libre del río al mar” no aboga por la eliminación física de los judíos ni por la violencia contra ellos, sino por la descolonización de Palestina
Es un llamamiento al fin de la ocupación, al derecho de autodeterminación y a la creación de un único estado soberano y realmente democrático donde todas las personas puedan convivir en igualdad de derechos y sin apartheid.
Más información del genocidio en Palestina en este especial.

