La escuela pública de Castiliscar llevará el nombre de su maestra Cándida Bueno, fusilada hace 86 años por el fascismo

Su detención y asesinato en Farasdués el 16 de septiembre de 1936, a la edad de 23 años, causó una gran conmoción en toda la comarca de las Cinco Villas. Este sábado se le rindió homenaje. A ella, y otras once maestras y maestros ejecutados por los golpistas.

Placa con el nombre de la maestra asesinada, que ahora llevará el edificio escolar en el que ella dio clases. Foto: DGA

El pleno municipal de la localidad cincovillesa de Castiliscar aprobó designar el edificio municipal donde hoy están las Escuelas con el nombre de Maestra Cándida Antonia Bueno Iso, fusilada por los fascistas en Farasdués el 16 de septiembre de 1936, a la edad de 23 años y siendo maestra de este pueblo.

Este sábado se ha realizado el homenaje a la docente ejecutada hace 86 años, descubriendo una placa con su nombre que ahora llevará el edificio escolar en el que ella dio clases. Hoy día esta es una de las escuelas rurales que siguen abiertas con tan solo seis alumnos y alumnas.

La cifra de maestras y maestros asesinadas por el fascismo en Zaragoza y las comarcas centrales asciende a 29. En el homenaje de este sábado se recordó al profesorado asesinado en las Cinco Villas: Francisco Celma Felipe, de El Frago; Constantino Cristóbal y Eugenio Jodrá, de Uncastillo; Ignacio L. Vicente y Gabriel Lerendegui Arrese, de Exeya; Ángel Giménez Temes, de Farasdués; Bernabé Marín Pascual, de Biota; Florinda Arjol Arrieta y Pilar Arjol, de Castejón de Valdejasa, y Julio Bendicho Balaguer y Cándida Antonia Bueno Iso, de Castiliscar.

Conmoción en las Cinco Villas

La brutalidad fascista en la guerra de 1936 arroja múltiples historias de crímenes horrendos cometidos y justificados sobre falsedades. Es el caso de Cándida, perteneciente a una familia propietaria agraria de clase media, que apoyaba la Ley de Reforma Agraria del Gobierno Republicano. "Una mujer creyente y practicante, que sentía gran devoción por la Virgen del Pilar", como la recuerdan en Castiliscar.

Su detención y asesinato causó una gran conmoción en toda la comarca. La gente hablaba de la joven maestra de Castiliscar a la que la habían matado, entre otras cosas, por ser acusada falsamente de haber mandado quitar los crucifijos en las escuelas.

Sin embargo, según testimonios recogidos por el historiador José Antonio Remón Aísa, cuando la sacaron de la cárcel de Exeya y la conducían al camión que le iba a llevar a su trágico destino, salía invocando entre gritos a la Virgen. "Es un caso más que viene a romper prejuicios, valoraciones y estigmas trasmitidos por los vencedores y asumidos por un amplio sector de la población".

Cándida fue detenida por la fuerza pública sublevada en Castiliscar y llevada posteriormente, junto con su hermano Manuel, a la cárcel de Exeya el 4 de septiembre de 1936. Ambos permanecieron allí detenidos hasta el día 16 en que los sacaron de la cárcel y los trasladaron hasta el lugar conocido como la Piedra de Canto, una roca al borde de la carretera que conduce al pueblo de Farasdués. Allí fueron fusilados y sus cuerpos trasladados a una fosa del cementerio de Farasdués. Aún no se han encontrado sus restos. Según testimonios orales, durante su cautiverio en la cárcel ejeana, Cándida sufrió reiterados abusos sexuales y vejaciones de sus captores, que se prolongaron hasta los momentos previos a su fusilamiento, en que fue violada por tres de sus verdugos en el lugar del crimen.

En el recuerdo popular quedó el sacrificio y muerte de esta mujer, que se convirtió en un paradigma de la brutal represión fascista que asoló esta comarca en el verano y otoño de 1936.

Desde los primeros momentos de la Guerra de 1936, como reflejo documental de la represión ideológica, política y económica, comienzan ya a generarse fundamentalmente tres tipos de expedientes: los expedientes de depuración, los penales, y los de responsabilidades políticas.

A Cándida, como otras muchísimas personas, no se le incoó ningún expediente. No tuvo defensa. En la carta que pocas horas antes de ser fusilada escribió a sus familiares, junto a su hermano Manolo, hasta tres veces nombra a Dios y aconseja a los suyos tener paciencia, dando muestras de confianza en la justicia. "No os preocupéis que, en esta ocasión, como en todas, son culpados los malhechores, pero jamás los inocentes", reza la misiva.

Al homenaje, que ha comenzado con la audición del tema del grupo Barricada dedicado a los maestros y maestras republicanos, se sumaron, además de miembros de la Corporación municipal, presidida por Daniel Machín, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, alcaldes de la comarca, familiares, miembros de asociaciones memorialistas, el secretario general de UGT-Aragón, Daniel Alastuey, y otras personas como Josefina Melero, quien siendo bebé Cándida tuvo en sus brazos en la cárcel de Exeya, mientras compartía celda con su madre, María Millán.

Este domingo en Uncastillo, las asociaciones memorialistas Charata y Chama, junto a otras entidades e instituciones, han enterrado y homenajeado a Lorenza Arilla Pueyo, Narcisa Pilar Aznárez Lizalde, Inocencia Aznárez Tirapo, Josefa Casalé Suñén, Julia Claveras Martínez, Isidora Gracia Arregui, Melania Lasilla Pueyo, Felisa Palacios Burguete, Andresa Viartola García y Leonor Villa Guinda -asesinadas por su destacado papel social y político durante la II República en Uncastillo- y Martín Cortés Lasilla, ejecutado en las proximidades de Sádaba.

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