Desde la crisis de 2013, que obligó a elevar el estado de alarma como consecuencia de los deslizamientos en la ladera derecha de la presa de Yesa y obligó al desalojo y posterior demolición de 103 viviendas, la asociación Río Aragón viene denunciando que los asentamientos de la actual presa han quedado tan fracturados e inestables que “resulta imposible garantizar factores de seguridad homologables a la normativa internacional”.
Es algo que han confirmado todos los estudios rigurosos realizados en los últimos años. Por eso, los responsables políticos de la obra se amparan en términos como “movimientos extremadamente lentos no significativos”, “movimientos con equilibrio estricto” o “movimientos con estabilidad suficiente” para continuar con una obra cuyo peligro ha quedado más que demostrado.
Una de las claves de lo que pasa en Yesa se encuentra en la necesidad de realizar un Modificado 4 que, como ha venido señalando la Asociación Río Aragón “será de alto coste económico y gran dificultad técnica”. Un modificado cuya redacción fue aprobada hace la friolera de seis años y para cuyo retraso la CHE ha sido incapaz de dar razones creíbles. En la práctica un nuevo proyecto que, entre otras cosas, debería dar soluciones a problemas que se desarrollan a más de 100 metro de profundidad, actuar sobre los efectos del agua en episodios de lluvias intensas, que se introducen por las fisuras de unas laderas no suficientemente conocidas contribuyendo a su desestabilización, o que debe resolver un nuevo emplazamiento para aliviaderos que han sufrido importantes movimientos.
Es de sumo interés conocer en qué consistirá ese Modificado 4. Por ello, desde la asociación Río Aragón, exigen “que llegado el caso sea sometido a información pública para que puedan ser escrutadas las soluciones que plantee y que, estamos convencidos, resultarán tan insuficientes como lo han sido las dadas hasta ahora”. Es éste un aspecto vital, si de verdad quiere primarse la seguridad de las personas que viven aguas debajo de la presa.
Desde la entidad de defensa del territorio recuerdan que “hace tres meses solicitamos formalmente a la CHE conocer el estado en que se encuentra dicho Modificado 4 y hemos recibido respuesta al finalizar el plazo del que dispone la administración para ello. La respuesta recibida no hace sino confirmar lo que hemos venido diciendo al asegurar que”:
El plazo de ejecución actualmente vigente finaliza el 30 de noviembre de 2027. Actualmente se está tramitando el proyecto de Modificación nº 4 de las obras, estando pendiente su aprobación. Durante el proceso de tramitación hasta su aprobación es supervisado y analizado por distintas unidades desde el punto de vista técnico, medioambiental y jurídico. Es por ello que se debe entender que la documentación que se solicita es un material inconcluso hasta que no se produzca su aprobación.
Llegados a este punto, se constata que “una obra adjudicada en 2001 y que debía terminarse en 2005, pasa a tener que aplazarse por tantos años como los que entonces se anunciaron, que el presupuesto de 113 millones de euros ha pasado a ser de más de 500, de ellos ya gastados más de 400, y lo más importante, que las incertidumbres constructivas y de estabilidad que pesan sobre ella lejos de relativizarse se han visto agravadas como consecuencia de la nefasta gestión en los trabajos de recrecimiento, actuando sobre un terreno de enorme fragilidad y en un entorno de sismicidad histórica más que relevante”, relatan desde Río Aragón.
“Entendemos que más pronto que tarde alguien tendrá que dar explicaciones mucho más suficientes de la que se les supone a las laderas. Mientras tanto exigimos verdad, transparencia y que se deje de jugar con el futuro de pueblos y gentes. El recrecimiento de Yesa no es posible y mucho menos en tiempos de crisis climática”, enfatizan.